Los niños que pulen nuestros diamantes

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En las ciudades de Jaipur y Surat se cortan y abrillantan las piedras preciosas para los mercados occidentales

J.L.R. Una niña pule piedras preciosas en un taller-vivienda en Jaipur

Un sonido constante recorre el barrio de Mithi Kothi, en la ciudad india de Jaipur. La basura se acumula en las esquinas y perros vagabundos corretean a su antojo. De las ventanas y puertas de las desvencijadas viviendas escapa sin descanso un zumbido. Es el sonido de la industria de las joyas. También el de la infancia rota. Miles de niños pulen en la turística «ciudad rosa» piedras preciosas y semipreciosas que abastecerán los mercados occidentales de la joyería y los complementos.

En Mithi Kothi las casas hacen las veces de taller de pulido y de vivienda. En su interior, niños de ocho y nueve años se esmeran en dar forma y brillo a las valiosas piedras en largas jornadas laborales. Sus pequeñas manos y su buena vista son perfectas para la tarea. Los exiguos salarios que reciben también son un aliciente para una industria internacional que reduce sus costes de producción en estos talleres.

J.L.R. Un chico en un pequeño taller de pulido

Sonia abandonó el colegio a los ocho años y lleva tres puliendo piedras. Sus manos están verdes por el polvo químico que se utiliza para darles brillo. La pequeña está ahorrando para su dote matrimonial. Su sueldo asciende a 40 rupias (0,5 euros) por día de trabajo. Por 20.000 rupias (unos 300 euros) podrá permitirse un marido en paro. Si consigue reunir 200.000 rupias (3.000 euros) —una utopía— aspirará a un ingeniero. Su padr, a quien no parece importarle que se tomen fotos de su hija trabajando, mira al cielo y exclama «Alá me ha dado siete hijas. ¿Qué puedo hacer? Las tengo que casar a todas».

Trabajan entre 15.000 y 20.000 niños

En Surat y Jaipur, los centros de este sector en la India, se calcula que trabajan entre 15.000 y 20.000 niños. No es raro que comiencen como aprendices y durante los dos o tres primeros años no cobren nada, más allá de un plato de comida. Después pueden ganar hasta 10 euros al mes por jornadas de 12 horas diarias. Con el tiempo desarrollan diferentes enfermedades, como dolores de espalda por las largas horas sentados, y problemas respiratorios provocados por la inhalación de los productos químicos y el polvo que desprenden las piedras.

J.L.R. Las pequeñas manos de los niños son perfectas para el pulido de piedras.

«Los niños son la mano de obra más barata. Además pueden trabajar muchas horas y son muy dóciles», explica Kailash Satyarthi, fundador y director de Global March. Su organización ha liberado a miles de niños esclavos en los últimos años. No sin dificultades. «Cuando hacemos una redada para liberar niños no decimos a la policía el sitio exacto, solo el área, de lo contrario les avisan porque reciben sobornos. Con el juez hacemos igual».

La industria internacional de las joyas ha encontrado una verdadera mina en la India. Aquí no quedan yacimientos, pero sí una mano de obra extremadamente barata y eficiente, que ha convertido al subcontinente indio en el centro mundial del corte y pulido de diamantes y piedras preciosas.

El 92% de los diamantes se cortan en India

La mayoría de los diamantes y piedras preciosas proceden de África. Tras su paso por Amberes, Nueva York o Tel Aviv, donde son catalogadas, viajan hasta el país asiático. Actualmente, el 92% de los diamantes, el 85% de los rubíes y el 65% de los zafiros se cortan y pulen en la India. Surat, en el estado de Gujarat, es el destino de los diamantes. Jaipur, el de las piedras preciosas.

J.L.R.   Un chico en un pequeño taller de pulido

Esta industria de 8.000 millones de euros anuales contaba antes de la crisis con cerca de un millón de trabajadores. La recesión económica ha dejado a 250.000 de ellos en la calle. Si en los países occidentales no se venden joyas, aquí aumenta el paro. Paradójicamente, la crisis ha ayudado a disminuir el número de niños en el sector.

La enmienda a la Ley de Trabajo Infantil, de 2006, establece que los niños menores de 14 años no pueden realizar trabajos peligrosos o duros. Pero en los dos años y medio transcurridos desde la entrada en vigor de la nueva ley ningún empresario ha sido condenado por emplear niños.

El Gobierno afirma que alrededor de 12 millones de menores trabajan en el país. Las organizaciones humanitarias elevan la cifra sustancialmente. «En la India hay cerca de 60 millones de niños trabajando, y otros 60 millones de adultos en paro», señala Satyarthi.