¡Vergüenza! Hambre, inmigración y muerte, frutos de la injusticia

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  • Unos pocos acaparan la mayoría de las riquezas del planeta y después se rodean de un muro que pretenden hacer infranqueable.
  • ¿Qué muro podrá contener tanta injusticia? estamos descubriendo lo que esconden estos muros.
  • Vergüenza, dolor profundo de la pérdida de nuestra condición de seres humanos.

Si observamos todo lo que ha conseguido nuestra civilización, la inmensa cantidad de riqueza que hay en el mundo, los medios y adelantos técnicos, vemos que hoy es perfectamente posible que todos tengamos techo, comida y trabajo.

Sin embargo una parte del mundo muy pequeña, se apropia y acapara la mayoría de las riquezas del planeta, y después se rodea de un muro que pretende hacer infranqueable. Pero estamos descubriendo lo que esconden estos muros.

¿Sabéis que la ONU ya ha previsto cuántas muertes de niños menores de 5 años habrá para el año 2050? Pues se sabe que, según la tendencia, la mortalidad infantil hoy es 60 veces mayor en África que en Europa, dentro de 15 años será 90 veces mayor, y para el 2050 será 123 veces mayor

Nadie emigra por gusto

Al tren que lleva inmigrantes hacia EEUU le llaman “La Bestia”, “El tren de la muerte”, “El devora-migrantes”, son muchos los nombres que le han puesto a ese tren que cruza México y en el que los migrantes son robados, violados, secuestrados o asesinados.

Nadie emigra por gusto

Miremos esos naufragios de pateras intentando alcanzar las costas de Europa, esos alambres de espinos desgarrando la piel de aquellos que intentan atravesarlos. Los gobiernos de uno y otro signo encarcelando y deportando a los que han osado atravesar las alambradas de espino, mientras los verdaderos delincuentes, permanecen impunes. Y los nuevos negreros de los países enriquecidos siguen explotando y esclavizando a las personas como hicieron hace siglos.

Entonces me veo obligada a pronunciar las mismas palabras que el Papa Francisco: ¡Vergüenza!

No una simple vergüenza por una falta cometida, sino el dolor profundo de la pérdida de nuestra condición de seres humanos. Doscientos mil años después de que apareciesen los primeros hombres de nuestra especie, es vergonzoso y humillante que todos nuestros avances técnicos y económicos no estén acompañados de una cultura más humana, en donde no fuesen noticia cotidiana el hambre, la inmigración y la muerte, como frutos de la injusticia.

¿Por qué, si sabemos calcular las muertes de menores de aquí al 2050, y hay recursos para alimentar a más del doble de la población actual del planeta, muchos hermanos nuestros se ven obligados a abandonar sus países, sus familias, a jugarse la vida atravesando fosas de muerte, vallas criminales?

…Porque hay mucho negocio en juego.

Los bancos tienen muchos estudios sobre inmigración, grandes expertos analizando datos y tendencias, ¿sabéis por qué? Por el beneficio que les suponen las remesas, el dinero que mandan tantas personas a sus familias lejanas, a sus seres queridos… Los bancos hacen negocio con los inmigrantes. Los bancos de países ladrones, son paraísos fiscales donde huyen los capitales de las multinacionales que expolian estos países

Los gobiernos hacen negocio, considerando a los inmigrantes mercancía. Si hace falta mano de obra en Europa se traerán a Europa inmigrantes, por supuesto siempre que el inmigrante corra con los riesgos y los gastos.

Si no les sale rentable, endurecerán las leyes para expulsarlos, como se está preparando en la próxima ley de Seguridad Ciudadana. Es el robo de mano de obra

El negocio armamentístico:

Hay países que llevan en guerra 28 años, como Uganda, con armamento suministrado por los países enriquecidos

El robo de cerebros: En EEUU hay más médicos nigerianos que en Nigeria

El robo de materias primas: Las empresas multinacionales se han adueñado de los minerales, de los cultivos, del aire que respiran incluso, comprándoles el aire puro que un país enriquecido podrá así contaminar

Robo de su salud. Existen en estos países en un alto porcentaje los “falsos medicamentos” con el principio activo eliminado o sustituido por azúcar, para enriquecimiento de industrias clandestinas que no son perseguidas por el beneficio que generan.

¿Queda algo más que robar?

Ahora podemos comprender ese dato que tanto nos molesta en nuestros países enriquecidos de que el 40% de lo que tenemos, procede del robo a los países que hemos ido empobreciendo

¿Qué muro podrá contener tanta injusticia?

Nuestros gobiernos e instituciones públicas, tan dispuestos a colaborar con los poderosos, a financiar bancos y conceder privilegios a los que ya los tienen, no van a mover un dedo para cambiar esta situación. El poder nunca ha generado justicia por su propia iniciativa sino, obligado por los acontecimientos. El Movimiento Obrero intentó crear un mundo más justo, sin barreras ni fronteras. Y lo consiguió mientras fue internacionalista.

Pero ya hace tiempo que sus organizaciones han concertado con el poder y, ni los parados, ni los inmigrantes, ni los hambrientos, ni los esclavos, son objetivos de su acción.

La única esperanza hoy en este mundo de parados y esclavos es la solidaridad.

Solidaridad hasta compartir lo necesario para vivir, como nos recordaba Juan Pablo II. Solidaridad o muerte que vivieron en los orígenes del Movimiento Obrero. Solidaridad que no es beneficencia tranquilizante, ni colectas de reparto de alimentos como solución a la injusticia. Solidaridad que pasa por denunciar el robo que impide a millones de seres humanos vivir de su trabajo y que les obliga a jugarse la vida para llegar a una supuesta tierra prometida y caer en manos de mafias de explotación, cuando no de total esclavitud.

Solidaridad que pasa por nuestro compromiso político para que desaparezcan los centros de internamiento para inmigrantes pobres, que pasa por hacer pagar a nuestros políticos su indiferencia con el paro, la explotación y la esclavitud.

Solidaridad que es cambiar nuestras formas de vida, dejar de ser indiferentes. Solidaridad que es dejar de robar para empezar a restituir. Nuestro testimonio, nuestra denuncia y nuestra asociación son imprescindibles para que nuestro mundo deje de inspirarnos la vergüenza que denuncia el Papa Francisco.

Nosotros sabemos que es posible cambiar la vergüenza por dignidad.

Cambiar la indiferencia por presión moral liberadora.

Por eso no os proponemos ni colectas, ni recogidas de alimentos, ni actos de beneficencia. No nos negamos a que se hagan, pero, por sí solos no resuelven la injusticia, y corren grave riesgo de perpetuarla. Os proponemos nuestra acción sobre la conciencia, os proponemos generar una opinión pública solidaria. Os proponemos nuestra Campaña por la Justicia en las relaciones Norte- Sur.

Porque sólo desde la conciencia y la acción política podemos cambiar el rumbo de la historia, y dejar para los que vienen tras nosotros, ese mundo mejor que es el legítimo deseo de nuestra humanidad. Queremos proponeros esa cultura de la solidaridad que el poder quiere que perdamos, una solidaridad que no entiende de inmigrantes ni enfrenta a unos hombres con otros.

Juntos podemos crear una nueva cultura. Y juntos debemos hacerlo.

* Mitin pronunciado por Carmita Salvador, en la vigilia realizada en Madrid (el 17 de enero de 2014) dentro de las jornadas en solidaridad con los inmigrantes empobrecidos que se están celebrando en diferentes lugares de la geografía española organizadas por el Movimiento Cultural Cristiano y Camino Juvenil Solidario.