PUDO HABERSE EVITADO la TRAGEDIA HUMANA.

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Los desastres naturales no son inevitables; todo lo contrario, pueden gestionarse y reducirse tomando las decisiones políticas y técnicas apropiadas. Los desastres son predecibles y no son tan naturales como frecuentemente se señala. Efectivamente se producen por la incidencia de procesos ambientales como son los terremotos y los tsunamis, los huracanes o las sequías; pero es a consecuencia de su interacción con determinadas intervenciones humanas (como la urbanización, la deforestación, la falta de políticas preventivas y de preparación ante los desastres), lo que determina que finalmente se desencadene un desastre como el que ha ocurrido en los países del Sureste Asiático. Es fundamental poner la atención en las causas que definen de antemano la vulnerabilidad, para prevenir y evitar el desastre. El Sistema de Alerta Temprana no hubiera evitado el maremoto y los tsunamis consiguientes, pero sí hubiera alertado a la población para evacuar la costa, y salvar miles de vidas. Existe una estrecha relación entre la situación de miseria y empobrecimiento de los países del Tercer Mundo y el riesgo de desastres. Sólo el 1,8% del total de muertes de este tipo se produce en los países enriquecidos.


El maremoto deja más de 100.000 muertos y 5 millones de desplazados

UN SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA PUDO EVITAR LA TRAGEDIA EN ASIA

Olas gigantes se detectaron a tiempo, pero no hubo un sistema de alerta. Los científicos del Centro Nacional de Maremotos en Hawai dijeron que si los países asiáticos hubieran instalado en sus naciones equipos de prevención, la tragedia no hubiera tenido tal magnitud. De hecho, en junio varios científicos advirtieron durante una conferencia de la ONU de que existía un «significativo riesgo de tsunami» en esa región marítima y afirmaron que los países afectados debían actuar.

El Centro de Hawai informó 15 minutos después del maremoto a los 26 países conectados al sistema, de la posibilidad de que se produjeran olas de gran magnitud, para que tomaran las medidas preventivas. Según los expertos, aunque los tsunamis se mueven a una velocidad de hasta mil kilómetros por hora, se podrían haber salvado miles de vidas en el sur de Asia, si los países afectados, hubieran estado conectados al sistema internacional de alerta temprana. «Les anunciamos que esperaran olas muy altas. Que se alejaran del mar. Que se adentraran en la tierra», dijo Alfred Aya, jefe de Emergencia del Instituto de Cannon Beach en Oregon. Los científicos dijeron además que el epicentro del terremoto se ubicó al occidente de la costa de Sumatra, y las marejadas golpearon Sri Lanka dos horas después, la India tres horas más tarde, y llegaron a la costa de África luego de seis horas.»Es una tragedia, el programa contra los tsunamis en Estados Unidos es el mejor del mundo… Se pudo evitar», agregó Eddie Bernard, del Instituto Nacional Oceanográfico.
Existe un ejemplo probado de un sistema de alerta temprana de este tipo: en el Pacífico. Veintiséis países de la zona ya se han unido a él, y en las últimas décadas esta red nunca falló: los cinco tsunamis que surgieron en estos años fueron predichos. En los casos que se registraron víctimas, como en 1960 en Hawai, se debió a que la gente no hizo caso de las alertas. El Pacific Tsunami Warning System (PTWS) fue creado en 1948 y tenía como fin la protección de la población de EEUU. En 1965 se hizo multinacional.
Algunos expertos dicen que las autoridades del sur asiático no creyeron que sus países estaban en peligro y por esa razón no instalaron equipos de prevención de desastres.

Los tsunamis se mueven a una velocidad de hasta 1.000 kilómetros por hora, tan rápido como un avión a reacción. Aun así, expertos estadounidenses emitían ayer un juicio unánime: se podrían haber salvado miles de vidas en el sur de Asia si los países especialmente afectados por la catástrofe del domingo, como la India o Sri Lanka, hubieran estado conectados al sistema internacional de alerta temprana.

«Nadie tiene que morir por un tsunami (ola gigantesca). No hay motivo alguno para ello», afirmó ayer Tad Murty, un experto de la Universidad de Manitoba, en Winnipeg. «Se puede predecir el recorrido de esas olas. Pasaron cuatro horas tras el maremoto hasta que las olas alcanzaron a la India. Eso era tiempo suficiente para lanzar una alerta».

El epicentro del terremoto se ubicó al oeste de la costa norte de Sumatra, y las marejadas golpearon Sri Lanka dos horas después, la India tres horas más tarde, y llegaron a la costa este de África seis horas después.

En efecto, las autoridades estadounidenses intentaron enviar un alerta sobre la amenaza de tsunamis a sus pares de los países asiáticos, pero esto no fue posible por la falta de un sistema oficial de alarma en la región, reportaron medios indios.

Ante el fenómeno, se tomó contacto con varias embajadas estadounidenses, pero no prosperaron los intentos por comunicarse con las autoridades asiáticas competentes.

Uno de los motivos por los que en el océano Índico no hay un sistema de alerta temprana de tsunamis es que «el peligro de olas gigantes es considerado sobre todo un problema del océano Pacífico», explica David Applegate, experto del Instituto Geológico de Estados Unidos.

VARIOS CIENTÍFICOS ADVIRTIERON en JUNIO en la ONU de que EXISTÍA UN «SIGNIFICATIVO RIESGO» pero no se ACTUÓ

De hecho, en junio varios científicos advirtieron durante una conferencia de la ONU de que existía un «significativo riesgo de tsunami» en esa región marítima y afirmaron que los países afectados debían actuar.

«Pero países como la India o Malasia mostraron poco interés y nunca tomaron iniciativa alguna», se lamenta Murty. «Algo que probablemente cambie después de esta tragedia», apostilla. Recuerda que las olas alcanzaron la costa de Sumatra y de otras islas en pocos minutos, pero que para otras playas habría habido suficiente tiempo para evacuar a la gente.

El centro de Hawai había informado 15 minutos después del maremoto a los 26 países conectados al sistema de la posibilidad de que se produjeran olas peligrosas. La advertencia fue enviada también a Estados no adscritos al sistema, pero eso duró mucho más tiempo, porque no hay procedimientos claros para una catástrofe de este tipo.

¿QUÉ SE PUDE HACER PARA EVITAR QUE LOS FENÓMENOS NATURALES TENGAN TALES CONSECUENCIAS.?

En este caso, la falta de un sistema de alerta de tsunamis en el Océano Índico es un hueco obvio que podría rellenarse. Ya existe uno en el Pacífico.

El problema en el Océano Índico aparentemente es que nadie tomó el riesgo en serio. El tema fue tocado en el sureste asiático el año pasado pero no se hizo nada.

A diferencia del Pacífico, en el Índico no hay sistema alguno para la alerta temprana de maremotos. Los sismólogos sabían que hubo un terremoto cerca de Indonesia.

Hasta el más simple sistema de correo electrónico o teléfono podría haber ayudado a algunas de estas comunidades a refugiarse a tiempo. Las olas gigantes se demoran en llegar a la playa. Pero nadie sabía a quién llamar.

Dado que varios de los países afectados forman parte de la Mancomunidad Británica -India, Sri Lanka, Las Maldivas, Malasia y Bangladesh-, el Secretario General Don McKinnon sugirió que esta podría ser una tarea para el grupo de antiguas colonias británicas. «Con la tecnología moderna debíamos enterarnos de estas cosas en cualquier lugar del mundo instantáneamente y, por consiguiente, deberíamos estar en capacidad de responder», le dijo a la BBC. «Creo que todos tenemos preguntas sobre el sistema de alerta del Pacífico, pero no parece que vayamos más allá de eso».

El desastre humanitario en el Sureste Asiático va a ser la desoladora antesala a la próxima Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres de la ONU, que del 18 al 22 de enero de 2005 reunirá en Kobe (Japón), a representantes de los Gobiernos, organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil, para definir políticas y un plan de acción que integre la reducción del riesgo en la planificación del desarrollo en el próximo decenio (2005-2015). Ojalá que las desoladoras noticias que hoy nos llegan de Asia no queden en el olvido dentro de unas semanas, cuando en la Conferencia Mundial se requiera el compromiso político de los Gobiernos y organismos internacionales, así como de las organizaciones de la sociedad civil, para prestar mayor atención a la prevención y preparación de desastres, de manera que podamos evitar, lo que hoy tenemos que lamentar en Asia

CONCLUSIONES
Los desastres naturales no son inevitables; todo lo contrario, pueden gestionarse y reducirse tomando las decisiones políticas y técnicas apropiadas. Los desastres son predecibles y no son tan naturales como frecuentemente se señala. Efectivamente se producen por la incidencia de procesos ambientales como son los terremotos y los tsunamis, los huracanes o las sequías; pero es a consecuencia de su interacción con determinadas intervenciones humanas (como la urbanización, la deforestación, la falta de políticas preventivas y de preparación ante los desastres), lo que determina que finalmente se desencadene un desastre como el que ha ocurrido en los países del Sureste Asiático. Es fundamental poner la atención en las causas que definen de antemano la vulnerabilidad, para prevenir y evitar el desastre. El Sistema de Alerta Temprana no hubiera evitado el maremoto y los tsunamis consiguientes, pero sí hubiera alertado a la población para evacuar la costa, y salvar miles de vidas.

Esta tragedia, de más de 100.000 muertos según Cruz Roja, con los medios que dispone EEUU, JAPON y EUROPA se hubiera evitado considerablemente. Existe una estrecha relación entre la situación de miseria y empobrecimiento de los países del Tercer Mundo y el riesgo de desastres. Sólo el 1,8% del total de muertes de este tipo se produce en los países enriquecidos. Mientras los hombres seguimos permitiendo que las injusticias caigan sobre los más débiles y empobrecidos. Así que la cuestión de que algo se vaya realmente a hacer está en duda. Los países empobrecidos recogen sus pedazos, los gobiernos enriquecidos y los corruptos del Sur tienen otras necesidades que satisfacer y el mundo sigue adelante, hasta el próximo desastre. Y luego algunos dirán que fue inevitable, cosa de la naturaleza o dirán cruelmente, ¡Como Dios permite que esto ocurra.!