Para SERVIR a DIOS y al DINERO

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Retiros espirituales para ejecutivos y cursos de ética en los monasterios . En las empresas norteamericanas se multiplican los grupos religiosos, así como los desayunos de oración y las sesiones de estudio basadas en la Biblia, dirigidas a ejecutivos.


Por José Mª Navalpotro

En las empresas norteamericanas se multiplican los grupos religiosos, así como los desayunos de oración y las sesiones de estudio basadas en la Biblia, dirigidas a ejecutivos. Mientras, un abad benedictino se dedica, con éxito, a organizar retiros espirituales para ejecutivos de la city londinense.

Aunque estas iniciativas tal vez puedan parecer novedosas, en realidad la Iglesia se ha preocupado por mejorar la formación humana y espiritual de personas en todo tipo de circunstancias y profesiones -incluidos los ejecutivos-, ya que, como ha recordado el Concilio, todos están llamados a ser santos. Así, han surgido centros de promoción de la mujer, institutos de formación profesional, universidades, escuelas-taller y otras iniciativas. El mundo de la economía no podía quedar al margen y, de ahí, la creación de escuelas de negocios con inspiración cristiana en todo el mundo. Unas escuelas que, como otras iniciativas para ejecutivos, pretenden que las personas que trabajan en los negocios mantengan su relación con Dios.

Al parecer, el mundo de la empresa, de los negocios y de los beneficios económicos comienza a darse cuenta de que no todo está en las ganancias y en la cuenta de resultados. Es cierto que no hace demasiados años era relativamente frecuente en España, y en otros lugares, que las empresas realizasen retiros espirituales para los empleados, o que en grandes centros de trabajo existiesen capillas para los trabajadores.

Parece lógico que el hombre de negocios, enfrascado en una actividad frenética, desee parar de vez en cuando para atender a Dios y preguntarse qué está haciendo, qué sentido tiene lo que hace y a dónde quiere ir.

Hace diez años nadie habría podido predecir la explosión de intereses espirituales dentro de la «supuesta» comunidad secular. Pero actualmente en América la formación de asociaciones cristianas es uno de los muchos caminos que la gente de negocios está tomando para conseguir un estado de equilibrio emocional y una orientación en sus vidas, asegura Laura Nash, Directora del Instituto sobre Valores del Liderazgo de la Harvard Divinity School (Cambridge, Massachusetts).

Varios expertos han percibido como si hoy en día una renovación espiritual estuviese recorriendo el mundo empresarial estadounidense. El viejo prejuicio contra hablar de Dios en el lugar de trabajo parece caer en desuso, y en muchas empresas norteamericanas se ha puesto de moda que altos ejecutivos se reúnan en desayunos de oración y conferencias espirituales.

Por ejemplo, en Minneápolis, ciento cincuenta directores de empresa comen una vez al mes en un prestigioso club privado para escuchar a directores ejecutivos derivar soluciones comerciales a partir de pasajes de la Biblia.

Según datos de la Hermandad Internacional de las Compañías por Cristo, citados por la revista Reforma, hay actualmente en Norteamérica cerca de diez mil grupos que se reúnen regularmente en los lugares de trabajo para hablar sobre la Biblia o para hacer oración.

Un capellán en PIZZA HUT

De hecho, Taco Bell, Pizza Hut, las filiales de las tiendas Wall-Mart en Estados Unidos, y otras empresas, están empezando a contratar capellanes (más o menos como en el Ejército), disponibles para satisfacer cualquier necesidad religiosa que les soliciten. Estos sacerdotes, o pastores, visitan a empleados hospitalizados, dan apoyo cuando sobrevienen crisis nerviosas; ayudan a quienes amenazan con suicidarse; ofician las bodas de los empleados o celebran sus funerales.

Hace sólo diez años, si los empresarios norteamericanos hubieran intentado esto mismo, posiblemente habrían sido objeto de burlas. Pero las cosas han cambiado, hasta el punto de que en el número de julio-agosto de 1999 de la revista Harvard Business Review apareció un caso práctico sobre la creación de grupos religiosos -en concreto, cristianos- en el trabajo. Era una muestra de un fenómeno que se extiende por las empresas estadounidenses.

En realidad, las respuestas recogidas por la revista de Harvard denotaban cierto prejuicio, por parte de los encuestados, hacia la religión, relacionándola casi siempre con un riesgo de intolerancia. Sin embargo, de los consultados por la revista, el que tenía mayor experiencia práctica, Gregory Poole Jr. Presidente emérito de una empresa de Carolina del Norte especializada en materiales de construcción, no dudaba en afirmar: Las asociaciones de cristianos, cuando se mueven con las mismas normas que otros grupos, sirven para promover la fe de sus miembros y benefician a la empresa.

Emigrantes y espiritualidad

La afluencia de inmigrantes de los puntos más lejanos del globo a los lugares de trabajo ha provocado que aumente el conocimiento de los norteamericanos acerca de la amplia variedad de creencias. A lo largo y ancho de Estados Unidos, por ejemplo, miles de musulmanes no tienen reparo en desenrollar en plena oficina sus esterillas para la oración. En consecuencia, muchos cristianos se sienten espoleados: Si un seguidor del Islam no tiene respetos humanos, ¿por qué los voy a tener yo para sacar la Biblia un rato, o para hablar de Dios con mis compañeros?

Además, las encuestas coinciden en que la gente da mayor importancia a su espiritualidad. Según una encuesta de Gallup, cerca del 95% de los estadounidenses afirma creer en Dios o en un espíritu superior; y casi la mitad, el 48%, decía que había hablado de sus creencias religiosas ese día en el trabajo.

Es Estados Unidos, la mayor atención a los valores religiosos en las empresas puede establecerse en torno a finales de los años ochenta, cuando se extendió una corriente general de aversión hacia la codicia. Fue el momento en el que los directivos, decididos a purgar sus empresas de prácticas inmorales, por ejemplo, negociar con información privilegiada, comenzaron a redactar declaraciones éticas, como una forma de dar ejemplo a sus empleados. Y una vez que las palabras virtud, espíritu y ética traspasaron la puerta, Dios no estuvo muy lejos. Libros de gran venta como Jesús, CEO (Jesús, director ejecutivo) o The Seven Habits of Highly Effective People (Los siete hábitos de la gente sumamente eficaz) empezaron a llenar las librerías de los ejecutivos. Aprovechando el momento, gurús espirituales como Deepak Chopra y Scott Peck empezaron a asesorar a algunos dirigentes empresariales sobre cómo podían vincular la nueva espiritualidad a sus técnicas administrativas.

Hoy en día son muchos los ejecutivos que buscan unos días de retiro espiritual. Y las congregaciones y grupos religiosos han incrementado su oferta en este sentido. Por ejemplo, mediante internet uno puede inscribirse en alguno de los ejercicios espirituales dirigidos a hombres de negocios que organizan los religiosos pasionistas de Nueva York; o a los del centro jesuita El Retiro, en Los Altos, California. O al programa Espiritualidad y Trabajo que imparten los marianistas de California y Hawaii, de 7 a 9 de la noche, con sesiones tituladas: Dios en el trabajo, Trabajo sin Dios, Trabajo y descanso, ¿Cómo ve Dios nuestro trabajo? y Una espiritualidad del trabajo.

En la «CITY»

También al otro lado del Atlántico los yuppies buscan a Dios. Ya desde hace años, varios ejecutivos se reúnen en una iglesia de la city londinense para asistir mensualmente a los retiros espirituales que predica un sacerdote del Opus Dei, antes de que comience la jornada laboral.

Ahora, fuera del centro de negocios de Londres, un abad benedictino, Dermot Trudget, organiza con éxito retiros, a los que también acuden responsables de grandes empresas y bufetes de la city. El P. Dermot, antes de dedicarse a la vida religiosa -en la que entró a los 46 años-, fue directivo de una empresa de hostelería y profesor universitario: Me di cuenta de que mi vida se había construido sobre la ambición, era un círculo vicioso. Después de un cargo, otro más prestigioso, con un sueldo más cuantioso y así siempre. Me pregunté si de verdad esta continua carrera merecía la pena, con un trabajo que absorbía todas mis energías. La misma pregunta se han hecho muchos de los que vienen a pedirme ayuda. Son personas cultas, preparadas, inteligentes. Lo que sucede es que les falta la atención a las cosas del espíritu.

Ahora realiza retiros espirituales de 48 horas, durante los fines de semana, en su abadía benedictina de Douai, a las afueras de Reading, localidad al sur de Londres. El éxito de convocatoria ha sido tal que, en ocasiones, incluso ha habido bufetes o grandes empresas que han pedido que el P. Dermot fuera a su sede a dirigirles estos retiros.

El proyecto completo son seis retiros anuales, con el fin de ayudar a los ejecutivos a encontrar la paz espiritual que han perdido con el ajetreo diario. El ciclo completo de los retiros abarca los siguientes temas: Ganar o vivir, Las virtudes del trabajo, Las relaciones en el trabajo, Responsabilidad y comportamiento ético, Gestión del éxito y del fracaso, Diseñar un plan de vida espiritual.

¿Quiénes acuden? Personas con profundas convicciones religiosas, en su mayor parte, aunque también algunos que sólo buscan la armonía personal Ya no se trabaja sólo para ganar más, o porque sea una obligación moral, sino porque gusta o satisface y con frecuencia se trabaja en grupo, con la ayuda de compañeros. Pero siempre queda el problema de saldar las cuentas con el error, con los fallos, una experiencia que la sociedad niega, pero que siempre sucede. Es en los momentos de crisis cuando entramos en relación con nosotros mismos, aunque sea una experiencia dolorosa, difícil de vivir. Es más, en la perspectiva benedictina el sufrimiento del trabajo es un medio de redención que nos acerca más a Dios, asegura el P. Dermot.

Cursos de ética

Otro benedictino, al otro lado del Canal de la Mancha, organiza actividades similares, que entran más en el campo de la moral que de la espiritualidad: no son retiros, sino seminarios sobre ética. En Francia, el P. Hugues Minguet, anteriormente asesor legal de empresas, imparte en su monasterio de Ganogobie cursillos sobre ética en los negocios a 300 ejecutivos y estudiantes, que cada año se apartan al recinto monacal para intentar resolver los conflictos morales entre sus creencias y su carrera profesional.

Cinco veces al año, Ganogobie alberga cursos dirigidos específicamente a los alumnos del Institut Superior des Affaires (ISA), perteneciente a la escuela de negocios de Altos Estudios Comerciales de París. En otras ocasiones, el monasterio da cobijo a sesiones sobre temas más especializados: por ejemplo, cómo crear un equipo de trabajo. Otras veces cede sus instalaciones a empresas para cursos muy concretos: para Avis (alquiler de coches), sobre «bienvenida»; o para el grupo hostelero francés Accor, sobre «servicio». Son asuntos, que, aunque de forma indirecta, también tiene que ver con la ética (y, en concreto, la bienvenida y el servicio, tienen bastante relación con el ideal benedictino).

Según el P. Minguet, su meta es ayudar a la gente a establecer una serie de pautas morales de comportamiento en el mundo de los negocios, que tantas veces se convierte en una jungla anárquica. El benedictino encuentra que en los alumnos del ISA se dan cita grandes esperanzas de comportamientos éticos, mezclado con grandes dosis de cinismo. Cerca del 80% de los hombres de negocios esperan de sus jefes una moral elevada, mucho más que cualidades técnicas, advierte. Pero al mismo tiempo hay un cierto cinismo, al ver cómo los directores no practican lo que predican. Las empresas pueden tener Cartas con principios éticos, pero frecuentemente sus prácticas son muy diferentes. Ganogobie, asegura el P. Minguet, está en cierto modo, en el cruce entre estos dos mundos. Los cursos para ejecutivos no son confesionales y, de hecho, la mayoría de los asistentes, aunque sean cristianos, no son practicantes.

En la Universidad

Como en los cursos para universitarios en Francia, este interés por la espiritualidad se extiende a la docencia. En España, dos de las más prestigiosas escuelas de negocios, el IESE y ESADE, tienen una orientación católica. También gozan de reconocido prestigio otras escuelas de negocios promovidas por personas del Opus Dei en todo el mundo, como el IAE de Argentina; el IPADE de México; Lagos Business School en Nigeria; INALDE, en Colombia, etc. El hecho de que muchas de ellas tengan su sede en países en desarrollo indica que estas iniciativas suponen un crecimiento del capital humano del país, al crear una capa de dirigentes preparados profesionalmente y con una orientación moral.

Por otra parte, algunas universidades norteamericanas, como la de Denver, la de New Haven, y la de santo Tomás en Minnesotta han abierto centros de investigación dedicados a la espiritualidad y los negocios. Y, desde 1990, se ha cuadruplicado el número de libros sobre estos temas que llegan a las librerías cada año: en el año 2000 fueron cerca de 80. Uno de los más recientes es Ethics for the New Millennium, del Dalai Larr, que se ha convertido en un éxito de ventas de libros empresariales.

En España también hay retiros para ejecutivos

Pelegrín Muñoz es capellán de la sede madrileña del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE), considerada una de las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo. Aquí se organizan un par de cursos de retiro al año, a los que asisten ejecutivos y gente de empresa, en su mayor parte, conectados con la escuela. En cada convocatoria, el aforo queda absolutamente lleno.

La invitación se hace mediante carta, individualmente: en estos retiros lo que prima es la invitación personal.
Al hablar sobre los móviles que impulsan a un yuppie a dejarlo todo por unos días (en concreto, dos y medio), Pelegrín Muñoz explica que es una ocasión para pararse del ajetreo cotidiano y pensar en esas cosas sobre las que habitualmente no reflexionan, ocupados en las faenas del día a día. Aquí se detienen a examinar cómo va su relación con Dios. Un retiro, continúa, les ayuda a rectificar en su vida. Con frecuencia se dan cuenta de que no todo es trabajar. Además, por ejemplo, sacan propósitos de dedicar más tiempo a la familia y a los hijos.