Tanzania: «La pesadilla de Darwin» (documental)

3257

Con frecuencia, en los países enriquecidos, se vende y consume lo que podríamos llamar «productos del imperio». El etiquetado no menciona las condiciones en las que se ha elaborado, ni las violencias que han generado, tanto en los seres humanos como en la naturaleza. Quien ha visto este documental no podrá comer ya perca sin sentir una «espina» clavada en la garganta….

Umoya

Federación de Comités de Solidaridad con África Negra

La globalización de los mercados africanos supone la mas letal de las humillaciones para la población de este continente. ¿Por qué nos cuesta tanto creer lo que sabemos a ciencia cierta?

En la década de los años 60, en el corazón de África, una nueva especie animal fue introducida en el lago Victoria como un pequeño experimento científico. La Perca del Nilo, resultó ser un voraz depredador que arrasó con todas las especies autóctonas de este gigantesco lago. El nuevo pez se multiplicó rápidamente, y hoy en día sus blancos filetes siguen siendo exportados alrededor del mundo. Enormes aviones de carga de la antigua Unión Soviética Llegan diariamente para recoger los últimos cargamentos de pesca y, a cambio, descargan su mercancía…, Kalashnikovs y munición para las innumerables guerras que tienen lugar en la parte central del continente.

Esta explosiva industria multinacional de peces y armas ha creado una desoladora alianza globalizada a orillas del lago tropical más grande del mundo: un ejército de pescadores locales, ejecutivos financieros internacionales, niños sin casa, ministros africanos, comisarios de la Unión Europea, prostitutas tanzanas y pilotos rusos.

Son 107 minutos de una rara intensidad; la pesadilla se trasladaba de los ojos a la conciencia en la forma de vergüenza y sentimiento de complicidad. «He visto, oído y leído bastante sobre África. Nada me ha conmocionado tanto como este honesto documental. Los paladares del mundo libre y democrático se deleitan con el sabor de esos filetes de carne blanca, y además a un precio más asequible que el mero. África un continente que no cuenta. No sólo les han expropiado sus recursos y les han impedido vivir de lo que producen. Les han matado el alma, los hombres no regresan al hogar sino para morir, «porque el traslado de un moribundo es mucho más barato que el de un muerto»» comenta una persona conocedora de producciones cinematográficas.

Este es un sistema terrorista y terrorífico que se mantiene porque tiene muchos millones de cómplices que vivimos en él y de él. Darwin explicó la evolución como un proceso de selección de especies, en las que sobreviven los más fuertes y desaparecen los más débiles. Pero si viera este mundo, efectivamente tendría pesadillas.

Al menos informémonos bien. Vean esta «pesadilla». Es tan real…

NOTAS DEL CINEASTA

La idea de rodar La pesadilla de Darwin, dice Hubert Sauper de quien es también la espléndida fotografía, la tuve durante la filmación de otro documental: Kisangani Diary, que sigue a los refugiados rwandeses durante la rebelión en el Congo. En 1997 fui testigo por primera vez de la curiosa yuxtaposición de dos aviones ambos cargados con comida. El primero traía 45 toneladas de guisantes americanos para alimentar a los refugiados que se encontraban en las proximidades de los campos de protección de las Naciones Unidas. El segundo avión despegó rumbo a la Unión Europea con una carga de 50 toneladas de pescado fresco. Me hice amigo de los pilotos rusos y descubrí que la carga de guisantes para alimentar a los refugiados también contenía un espacio para armas. Y éstas muy probablemente eran utilizadas para asesinar durante la noche a los refugiados. Mi cámara captó la destrucción de campos y cuerpos. Y ese material de primera mano fue el germen para La pesadilla de Darwin, mi proyecto más ambicioso hasta el momento.

En La pesadilla de Darwin, intenté transformar la extraña historia del éxito efímero de un pescado en una irónica y aterradora alegoría sobre lo que llaman el Nuevo Orden Mundial. Podría haber hecho la misma clase de película en Sierra Leona, sólo que en vez de pescado tendríamos que hablar de diamantes, en Honduras serían plátanos, y en Libia, Nigeria o Angola el tema sería el petróleo. Creo que la mayoría de nosotros conocemos los mecanismos de destrucción de nuestra época, pero no podemos fijar sus contornos. Somos incapaces de sumirlo, incapaces de creer lo que sabemos a ciencia cierta.

Es increíble, por ejemplo, que dondequiera que se encuentran materias primas, los autóctonos mueren de inanición, sus hijos son reclutados para la milicia y sus hijas son empleadas como sirvientas o prostitutas. Oír y ver las mismas historias una y otra vez me pone enfermo. Después de cientos de años de esclavitud y colonización de África, la globalización de los mercados africanos supone la mas letal de las humillaciones para la población de este continente. La arrogancia de los países enriquecidos hacia el llamado Tercer Mundo, (4/5 partes de la humanidad), está creando infinitos futuros peligros para todo el planeta. Las personas que participan en un sistema mortal, tomadas una a una, no parecen tener rostros malévolos ni, en su mayoría, malas intenciones. Aquí estamos incluidos todos. Algunos sólo «hacemos nuestro trabajo» (como pilotar un Jumbo de A a B con una carga de napalm), algunos no quieren saber, otros simplemente luchan por sobrevivir. He intentado recoger en La pesadilla de Darwin las personalidades de cada uno tan cercanamente como me ha sido posible. Sergey, Dimond, Raphael, Eliza: gente de verdad que sorprendentemente representan la complejidad de sistema, y son para mi el enigma verdadero.

Al final del documental el piloto ruso, que ha visto tanto en su vida de mercenario, recuerda una navidad en la que los niños tanzanos recibieron de regalo armas para matar, al tiempo que en el mismo viaje, los niños australianos recibían uvas del continente negro. «Todos los niños deberían ser felices» concluye reflexivo.