Treinta años después de la caída del muro de Berlín, otros muchos muros se levantan en Europa. Son los muros de la vergüenza que definiría el Papa.
Se construyen en tierra, en el mar, y en el ámbito digital, a través de la vigilancia y la identificación electrónica. Si aquel muro comunista se erigió por ideología, los actuales se alzan para frenar la llegada de migrantes y refugiados, una reacción defensiva de las sociedades europeas que se ha exacerbado desde la crisis migratoria del 2015. Unos muros que suponen un gran negocio para un grupo de empresas especializadas en seguridad, según indica el informe elaborado por Transnational Institut (TNI), el Centre Delàs d’Estudis per la Pau y Stop Wapenhandel.
“Una de las bases de las políticas de migración europeas es el discurso de que la migración es básicamente un problema de seguridad, es vista como una amenaza que necesita ser tratada con un aumento del uso de equipo militar y de seguridad”, dijo a La Vanguardia Mark Akkerman, autor del informe.
Desde 1990, se han erigido 1.000 kms de muros terrestres, el equivalente a seis muros de Berlín
Desde 1990, los países de la UE han erigido 1.000 kilómetros de muros terrestres, el equivalente a seis muros de Berlín, para frenar la llegada de personas desplazadas. Si se incluyen las operaciones marítimas para interceptar la migración, entonces estas murallas se extienden otros 4.750 kilómetros. Esto supone gran cantidad de inversiones. En concreto, desde el final de la guerra fría se han gastado como mínimo 900 millones de euros en muros y vallas terrestres, 676,4 millones en operaciones marítimas (2006-2017) y 999,4 millones en muros virtuales (2000-2019). Estos últimos son los sistemas elaborados por las compañías tecnológicas para controlar el movimiento de personas.
Mucho dinero en juego del que se ha beneficiado un número considerable de empresas, entre las que destacan tres grandes actores: la francesa Thales, especializada en armas y seguridad, que produce sistemas de radar y sensores; la italiana Leonardo, que proporciona helicópteros para la seguridad de fronteras, y la paneuropea Airbus, que facilita los helicópteros para patrullar las fronteras marítimas y algunas terrestres.
Fuente La Vangüardia