México cierra las puertas y encarcela a los menores que huyen de la violencia

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En los últimos dos años, México se ha convertido en el brazo ejecutor de las políticas migratorias de Estados Unidos. El objetivo es cerrar las puertas a quienes buscan cruzar la frontera, muchos de ellos desplazados por la violencia en de sus países.

Con el llamado “Plan de la Frontera Sur”, que se puso en marcha en agosto del 2014 por ordenes de Enrique Peña Nieto, México ha endurecido sus políticas migratorias más que el vecino país del norte.

Este año, las autoridades migratorias han deportado más migrantes provenientes de Guatemala, Honduras y el Salvador que Estados Unidos. Mientras el primero detuvo más de 70 mil 200 migrantes, México reportó la detención de más de 92 mil 889.

Tras la firma del Plan de la Frontera Sur, la detención de migrantes se ha disparado, los agentes federales desplegados en los estados del sur del país son los encargados de aprender a quienes intentan llegar a la frontera a bordo de “La Bestia”.

Algunos de los más afectados, son los menores centroamericanos que buscan refugio y una mejor calidad de vida en los Estados Unidos, luego de huir de la violencia generada por las pandillas en sus países.

Sólo en los primeros cinco meses de este año, México detuvo y deportó 11 mil 893 jóvenes menores de edad, cifra que comparada con los 8 mil 003 del 2014, advierte un incremento del 49 por ciento.

A decir del Instituto Nacional de Migración (INM), entre enero y mediados de julio de 2014 unos 7 mil 600 niños migrantes que viajaban sin la compañía de un adulto fueron deportados de México.

Para esa misma fecha, el gobierno de Estados Unidos reportó la captura de más de 57 mil menores. La mayoría –cerca de 44 mil– eran originarios de Honduras o El Salvador, mientras el resto eran mexicanos o de otras nacionalidades.

Cárceles para menores

Y aunque en México ingresar al país sin documentos, no es delito sino una falta administrativa, los migrantes provenientes de otros países son detenidos y encarcelados por el INM para iniciar su proceso de deportación.
Lo grave es que a los menores centroamericanos que son detenidos en su paso por México, son enviados a estaciones migratorias, que a decir de los activistas son verdaderas cárceles donde pueden permanecer meses antes de ser deportados.

Esto representa una contradicción ya que aunque legalmente los niños no pueden ser encarcelados, en México se les recluye en instalaciones similares a las prisiones donde hay barrotes, policías, hacinamiento, maltrato y abusos por parte de las autoridades.

Les cierran las puertas

Muchos de estos niños tienen derecho a solicitar refugio, pero las autoridades no lo conceden. En 2013, por ejemplo, de los 9 mil 893 menores que fueron detenidos por el INM, sólo a 50 se les concedió asilo.

A decir de las estadísticas tanto el flujo como la detención de menores de edad que viajan solos va en aumento. En 2011, el gobierno mexicano deportó a cuatro mil 100 niños de 12 a 17 años, en 2012 a seis mil 100, y en 2013 a nueve mil 893.

Sin embargo, en julio del año pasado estalló una “crisis humanitaria” causada por la migración de más de 62 mil jóvenes sin acompañamiento de algún adulto a los Estados Unidos, la mayoría proveniente del triangulo norte de Centroamérica.

De estos sólo 29 mil 449 jóvenes pudieron tener audiencia con algún juez migratorio del país del norte y de ellos 9 mil 289 lograron su permanencia en ese país en calidad de refugiados.

Adiós al plan

Tras un año de su aplicación, el pasado 6 de agosto se anunció la desaparición del Plan Frontera Sur, en razón de que en el marco de sus objetivos invadía funciones de la Secretaría de Desarrollo Social.

Además de no entender la integralidad del flujo migratorio en México, al cual, según los expertos, dispersó poniendo a los migrantes en condiciones de vulnerabilidad ante el crimen organizado y agentes policiacos o migratorios corruptos.

En este contexto, México no debe ni puede excluirse de la discusión internacional generada en torno a los desplazados a causa de la violencia en el mundo.

Autor: Pedro Cervantes