Nuestro homenaje al fallecido Marcelino Legido: “Que la gente no tenga que morirse de hambre, ni avergonzarse de ser hombre»

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Por Voz de los sin Voz

Rezamos por Marcelino y damos gracias por su vida. Se nos ha ido al cielo uno de los grandes pensadores del siglo XX y uno de los más cualificados profetas, pastor y místico del cristianismo de nuestros días.

Legido destacó, como profesor de la Universidad de Salamanca, entre los años 1960 y 1970. De ese tiempo son sus trabajos sobre la antropología en Miguel de Unamuno, sobre X. Zubiri, y sobre filosofía griega.

En 1970 abandonó la Universidad de Salamanca, estudió teología en Alemania, y se ordenó sacerdote. Era un hombre de una gran altura intelectual, que hablaba con fluidez griego clásico. En Alemania decía misa a los emigrantes entre los cubos de la basura.

Poco después ejerció como cura rural en un pueblo perdido en los límites de Salamanca con Portugal: El Cubo de Don Sancho. El Cubo de Don Sancho es un pequeño pueblo salmantino. La mayoría de las tierras del Cubo de Don Sancho son de monte, dehesas que solo pueden destinarse a la cría de ganado. El afán de incrementar el patrimonio comunal y el trabajo solidario para que puedan vivir todos, han estado impulsados durante años por este ex -profesor universitario que se desvive como sacerdote por su pueblo.

Con la finca comunal adquirida, todo el mundo trabaja, hasta el cura. Las calles, las fincas, la piscina, se hacen por prestación personal, por trabajo solidario. Los vecinos han levantado en domingos y días de fiesta las aceras y los embarcaderos de ganado de la finca comunal de El Rollanejo.

Desde la llegada de la democracia formal, sus gentes, con Legido entre ellos, aprenden a vivir una democracia real. Los seis concejales y el alcalde se eligen en asamblea, con la participación del 90% de los electores. Pero ellos toman sus decisiones en Asamblea abierta. Todos unidos para trabajar sin desavenencias. Estar con los pobres significa compartir con ellos tu vida… desde el corazón, desde el dolor.

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Así enseñaba Legido a las gentes sencillas:

El individualismo y el mercantilismo destruyen la persona. Estamos asistiendo a algo terrible: el hemisferio sur de la humanidad se mancha cada vez más de sangre y el hemisferio norte, de basuras… Las multinacionales, con el endiosamiento del capital, han cambiado la filosofía griega: ya no es “serse para darse” sino “darse para serse”. Los dueños del capital ya tienen solución para la sangre derramada del sur y para las basuras del norte: que no se tengan hijos, en un caso, y que los basureros estén bajo tierra, en el otro…”

¡Qué fuerza y qué frescura transmiten las palabras del militante místico y el espiritual comprometido!

Fue también un importante maestro de espiritualidad. Irrepetibles fueron sus tandas de Ejercicios para presbíteros, en Villagarcía de Campos. Cientos de sacerdotes le tendrán en sus vidas y en sus oraciones. De ellos nacieron libros como “Ejercicio del Ministerio Sacerdotal” (1989) y “Aproximación a la Oración de Jesús” (1990).

Marcelino hablaba de vivir el cristianismo en “pequeñas fraternidades en el mundo de los pobres… Porque, a  pesar de las diferencias, en las pequeñas fraternidades somos todos uno. Todos nos sentimos unidos como hijos y hermanos en una misma familia y en una misma casa. Con la fuerza del amor cristiano, encontrado y compartido, marcharemos después al mundo para transformarlo, mientras esperamos al Señor”.

Son las dos caras inseparables de su experiencia: acción y contemplación. Y no hacía otra cosa que repetirnos que la experiencia de vida en cristiano sólo puede hacerse “creciendo hacia abajo”.

“En la Carta a los Corintios leemos que el Padre ha elegido a la gente que no vale, que no tiene poder ni dinero, sin cultura, marginada. En la nada, en el no-ser, en los basureros existenciales crecen las flores… Es algo extraordinario: el no-serse, el desvivirse para pasarse a otro y para que otros se sean y se pasen. ¡Lo que más vale es la nada de este mundo!…

Para que la vida germine hay que empequeñecerse al máximo… ¿Y qué sucede si un grano de trigo se junta con otro un poco mayor que tiene heridas abiertas?… ¿Y si uno se siembra en las heridas de Jesús?… – Entonces puede acoger los gritos y esperanzas, los latidos de la historia de la humanidad en sus heridas… Las grandes brechas se han abierto con un puñado de vidas… ¿Y si hubiera en nuestros pueblos una o dos personas sembradas en las heridas de Jesús?- Cada cual tiene que tomar sus decisiones y sus caminos, sabiendo que el camino de Jesús está abierto… Que nadie tenga miedo… No estamos siguiendo el camino de las reivindicaciones o del poder… En el abismo de la nada tiene que darse una creación nueva.

De una semilla pequeña crece un arbusto para que cualquier ave en vuelo hacia los nuevos cielos y la nueva tierra se cobije en la noche y tenga un trozo de pan, un cancionero y un libro… Intento apasionadamente buscar una senda donde la gente no tenga que morirse de hambre ni avergonzarse de ser hombre”

En todas las obras de Marcelino se une el misterio de Cristo con su presencia en los pobres. En todas, la gran teología se pone al servicio de los pequeños. Esa fue otra gran aportación que nos hizo Marcelino Legido.  Aparte de las obras mencionadas no podemos dejar de aludir a “Evangelio a los pobres” (1987); “Misericordia entrañable: historia de la salvación anunciada a los pobres” (1987); y “Luz de los pueblos” (1993). La última vez que le visitamos, ya muy enfermo, trabajaba en una lectura desde los pobres de La Carta a los Romanos. Era un especialista en San Pablo, el apóstol misionero.

Ha muerto Marcelino Legido, una de las voces proféticas más hondas del cristianismo español de los últimos tiempos. Marchó a abrazar a Jesús, a quien tanto amó. Jesucristo fue quien dio sentido a la enfermedad y a las noches oscuras de sus últimos años, y por Quien gastó toda su vida.