Cuando en los sesenta se escribían estas páginas España desarrollaba su dimensión industrial, lejos de la sociedad postindustrial de nuestros días, pero el autor se centra en las características del trabajador postindustrial y centra su reflexión sobre él. Supera a los planteamientos sociopolíticos de su época, tan martirizada en este aspecto, y se plantea responder a la que venía en el proceso histórico. ¿Fue esto lo que impidió que se publicara en los sesenta? Creemos que sí.
Hoy cuando la sociedad postindustrial llena el mundo enriquecido ha ganado plena actualidad lo escrito en los sesenta. Las fiebres promarxistas han pasado, ya que su hundimiento ha certificado su. fracaso; los complejos religiosos han manifestado su absurdo, porque las organizaciones apostólicas del franquismo han proporcionado a la sociedad española la única promoción de militantes obreros posterior a la Guerra Civil, y el proceso tecnológico -calibrado correctamente por Rovirosa- no fue visto por los empobrecidos promarxistas de los sesenta.
Rovirosa, muerto en los sesenta, brinda a los cristianos de hoy, las posibilidades de servicio que el Evangelio nos narra y, el imperialismo actual nos niega, a pesar de lo cual experiencias como COPAN, EMAÚS, VOZ de los SIN VOZ, ID y EVANGELIZAD y AUTOGESTIÓN, son un hecho-semilla de lo que grupos de terciarios apostólicos pueden hacer en nuestra sociedad.