Obiang: ‘Soy un dictador. ¿Qué dirigente no lo es?’

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El presidente de Guinea Ecuatorial afirma que no reparte los beneficios del petróleo para que los ciudadanos ‘suden un poco’

Fuente: El Mundo 11/ 7/ 09

Un dictador porque dicta normas, un hombre que no soporta a los perezosos, el mandatario de un país en el que todos tienen de todo, el garante de la estabilidad de su nación. Si hacemos caso de las palabras del presidente, Teodoro Obiang, Guinea Ecuatorial es el paraíso. Y su líder, un modelo a seguir.

Se despachó a gusto el presidente de Guinea Ecuatorial en una rueda de prensa con medios españoles en la que permitió que todos le preguntaran sin censura. Rompió el estricto protocolo que los responsables de las relaciones con la prensa de su Gobierno habían establecido y se plantó ante los periodistas con valentía. Y con cierto cinismo.

¿Corrupto? Se reía. Hace tan sólo dos días, Human Rights Watch y Amnistía Internacional publicaban sendos informes en los que se denuncia que los beneficios que produce el petróleo (el 95% del PIB del país) sirven para enriquecer a la familia del presidente, quien además, no respeta los derechos humanos de la población de su país. Los informes han llegado a manos de Obiang, por supuesto, pero ni parpadeó siquiera cuando se le planteó la cuestión. «Es muy difícil el reparto de los recursos», dijo sin reparos. «No creo que esos expertos sepan hacerlo, por eso escriben esos informes». Para el mandatario, «el dinero no se reparte como los regalos de Navidad». No sólo eso. Si no se reparte es porque Obiang piensa que «los guineanos no quieren trabajar». «Yo no puedo regalar a un holgazán, a un absentista. ¿Por qué le voy a dar dinero? Tienen que sudar un poco, ¿no?». La retórica de Obiang es clara: «No queremos habituar a nuestra gente a esa actitud negativa que no contribuye al desarrollo del país».

¿Derechos humanos? Se reía. «Me llaman dictador, yo presumo de ser un dictador porque dicto las normas ¿Qué dirigente no es un dictador?». Además, considera: «No se puede hablar de violaciones de derechos humanos de una forma genérica. No sé si es un viejo expediente que tienen, porque no hay nada de eso, no hay ninguna tortura».

Guinea Ecuatorial se enfrenta a unas elecciones presidenciales dentro de unos meses. Entre finales de este año y principios de 2010 se celebrarán unos comicios en los que está previsto que Obiang vuelva a presentarse. «Antes de las elecciones mi partido elige a un candidato. Si me eligen a mí, no voy a renunciar. Yo soy el símbolo de la estabilidad de este país, y cuando estoy en el poder no soy yo, es el pueblo». Tampoco le molestó hablar sobre su continuidad en ese poder, continuidad que parece perpetua. «Aquí hay una democracia y yo no soy vitalicio. Esto no es una dinastía, aquí no hay monarquía».

Pese a sus declaraciones, nadie duda de que la presencia de dos de sus hijos en el Gobierno es algo estratégico. Uno de ellos, Teodoro, es además protagonista del informe de Human Rights Watch, algo que a Obiang poco parece importarle. «Mi hijo sabe mucho de agricultura (cartera que representa). Él tiene que hacer su política pero nadie prohíbe que el hijo de un presidente sea su sucesor. El pueblo es el que ve quiénes son los que pueden ser sus sucesores. Mi hijo tiene mucho carisma, todo el mundo le vota».

¿Blanqueo de dinero? Se rió. Pese a que son varios los países que investigan a Obiang y su familia por evasión de capital, el presidente lo negó. «No me preocupa. Yo no tengo de usar dinero de fuera, a mí no me interesa tener dinero fuera ».

¿Y la crisis? Pues tampoco. Dijo el presidente ecuatoguineano que allí «no hay ni un ciudadano que pueda decir que nota los efectos de la crisis». Es más, «el nivel de vida de la población ha cambiado drásticamente, la gente vive muy bien».

Pero cuando más firme se mostró fue al hablar de la prensa. El Gobierno de Obiang no concede visados a los periodistas españoles, algo que justificó por «el rol negativo» que jugó la prensa, a su entender, durante su visita oficial a España en 2006. «Ustedes jugaron muy mal, suciamente», dijo ayer. «Si seguís con la misma actitud yo no sé qué resultados habrá», comentó en referencia a la petición que realizó uno de los periodistas para lograr un visado durante las próximas elecciones.

En los anteriores comicios, Obiang ganó por goleada y la oposición, liderada por Plácido Mico, logró tan sólo un escaño. Ayer por la mañana, en la residencia oficial del embajador español en Malabo, Mico criticaba la situación de su país. «Este Gobierno no se conforma con robar quiere reducir nuestra presencia a la nada. No veo voluntad de Obiang para avanzar hacia la democracia y los derechos humanos».

Pero nada inmuta a este hombre de 67 años que lleva más de 30 años en el poder de un país que se ha convertido en el tercer productor de petróleo de África subsahariana, sólo por detrás de Nigeria y Angola. Tiene dinero y eso calla muchas bocas. «Acepto la crítica, pero no la violencia», dice.

La diplomacia, sin diplomacia

El mismo día de su llegada a Guinea, Miguel Ángel Moratinos dio muestras de muchas cosas menos de diplomacia. Es cierto que España se juega mucho dinero en este viaje, en el que acompaña al ministro una nutrida representación de empresarios, pero su actitud del pasado jueves por la noche le ha reportado más de una crítica.

Llegó al hotel de la delegación, después de una cena oficial, gritando y llamando a una de las periodistas enviadas especiales en el país. Delante de la mayor parte de la delegación, el ministro reprochó a la redactora que hubiera emitido una crónica (la de más arriba) en la que señalaba que dos informes denuncien la corrupción del Gobierno de Obiang y su falta de respeto hacia los derechos humanos. «Este viaje es muy importante y los empresarios se me han quejado de la crónica que has enviado», lanzó el ministro. Insistió en sus críticas, lo que le llevó a una discusión que parecía no tener salida. Hasta el punto que, gracias a la mediación de otra periodista, terminó pidiendo perdón.

Después, el diputado de ERC Miquel Bofill reprochó a Moratinos el homenaje que horas antes había rendido a Fraga.

Ayer por la mañana, los empresarios manifestaron su «sorpresa» por «la falta de diplomacia del jefe de la diplomacia».