Por primera vez toda España pierde españoles

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Rafael Aníbal, madrileño de 29 años, tiene una licenciatura en Periodismo, un posgrado y un máster, elevado nivel de inglés (estudió dos años de instituto en Boston) y acreditada experiencia como cajero de supermercado, teleoperador, lavaplatos, becario a jornada completa por 300 euros al mes…

Casi medio millón de personas ha abandonado el país en lo que va de año

Desde hace cuatro días, vive en Tel Aviv Israel), a donde se ha exiliado «enfadado con España» y harto de «sentir que no hay futuro».

El 70% de los amigos de Rafael Aníbal, chicos inquietos, brillantes y preparados como él, se encuentra en paro. Rafael Aníbal ha tenido más suerte y ayer empezó un máster sobre diplomacia y seguridad becado por el Gobierno israelí.

«Lo peor de esta crisis es que te entran muchas dudas sobre ti mismo: piensas que quizá no eres bueno, que no vales…», contaba ayer por teléfono desde Tel Aviv. Lo dice quien, durante el año que estuvo sin trabajo, hizo de todo menos estar parado. Entre otras cosas, publicó un libro sobre la corrupción política en España y creó la web que es referencia de todos los jóvenes emigrantes españoles: Pepas y Pepes, en alusión a aquella época, allá por los años 70, en la que los españoles se iban a buscarse la vida a Alemania.

Peor o mejor que Rafael Aníbal están las 420.150 personas que han abandonado España sólo en lo que va de año. Según las Estimaciones de la Población Actual, que ayer publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), 54.912 de ellas son españolas y 365.238, extranjeras, que o bien han regresado a casa o se han marchado a buscar fortuna en otros países.

La espantada por culpa de la crisis económica es más acuciante que nunca y, por primera vez, el INE ha detectado un saldo migratorio negativo de españoles en todas las comunidades autónomas. En otras palabras: todo el país, sin excepción, pierde población autóctona.

El saldo migratorio es la diferencia entre las personas que entran (282.522) y las que salen (420.150) y da como resultado una pérdida de población (137.628 habitantes menos sólo en nueve meses) que se ha disparado de forma espectacular en el último año. España ya perdió habitantes en 2011 (50.090 personas menos), pero, hasta ahora, esta situación no se había reproducido en todas las regiones. En 2012, todas pierden españoles. Y sólo cuatro de ellas, junto a Ceuta, no registran un saldo migratorio negativo total gracias a que ganan extranjeros. Se trata de Andalucía, Asturias, Baleares y Canarias.

En definitiva, la peligrosa combinación de envejecimiento y huida que hasta hace poco sólo se daba en algunas zonas del norte de España (pueblos donde apenas nacían niños y los jóvenes se marchaban en desbandada) se ha extendido por todo el país. Sólo Cataluña ha perdido 77.524 habitantes en apenas nueve meses, 6.521 de ellos españoles. Ya no somos tierra de acogida. De principales receptores de inmigrantes hemos pasado a ser exportadores de personas. Perdemos 25.539 españoles y 112.089 foráneos.

Los peores augurios demográficos ya se han cumplido con creces. Hace unos días, el Ministerio de Empleo vaticinó que España perdería un millón de habitantes hasta 2020. Sus pronósticos eran que vendrían 450.000 inmigrantes anuales, pero, como la emigración superaría esta cifra, la población se reduciría en esta década en 945.000 personas. Sin embargo, según los últimos datos del INE, en los nueve primeros meses de 2012 sólo han venido 282.522 inmigrantes y estamos lejos de alcanzar los 450.000 esperados. De hecho, se da una circunstancia escalofriante: en menos de dos años ya hemos perdido 927.890 ciudadanos.

Y eso que estas cifras del INE están infravaloradas, porque los datos de españoles que se van al extranjero sólo constan cuando éstos se inscriben en el consulado, un trámite que sólo sirve para votar por correo o renovar el pasaporte. Así que hay muchos que no se apuntan o que lo hacen pasados varios meses o incluso años.

«Seguramente hay muchos más españoles que se han ido», indica Amparo González, investigadora del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Esta experta en demografía y migraciones recuerda que entre los españoles que se marcharon se contabilizan también los extranjeros de origen nacionalizados españoles. Según sus propios cálculos, el 72% de los españoles emigrados durante 2011 nació aquí y el 28% se nacionalizó durante su estancia en España.

¿Y qué extranjeros se marchan más? Según datos de 2011, los marroquíes, seguidos de los rumanos, los ecuatorianos, los bolivianos, los paquistaníes y los chinos. A los españoles que emigran les acogen, sobre todo, en Francia, Argentina, Venezuela, Alemania, Reino Unido y EEUU.

La estadística del INE se completa con otros datos que apuntan a un país envejecido y despoblado.

Por un lado, cada vez nacen menos niños (el número de hijos por mujer vuelve a descender, esta vez a 1,39) y cada vez se tienen más tarde (nuevo récord: a los 31,35 años). Por otro, cada vez hay más ancianos porque la esperanza de vida es cada vez más alta (79,33 años para los varones y 85,13 para las mujeres).

Rafael Aníbal, el madrileño recién aterrizado en Tel Aviv, lo tiene claro: «España me da miedo, yo ya no creo que vuelva».

Autor: Olga R. Sanmartín