Los inspectores de la ONU certifican que Sadam no tenía armas de destrucción masiva

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Los expertos descubrieron y destruyeron los arsenales iraquíes entre 1991 y 1993. Se acumulan las evidencias. El organismo de desarme de la ONU (Unmovic) afirmó ayer, al hacer balance de su misión, que no destruyó armas de destrucción masiva en Irak después de 1994. En los últimos 10 años los inspectores no encontraron pruebas significativas, excepto algunos flecos del antiguo programa armamentístico de Sadam Husein. El informe, que se presentará al Consejo de Seguridad en los próximos días, vuelve a confirmar las recientes declaraciones del inspector estadounidense David Kay, que negó la existencia del arsenal iraquí. 

Por ISABEL PIQUER

EL PAÍS | 03-03-2004

Se acumulan las evidencias. El organismo de desarme de la ONU (Unmovic) afirmó ayer, al hacer balance de su misión, que no destruyó armas de destrucción masiva en Irak después de 1994. En los últimos 10 años los inspectores no encontraron pruebas significativas, excepto algunos flecos del antiguo programa armamentístico de Sadam Husein. El informe, que se presentará al Consejo de Seguridad en los próximos días, vuelve a confirmar las recientes declaraciones del inspector estadounidense David Kay, que negó la existencia del arsenal iraquí.

«La destrucción de las auténticas armas de destrucción masiva se realizó entre 1991 y 1993. Aunque luego se encontraron algunas cosas, no se volvieron a descubrir armas después de esa fecha», indicó ayer el portavoz de Unmovic (Comisión de las Naciones Unidas para la Verificación, Inspección y Vigilancia), Ewen Buchanan.

La ONU viene a confirmar de forma oficial lo que ya dijo hace un mes David Kay, el ex responsable de la misión estadounidense encargada de buscar el arsenal de Sadam, en una devastadora comparecencia ante el Congreso, que «es improbable que hubiera grandes reservas de armas químicas y biológicas desplegadas con fines militares en Irak». El informe de Unmovic también tiene un tono claramente reivindicativo. Vilipendiada por Estados Unidos antes de la guerra, la agencia de desarme quiere recuperar su credibilidad. «No vale decir que los inspectores estadounidenses, británicos o australianos que están ahora en Irak son los más listos», comentaba al diario USA Today, Demetrius Pericos, el funcionario que sustituyó a Hans Blix, «y que los estadounidenses, británicos y australianos que trabajaban para nosotros no lo eran».

El documento hace balance de las misiones llevadas a cabo por Unmovic desde su creación en 1991. Concluye que tras el desmantelamiento del laboratorio de la Muthanna entre 1992 y 1994, el principal complejo de fabricación de armas químicas del régimen de Sadam, se destruyeron 38.537 municiones químicas cargadas y no cargadas, 690 toneladas de agentes de guerra química, más de 3.000 toneladas de precursores y más de 100 equipos de producción de este tipo de armas», y que tras esa operación, los inspectores no volvieron a encontrar arsenal significativo. Las últimas inspecciones realizadas justo antes de la guerra, entre el 27 de noviembre de 2002 y el 17 de marzo de 2003, más de 90 en total, tampoco encontraron «indicios del desarrollo ni de la producción actual o reciente de municiones prohibidas».

Desde el final del conflicto, Unmovic ha operado en el vacío, marginada por la coalición. «Unmovic no dispuso de información oficial sobre el trabajo, ni sobre los resultados de las investigaciones del Grupo de Investigación encabezado por Estados Unidos», subraya el documento.

El informe de Unmovic suena a despedida. Unmovic ha seguido trabajando todos estos meses con un equipo mucho más reducido, de unas 50 personas, y espera que el Consejo de Seguridad, donde presentará su balance la próxima semana, se pronuncie sobre su futuro. «El Consejo ha estado muy ocupado últimamente, ésta es una forma de recordarle que existimos», dice el portavoz, Ewen Buchanan. «La resolución 687 de 1991 dio a Unmovic la misión de comprobar y certificar el desarme iraquí, un primer paso para garantizar un Oriente Próximo libre de armas de destrucción masiva. No hemos cumplido nuestro mandato. Seguimos teniendo un deber de vigilancia a largo plazo y, como ha dicho muchas veces Blix, tenemos la experiencia para hacerlo. Sería una pena desaprovecharla».

Mientras, Unmovic seguirá «sacando lecciones de lo que se puede o debe hacer en situaciones similares», indica Buchanan, «para seguir fortaleciendo la labor de no proliferación».