Los cierres de Levi´s en Europa

1772

Fuente: Clean Clothes Campaign -1998

La multinacional ya en 1998 anunció el cierre de cuatro plantas de producción en Europa. Tres en Bélgica y una en Francia. En total más de 1.500 trabajadores a la calle. La compañía se saca de encima también dos plantas más en el estado de Tejas, despidiendo a más de 900 trabajadores y trabajadoras.

Estos hechos empiezan a ser habituales en los últimos años de actividad de la empresa multinacional. En un solo año, Levi’s cerró 11 plantas de producción entre Estados Unidos y Canadá. En San Antonio perdieron su empleo más de 1.100 mujeres. La compañía trasladó la producción a Costa Rica donde por un día de trabajo se pagaba lo mismo que por media hora en San Antonio.

De manera inversamente proporcional, los cierres de factorías Levi’s en Europa y Norteamérica se producen al mismo tiempo que se abren nuevas instalaciones en México y en China.

El pasado 5 de octubre unas 2.000 personas se manifestaron, frente al cuartel general de Levi’s en Bruselas, para impedir el cierre de las factorías europeas.

A nivel internacional las ventas de Levi’s no tienen nada que ver, geográficamente hablando, con sus centros de producción. Las ventas de la compañía confirman su crecimiento en Europa y Estados Unidos de manera acelerada, en Asia empiezan a subir y en América Latina lo hacen a un ritmo más lento.

Levi´s es una compañía que presume de tener conciencia social. Sus técnicos de marketing fueron los primeros en avisar a sus jefes de que la buena conducta social también puede ser un factor de venta, aunque no siempre se cumpla, pero que lo parezca. Levi’s fue una de las primera grandes compañías en adoptar códigos de conducta, aunque la efectividad de estos es dudosa al no estar controlados por ningún órgano independiente.

No hay control de las multinacionales

Los consorcios transnacionales han hecho enormes beneficios explotando la mano de obra barata en las Zonas de Procesamiento para la Exportación en Asia y las Zonas Francas en América Central, donde gobiernos represivos sofocan el descontento y la organización laboral, con el propósito de atraer inversiones extranjeras. La movilidad del capital transnacional, especialmente en las industrias de mano de obra intensiva y baja tecnología, han dado como resultado que los salarios desciendan en picada.

En 1991 se informó que el mayor productor de jeans de los Estados Unidos, Levi-Strauss, estaba usando mano de obra femenina en condiciones de trabajo comparables a las de una prisión, y en un esfuerzo por restaurar su imagen pública, respondió redactando el primer código de conducta corporativo. Desde entonces activistas de derechos humanos, sindicatos y otras organizaciones no-gubernamentales en América del Norte y Europa, han lanzado con perspectiva estratégica muchas campañas de consumidores. Kathy Lee, Gap, Nike, Reebok, Disney y Wal-Mart, y otras muchas marcas, han recibido el impacto de esas campañas. Gracias a los escándalos que han puesto al descubierto la explotación laboral de las corporaciones transnacionales en Asia y América Central, se ha forzado la creación de muchos códigos de conducta. Sin embargo, la efectividad de estos es controvertida, debido a que las investigaciones continúan revelando que las compañías usan sin obstáculo prácticas de explotación en la producción de sus mercancías. Por tanto, para las corporaciones transnacionales los códigos funcionan en buena medida como instrumentos de relaciones públicas. En los últimos años se ha encendido un candente debate acerca de cómo supervisar de manera efectiva el cumplimiento de los códigos.