Libro «La economía capitalista en la era digital»

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Presentación del libro

¿Qué fuerzas empujan la Historia? Hay quien piensa que la fuerza que son las ideas, otros creen que son las religiones, la economía, el poder, la lucha de clases, el lucro… Desde siempre el hombre se pregunta por el motor y el sentido de la Historia.


Hace quince mil años, en la zona comprendida entre Iraq y Siria, surgió nuestra civilización. ¿Por qué allí? De las 56 plantas silvestres con semillas más grandes y nutritivas, 32 crecen en su campo. En cambio, en Asia oriental, sólo seis. En América central sólo cinco, y en África subsahariana y América del Norte, cuatro, en Australia y en América del Sur, dos, y en Europa sólo una. ¿De verdad nos podemos creer que la geografía no tuvo ningún peso para que la agricultura y la civilización surgieran primero en Oriente Medio?

¿Por qué los cazadores recolectores nómadas se sedentarizaron y cultivaron la tierra, o por qué algunas ciudades se transformaron en imperios? Hay que recurrir a todo el arsenal de fuentes y ciencias. Todas las disciplinas científicas, desde las humanistas, como la filosofía, la teología, la historia… hasta las positivas, las matemáticas, la astrofísica, las neurociencias, la ingeniería biomédica o la biología computacional, nos acercan, parcialmente, al misterio de la Historia. De manera que, la verdad histórica, tarde o temprano, escapa a todo intento ideologizador, fundamentalista, integrista o político partidista.

¿Nos espera una nueva edad oscura, como sucedió tras el hundimiento del Imperio romano? ¿O daremos con una solución, como en la Europa de la Revolución industrial? ¿Vamos a hundirnos en un período de inestabilidad y guerras, en una auténtica edad oscura? ¿Se apagarán las luces y los motores cuando no tengamos energía con que alimentarlos? ¿O hay en alguna parte alguien que empieza a vislumbrar una solución?
De lo que no podemos dudar es que nos encontramos en una encrucijada ante el fin de una civilización y la antesala de otra. En este periodo, a nadie se le escapa la hegemonía de un vector transversal: la desvinculación, la fragmentación, la polarización extrema, que provoca enfrentamientos de unos con otros. Es la dialéctica de los contrarios que podemos observar en los cuatro sectores:

  • Económico: disputa entre el sistema monetario que pivota sobre el dólar y el fundamentado en el yuan.
  • Social: la desigualdad creciente entre una minoría y el resto de la población. Una desigualdad estrechamente relacionada con el acceso al trabajo y a la tecnología.
  • Político: ensombrecimiento de los horizontes fraternos y democráticos. Auge de populismos, nacionalismos, totalitarismos, dictaduras, rearmamentismo…
  • Cultural: confrontación en relación a la comprensión de los grandes pilares de la humanidad: la comprensión del sujeto, de lo que es ser persona, la forma de amar, de amarnos, la sexualidad, la familia y la transmisión de la vida.

El primer historiador que se atrevió a realizar un trabajo profundo sobre la naturaleza del declive de las civilizaciones fue el tunecino Ibn Jaldún, a su vez hijo de sevillanos huidos tras la reconquista, en el siglo XIV. Jaldún se quedó perplejo al observar las grandes ciudades romanas del norte de África y preguntarse cómo en esa zona las tribus bereberes y los vándalos venidos del norte por mar habían podido desplazar a Roma. Su obra ‘Muqaddima’ (Introducción a la Historia Universal) realiza un planteamiento general sobre los elementos comunes que marcan el declive de las civilizaciones. El concepto esencial que utiliza es el de ‘cohesión social’ Según él, las sociedades, al hacerse opulentas, se acaban perdiendo, hasta el punto de que entran en decadencia a pesar de su opulencia.
Llegados a un punto, civilizaciones “inferiores, pero más cohesionadas o minorías con recursos, pueden hacer caer a una civilización decadente sin cohesión de una forma relativamente rápida.

Contraportada del libro

Ibn Jaldun, Giambattista Vico, Stuart Mill, Bertrand Russell, Will Durant… todos han mantenido lo mismo: que las civilizaciones comienzan a morir cuando pierden la pasión moral que les dio forma. Ocurrió en Grecia y Roma, y le puede ocurrir a Occidente. Los signos son: caída de la tasa de natalidad, decadencia moral, mayores desigualdades, una pérdida de confianza en las instituciones, autoindulgencia por parte de los ricos, desesperanza por parte de los pobres, polarización y fragmentación, la incapacidad de hacer sacrificios presentes para poder beneficiar a las futuras generaciones y una pérdida de fe en las creencias antiguas sin que sea reemplazada con un nuevo esquema de valores.
Son señales peligrosas, y muchas de ellas están hoy en auge, fácilmente reconocibles. Aparecen todo tipo de distopias, con sus respectivas utopías, y viceversa. Es lo propio en los momentos convulsos de la historia. Sin embargo, nadie tiene respuestas a tantos interrogantes.

La Historia ha demostrado una y otra vez que, de las cenizas, siempre emergen nuevas esperanzas, que alumbran la senda de la Humanidad. De este modo, podemos entender la Historia como el proceso de aprendizaje racional y sobrenatural, salvaje y cruel, con el cual la Humanidad recrea y encarna la fraternidad universal.

En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, alimentadas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar a los hombres. El objetivo de este cuaderno es fijar un marco histórico y adentrarnos en las entrañas del sistema económico, para comprender la encrucijada histórica en la que nos encontramos.

Guillermo Rovirosa soñó con una economía que plantara cara a este sistema basada en la colaboración por la existencia y teniendo como centro a Dios y a los empobrecidos de la tierra. Por eso al final de libro incluimos un apéndice con sus principales obras sobre economía y animamos al lector a que se sumerja en ellas. Un inmenso horizonte se nos abre lleno de esperanza.

Este cuaderno recoge las ponencias del curso “Capitalismo en la era digital” que se realizó el 22 y 23 de mayo de 2021 en el Aula Malagón Rovirosa, organizado por el Movimiento Cultural Cristiano.

El responsable de Ediciones «Voz de los sin Voz»

“Para que el actual sistema económico deje de ser injusto, debe modificar el objetivo actual, de lucro y poder, por un objetivo de desarrollo de las personas y los pueblos. Urge proponer una economía adecuada para contribuir a resolver las grandes problemáticas que vivimos a escala mundial. La conversión económica será posible cuando vivamos una conversión de corazón, cuando seamos capaces de pensar más en los necesitados, cuándo aprendamos a anteponer el bien común al bien individual”.
(Papa Francisco)

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