Los buitres vuelan sobre Venezuela, en medio del desastre «chavista»

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Es necesaria ya una transición democrática y una salida de Maduro sin violencia en las calles; pero los buitres vuelan sobre Venezuela, en medio del desastre provocado por el chavismo. El respaldo de los países occidentales a Guaidó, no evita las dificultades financieras y de deuda que tiene que afrontar Venezuela, en una era «postchavista» Los Buitres vuelan sobre de Venezuela en medio del desastre económico y social.

No garantiza que un nuevo Ejecutivo pueda mantener a Venezuela a flote: su deuda pública es un lastre enorme. Recientemente, Guaidó les comunicó a los acreedores del Estado venezolano que él buscaría renegociar esas obligaciones tan pronto Maduro se separe del poder. Inmediatamente después, la cotización de los bonos soberanos se disparó al calor de la especulación de que Caracas honraría –¡por fin!– todos sus compromisos.

Recordando que el país cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo y valiosos yacimientos de oro, hierro y otros metales, el ingeniero de 35 años aseguró que no sería difícil obtener financiamiento ni llegar a acuerdos con los reclamantes.

Eso está por verse. El problema es que Venezuela les debe demasiado dinero a demasiadas instancias: 140 mil millones de dólares, hasta finales de 2018. Tenedores de bonos internacionales quieren recuperar 65 mil millones. China y Rusia piden el pago de 40 mil millones.

Préstamos a cambio de petróleo

La minera canadiense Crystallex y la petrolera multinacional ConocoPhillips recuperaron 1 mil millones de dólares tras amenazar al Ejecutivo de Nicolás Maduro con confiscar bienes del Estado fuera de Venezuela; pero, hasta entonces, el régimen chavista se había concentrado en saldar sus cuentas pendientes con China y Rusia, cuyos Gobiernos están entre los pocos que todavía apoyan a la Revolución Bolivariana. Otros tenedores de bonos venezolanos como Fidelity, Pimco, BlackRock, AllianceBernstein, T. Rowe Price y Goldman Sachs Asset Management se quedaron con las manos vacías; esas son las empresas que ahora se frotan las manos al oír que Guaidó está dispuesto a pagarles cuando las circunstancias políticas se lo permitan. Carlos Vecchio, quien fue nombrado por Guaidó como el encargado de negocios de Venezuela en Estados Unidos, subrayó el pasado 4 de febrero que un nuevo Gobierno honraría las deudas que fueran “legales” y “financieras”.

Eso preocupa a Pekín y a Moscú porque las deudas que Venezuela tiene con China y Rusia son del tipo “préstamos a cambio de petróleo”. “Los chinos temen que los opositores de Maduro lleguen al poder y se rehúsen a honrar los contratos firmados por el régimen chavista”, señaló Russ Dallen, un especialista en bonos venezolanos de Caracas Capital Markets, al dirigirse a un grupo de inversionistas hace poco tiempo. Por su parte, Kathryn Rooney Vera, estratega en jefe para inversiones de Bulltick Capital Markets, sostiene que el nuevo Gobierno venezolano tendrá grandes dificultades para endeudarse si no cancela sus obligaciones con Pekín. Gabriel Collins, del Instituto Baker de Políticas Públicas y cofundador del portal de análisis China SignPost ve venir una reestructuración de la deuda venezolana con China, con recorte de deuda incluido. “Eso le servirá a Pekín para recordar los riesgos de prestarle dinero a gobernantes inestables”, subraya Collins.

CITGO, la joya de la corona

¿Y qué hay de Rusia? Guaidó ha dado señales de querer honrar sus obligaciones con Pekín, pero no ha dicho nada sobre las deudas pendientes con Moscú, que en repetidas ocasiones socorrió tanto a Maduro como a su predecesor, Hugo Chávez (1999-2013). El gigante euroasiático le ha hecho préstamos a Venezuela de al menos 17 mil millones de dólares desde 2006. Para Helima Croft, directora global de estrategias para materias primas de RBC Capital Markets, la pregunta de rigor es si el presidente ruso, Vladimir Putin, cree que algunos miles de millones adicionales contribuirán a sostener al Gobierno de Maduro y a mantenerlo alineado con el Kremlin. Irónicamente, si Moscú deja que Caracas caiga en impago, Rusia podría terminar quedándose con uno de los bienes más valiosos de Venezuela en el extranjero: el gigante petrolero CITGO, con sede en Estados Unidos. En 2016, Maduro hizo un negocio con Putin para poder obtener un préstamo de Moscú.

La petrolera estatal rusa Rosneft recibió el 49.9 por ciento de las acciones de CITGO. Además, el 50,1 por ciento restante –actualmente en manos de la petrolera estatal venezolana PDVSA– fue colateralizado bajo un bono que pertenece a Rusia. “No me extrañaría que Rusia intentara cobrar lo que Venezuela le debe apropiándose de CITGO. Después de todo, esa acción disruptiva crearía caos en Estados Unidos”, arguye Russ Dallen, de Caracas Capital Markets. Sin embargo, a finales de enero, las cosas se complicaron para Moscú después de que Washington les impusiera sanciones a las exportaciones de crudo de PDVSA a Estados Unidos. Moscú tachó la prohibición de ilegal y el viceministro ruso de Finanzas, Serguéi Storchak, no pudo evitar comentar en voz alta que, ahora sí, Maduro estaba en graves problemas.

Fuentes: DW