Testigos de la fe, en una Iglesia perseguida en Navidad y los 365 días del año

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Cuando el papa Juan XXIII preguntó a un niño de catequesis cuales eran las características fundamentales de la Iglesia el niño le respondió: «una, santa, católica y apostólica». El papa la dijo «te falta una», el niño no sabía que responder. El papa le dijo «y perseguida»…

A este diálogo del papa Juan XXIII nos trae todos los días la situación de la iglesia perseguida en todo el mundo, y una noticia que sacudía la Natividad del Señor nos hace recordar a todos los cristianos perseguidos.

El padre Luke Adeleke, de 38 años y recién ordenado sacerdote el 19 de agosto de 2017 para la diócesis de Abeokuta, capital del estado suroccidental de Ogun (Nigeria), era asesinado cuando regresaba a casa después de celebrar la misa del Gallo la tarde noche del 24 de diciembre. El sacerdote fue alcanzado por ráfaga procedente de un tiroteo perpetrado por una banda de hombres armados en la localidad de Ogunmakin Obafemi Owode.

Este es solo un ejemplo de aquellos que dan la vida diariamente en razón de su fe, que son perseguidos por ser miembros de la Iglesia o por realizar su misión en países arrasados por la violencia, y ser fieles al mandato de evangélico de amar a sus hermanos. Una vida así tiene una evidente dimensión política. Por eso o bien se la quiere arrinconar (la Fe) al ámbito privado o se la quiere fagocitar bajo los criterios de los estados, o como ocurre en toda Iberoamérica, se promocionan las sectas espiritualistas al servicio del imperialismo…

Podemos poner algunos ejemplos de actualidad.

La lucha realizada por laicos católicos en Venezuela por la «Dignidad sagrada de la vida humana» ante tantos asesinados y muertes por la violencia. Una violencia que sale de armas disparadas por empobrecidos pero cargadas con la pólvora del hambre, del desempleo, de la falta de lo básico para vivir, de estados que no existen más que para someter a las poblaciones y vender a precio de saldo sus grandes riquezas.

La Iglesia en África perseguida en la zona norte de Nigeria. Con Malí y Burkina Faso desfondados por la violencia islamista, los terroristas ya golpean en el norte de Costa de Marfil, Benín y Togo. ¿Quién financia tanta muerte, tantas armas a estos grupos? Por no hablar de la situación de Centroáfrica, sitiada por grupos violentos en las distintas zonas del país… La persecución en el Congo de los religiosos y los catequistas, que quieren evitar las violaciones sistemáticas de mujeres y desean promover una cultura de paz en un país que viven una guerra permanente por sus riquezas naturales.

La acción de la Iglesia ante la dictadura Birmana (Myanmar), pidiendo la democracia y el respeto de los derechos civiles, incluyendo la minoría rohingya. Tenemos la imagen en la retina de una religiosa de rodillas en oración ante las fuerzas que reprimían a la población.

Monja arrodillada en Birmania pidiendo paz

También la situación de los cristianos en la India está lejos de serena. Una muestra es la aprobación, precisamente el día de Navidad, del gobierno de congelar las cuentas de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta tras aprobar una directiva que prohíbe a la congregación recibir cualquier tipo de financiación extranjera. Situaciones así se irán repitiendo en las diferentes familias religiosas en las próximas semanas ya que debe renovarse un permiso especial que caduca este 31 de diciembre.

Toda esta sangre vertida cobra sentido en el Niño Dios, que mira con dolor un mundo sufriente, que sufrirá en sus carnes la persecución hasta llegar a la Cruz. El viene a liberarnos. Seamos fieles a esta Esperanza.

Luis Antúnez

Nota: No es pequeña tampoco la persecución ideológica y mediática que se realiza en los países enriquecidos. Ideologías contra la vida, contra la solidaridad, violando la conciencia de las familias y de los profesionales que se oponen al aborto o a la eutanasia…