No sólo la Iglesia, también los partidos y sindicatos

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Si la Iglesia católica desapareciera de España, asilos, leproserías, centros del sida y enfermedades infecciosas, buena parte de los colegios, no pocas universidades, bibliotecas, manifestaciones artísticas en templos y otros centros quedarían seriamente lesionados. Muchos progres de salón tratan de enmascarar esta realidad incuestionable.

No sólo la Iglesia, también los partidos y sindicatos


A mí me parece excelente idea que la Iglesia católica viva económicamente de lo que aportan sus fieles, aunque en mi opinión debería ascender el 0,7 ahora aprobado hasta el 1,5%. Ese incremento no derivaría sólo del deseo de los católicos sino de la pura justicia. La Iglesia rinde un servicio excepcional al Estado y al bien común en sanidad, asistencia social, educación y cultura. Se gana cada año con el sudor de sacerdotes, monjas y religiosos ese 1,5% del que todavía está lejos. Si la Iglesia católica desapareciera de España, asilos, leproserías, centros del sida y enfermedades infecciosas, buena parte de los colegios, no pocas universidades, bibliotecas, manifestaciones artísticas en templos y otros centros quedarían seriamente lesionados. Muchos progres de salón tratan de enmascarar esta realidad incuestionable.


De la misma forma que la Iglesia va a vivir en el futuro de la aportación económica de los católicos, deberían arbitrarse en la declaración de la renta casillas específicas para que los ciudadanos señalen a qué partido, a qué sindicato, en su caso a ninguno de ellos, desean que se destine una parte de sus impuestos. ¿Por qué la Iglesia católica, sí, y el Partido Popular o Comisiones Obreras, no? ¿Por qué de los impuestos de todos los españoles se detraen cantidades copiosas para pagar los gastos de partidos y sindicatos que, en algunas ocasiones, se derrochan en campañas desmesuradas e, incluso, en instalaciones excesivas o suntuarias?


El Partido Popular, el Partido Socialista, el Partido Comunista, Esquerra de Cataluña, no deberían gastar más de lo que ingresan a través de las cuotas de sus afiliados y del tanto por ciento que se estableciera en las casillas correspondientes a rellenar en la declaración de la renta. ¿Por qué con los impuestos de los partidarios del BNG se tiene que pagar al PP? ¿Por qué con los impuestos de los que votan al PP se subvenciona a Carod-Rovira y su grupo de extrema izquierda? ¿No sería lo más lógico que el ciudadano rellenara o no casillas correspondientes a los partidos políticos?


Y lo mismo podríamos añadir con relación a los sindicatos. ¿Por qué una parte de nuestros impuestos se destina forzosamente a mantener a Comisiones Obreras y a UGT? ¿No sería lo razonable que cada ciudadano tuviera la posibilidad de decidir si quiere que una parte de lo que paga al Estado en su declaración de la renta se destinara a uno u otro sindicato o a ninguno?


La Iglesia católica hace una extraordinaria labor en muy diversos sectores en favor del bien común de los españoles. Los partidos políticos y los sindicatos, también, dentro de la democracia pluralista que bajo la Monarquía de todos preside la vida española. Parece lógico que en su declaración de la renta, el ciudadano decida a quién desea destinar una parte de sus impuestos. Tratemos, eso sí, a todos por el mismo rasero. Si la Iglesia católica deja de percibir partidas presupuestarias directas, que ocurra lo mismo con partidos y sindicatos. Que cada uno viva económicamente de las aportaciones y la decisión de los fieles, partidarios o afiliados. Eso sería lo razonable y lo adecuado, al margen de obsesiones antirreligiosas de siglos pasados que aquejan todavía a algunos, y de forma obsesiva. Zapatero I el de las mercedes no puede extender sus traumas de forma discriminatoria si no quiere que le apliquen un día, tal vez no lejano, el verso del poeta: «Y no hallé cosa en que poner los ojos / que no fuese el recuerdo de la muerte».


EL MUNDO / LUIS MARIA ANSON


Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.