Motivos de son: Nicolás Guillén

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El poeta cubano Nicolás Guillén ha sido catalogado, no pocas veces, como «poeta negro», siendo considerado por algunos críticos como el mayor exponente de la Poesía Negra en habla hispana. Su canto es rebeldía y esperanza, llanto y sonrisa universal, a través de una elaboración poética valiosísima, auténtica revolución estilística, al tiempo que social. Como él mismo dice: Me encanta el estudio del pueblo. La búsqueda de su entraña profunda. La interpretación de sus dolores y goces…


El poeta cubano Nicolás Guillén ha sido catalogado, no pocas veces, como «poeta negro», siendo considerado por algunos críticos como el mayor exponente de la Poesía Negra en habla hispana.

En la segunda década del siglo XX, varios poetas de distintas partes de Iberoamérica se acercaron al mundo negro, una realidad apenas explorada hasta entonces, convirtiendo este motivo en tema sustancial de su creación. Sus recursos son aparentemente nuevos, aunque ya había habido antecedentes de esta Poesía Negra en nuestra lengua, tanto en clásicos españoles (Lope, Quevedo…) como en escritores hispanoamericanos coloniales. Y es que en las primeras décadas del veinte se vivió en la cultura occidental una «moda primitivista». Es la época del jazz, nacido de los cantos espirituales o religiosos de los antiguos esclavos norteamericanos, al tiempo que surge también allí un movimiento literario negro, que despierta por primera vez el interés de artistas y antropólogos hacia el África negra.

Tres factores posibilitaron, según Aurora Albornoz y Julio Rodríguez-Lis, el desarrollo del «negrismo» en Iberoamérica: la existencia de una vasta población de origen africano; la intuición poética, que ayuda a acercarse-entender al negro y a lo negro; y la creación de varios poetas dedicados a esta tarea, factores que encontramos en Cuba entre 1925-35. A partir de 1937, este ciclo de literatura negra en Latinoamérica se cierra, tras la antologización de este movimiento, coincidiendo con la formación de una doctrina crítica que lo enjuicia y el abandono de sus principales representantes
(Guillén publica, precisamente en este año, Cantos para soldados y sones para turistas, que supone su alejamiento de esta corriente), por lo que esta poesía se disuelve en otras corrientes poéticas, reapareciendo sólo ya posteriormente en manifestaciones aisladas.

Motivos de son es el título genérico con que, el 20 de abril de 1930, ocho poemas de un joven poeta de Camagüey aparecen en la página Ideales de una raza, del «Diario de la marina» de la Habana. Ese mismo mes se imprimen ya estos textos publicados en la prensa: «Negro bembón», «Mi chiquita», «Búcate plata», «Sigue», «Ayé me dijeron negro», «Tú no sabe inglés», «Si tú supieras» y «Mulata», que producen una verdadera conmoción en los círculos literarios de Cuba y, más tarde, de todo el mundo.

En esta época EE.UU. controla económica y políticamente la isla caribeña, con el beneplácito de una administración y una clase política corrompida, encabezada por el dictador Fulgencio Batista; así, Cuba se convierte en paraíso del juego y la prostitución para el turismo yanqui. En este contexto de corrupción y explotación, la población negra sufre especialmente con la segregación racial, por lo que un grupo de escritores e intelectuales adoptan posturas de descreimiento en todos los valores «oficiales» o de rebeldía.

Esta obra convirtió a Nicolás Guillén, para muchos, en el mayor representante de la Poesía Negra, ya que en ella recoge las palpitaciones líricas del sector más oprimido y menos comprendido del pueblo cubano, a la vez, el más explotado por cierta literatura que caracterizaba la figura del negro, restrictiva, parcial y equivocada.

Guillén recrea el habla del pueblo habanero, por lo que introduce numerosas alteraciones fonéticas («Tú no sabe inglés», por ejemplo, es el título de uno de los poemas). Pero no es un habla exclusivamente negra sino cubana, habanera, aunque hallemos la presencia de elementos propios de este sector; también los hay indígenas, que se han ido incorporando al español, junto a estos negros, hasta conformar el dialecto cubano.

En cuanto a los recursos estilísticos, utiliza varios que pueden llamarse rasgos «negros», como las onomatopeyas y las rimas agudas, que tratan de reproducir el sonido de la percusión de la música y los bailes africanos (jitanjánforas), las repeticiones y los estribillos, que dan al texto un ritmo «africano», junto al uso de voces afro-negroides y topónimos de dialectos africanos. Aunque, realmente todos estos recursos pueden denominarse como populares, y no exclusivamente negros, y que audazmente introduce junto a otros de carácter culto.

Motivos de son es la primera interrogación sobre la realidad de Guillén, en ella el poeta hace un revisión de sus vivencias, muchas «raciales», pero no exclusivamente, a su llegada a La Habana, en cuyos barrios más pobres se aglutinaban los descendientes de los esclavos africanos, para organizarse y constituir focos de resistencia cultural. Con esta experiencia el poeta asume su condición de negro, tratando la raza como concepto cultural y de valor ético.

Esta obra ha sido valorada por algunos críticos de manera preeminente dentro de su obra, aludiendo, entre otras razones, a la ausencia aparente de intención social. Pero no se dan cuenta de que, realmente, y tal como sostiene Fernando Ortiz, esta afirmación del espíritu cubano y del negro supone una afirmación consciente frente a las presiones y la explotación que a todos los niveles sufría la sociedad cubana.

Guillén utiliza en esta obra como forma de expresión una de las piezas musicales más populares y antiguas de Cuba: el son. La música es, sin duda, una de las más rigurosas afirmaciones de una nación, y la cubana ha dado resonancias al mundo que han llegado a todos los rincones. Según Cintio Vitier, la obra de Guillén parte precisamente del descubrimiento de las posibilidades poéticas escondidas en la estructura musical y el «temple anímico» del son, así, toda su poesía girará en torno a ese eje rítmico. Y explica el propio poeta:

He tratado de incorporar a la literatura cubana – no como simple motivo musical, sino como elemento de verdadera poesía – lo que pudiera llamarse poema-son.

La estructura del son utilizado por Guillén parece proceder del estribillo montuno del son popular cubano, ese que, como lo define Ramón Vasconcelos, salió de las cuerdas del tres… Sólo que La Habana le ha dado su malicia y su manía de filosofar las trivialidades del barrio bajo, el idilio en la acera, el chisme de la comadre, (…) la manera de caminar de la mujer de Antonio. Éste era generalmente interpretado por sextetos típicos hasta la década de los treinta del siglo pasado, del que toma el estribillo rítmico y el sentido final, donde todo queda resuelto entre risa y baile. Pero el autor, que sin duda logra captar la alegría del negro cubano, que es capaz de resolver las distintas situaciones de la vida, libera al son de comentarios jocosos y palpitaciones ancestrales, para servir de instrumento fino y dáctil de protesta social:

Mis poemas-sones me sirven además para reivindicar lo único que nos va quedando que sea verdaderamente nuestro.

¿Podemos seguir considerando a Guillén como «poeta negro»? Creemos que este autor va más allá de ser uno de los más importantes representantes de la Poesía Negra Iberoamericana, sobrepasando sus límites. En primer lugar, Nicolás Guillén se propone hacer una poesía «nacional», es decir, liberada; cubana y no sólo negra, en la que no se separan las esencias que integran al conjunto. El poeta desea que Cuba comience a descubrir el mestizaje que la define, pero también aportar al mundo, haciéndolo descubrir a otros, por lo que Guillén, eminentemente cubano, es al tiempo americano y universal.

Los motivos negros que aparecen en su obra están mediatizados por lo social. Toma la herencia africana de la cultura cubana, junto a estos motivos negros, y los integra en las inquietudes del conjunto del pueblo cubano. El negro, en situación de inferioridad en la sociedad de su tiempo, representa, por tanto, a todos los que sufren injusticia, se convierte en símbolo de los oprimidos. Su noción de negritud no es, como vemos, de carácter metafísico, sino que se trata de una filosofía de iniciativa histórica. Motivos de son, lejos del arte puro, recoge y se abre al dolor y la miseria.

Hay en esta obra, junto a esa intención social, según Ramón Vasconcelos, además, sabor folklórico, criollo, afrocubano, de patio; sabor a guanánaba, a mamey, a mojo agrio, a ron… Mestizaje, en definitiva, porque Guillén cree que Cuba es «mulata», que su pueblo está desarrollando una raza nueva, creada a partir de la incorporación e integración de múltiples culturas e influencias.

Ligado a su país, capta y expresa una realidad que le es propia, la habanera, pero que en el negro, el marginado social, se extiende a toda América, a todo el mundo olvidado. Su canto es rebeldía y esperanza, llanto y sonrisa universal, a través de una elaboración poética valiosísima, auténtica revolución estilística, al tiempo que social. Como él mismo dice: Me encanta el estudio del pueblo. La búsqueda de su entraña profunda. La interpretación de sus dolores y goces.