Violencia estructural y cultura de muerte

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Ponencia pronunciada en el Curso de NoViolencia (Mansedumbre) celebrado en Enero de 2004, por Manuel Araus.

Aborda los siguientes temas:

¿Qué entendemos por violencia estructural? ¿Qué entendemos por cultura de la muerte – civilización de la muerte?

LOS PLANOS DE LA VIOLENCIA – OPRESION ESTRUCTURAL:

El sistema imperialista transnacional y la esclavitud. La burocratización de las instituciones y la falsa democracia. La violencia directa y la represión: guerra, secuestro, tortura, terrorismo,… La manipulación de los medios de comunicación.

LA MENTALIDAD BURGUESA – CULTURA DE MUERTE:

La concepción de la realidad: el materialismo. La concepción del hombre: el individualismo. La concepción de la moral: el relativismo. La concepción de la sociedad: las democracias totalitarias.

Por Manuel Araus. Educador militante del Movimiento Cultural Cristiano
Ponencia pronunciada en el Curso de NoViolencia (Mansedumbre) celebrado en Enero de 2004.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL Y CULTURA DE LA MUERTE.

  1. INTRODUCCIÓN.
  2. ACLARACIÓN DE LOS TÉRMINOS DE LA PONENCIA:
    • 2.1. ¿Qué entendemos por violencia estructural?
    • 2.2. ¿Qué entendemos por cultura de la muerte- civilización de la muerte?
  3. LOS PLANOS DE LA VIOLENCIA- OPRESION ESTRUCTURAL
    • 3.1. El sistema imperialista transnacional y la esclavitud.
    • 3.2. La burocratización de las instituciones y la falsa democracia.
    • 3.3. La violencia directa y la represión: guerra, secuestro, tortura, terrorismo,…
    • 3.4. La manipulación de los medios de comunicación.
  4. LA MENTALIDAD BURGUESA- CULTURA DE MUERTE.
    • 4.1. La concepción de la realidad: el materialismo
    • 4.2. La concepción del hombre: el individualismo.
    • 4.3. La concepción de la moral: el relativismo.
    • 4.4. La concepción de la sociedad: las democracias totalitarias.

DESARROLLO DE LA PONENCIA


1. INTRODUCCIÓN.

LA VIOLENCIA NÚMERO UNO ES LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL, LA VIOLENCIA DE LA EXPLOTACIÓN. Helder Cámara.

La oposición y conciencia contraria a una gama amplia de manifestaciones de la violencia directa: guerras, tortura, maltrato, secuestro, terrorismo,… pertenece a ese conjunto de signos que nos sitúan en el avance de una conciencia universal contraria a toda forma de destrucción del hombre. Pero quiero poner de manifiesto el grado de manipulación y contradicción en la que se inserta dicha conciencia al no tener en cuenta, no con nuestro saber, sino con nuestras formas de vida, que nuestra mentalidad está perfectamente educada para sostener- si se quiere inconscientemente- una violencia mucho más criminal, aunque indirecta: la violencia estructural.

PRIMER EJEMPLO: LA GUERRA DE IRAK. El 91% de los españoles decía oponerse a la guerra de Irak. La información que manejaban muchos de ellos les decía que la guerra estaba motivada por el control del petróleo. Muchísimos menos relacionan sus formas de vida con la necesidad de este control: la utilización salvaje que hacemos del coche, el derroche de energía que supone nuestro estilo de vida, el deseo de pagar más barata la gasolina o de que las pocas acciones que están en bolsa suban para obtener más beneficios, etc. El discurso político decía no a la guerra de Irak sin decir no a todas las guerras con la misma contundencia. La movilización social decía no a la guerra. La mentalidad, manifiesta fundamentalmente en nuestras formas de vida, decía: si a la guerra, si a la violencia estructural.

SEGUNDO EJEMPLO: Los medios de comunicación nos han convencido de que sólo es verdad lo que se ve. La famosa ecuación VER es igual a VERDAD. Mucho más lo que se ve en tiempo real, es decir, mientras está sucediendo. Pues tenemos un problema: la violencia directa sí se ve, sí se puede mostrar. La violencia estructural, no. Se manifiesta, pero exige análisis, relación de hechos, búsqueda de causas. Para entenderla, los pedagogos tienen que recurrir a imágenes que no son reales. Así, por ejemplo, el número de muertos diarios por el hambre, se ha comparado a un accidente de decenas de aviones de pasajeros a la vez, durante todos los días. Se sabe que la imagen de una catástrofe nos conmociona. Con frecuencia las catástrofes, la violencia directa, son una manifestación de la violencia estructural. Pero siempre aparece autónoma, desligada de sus causas, de sus relaciones con otros fenómenos. La vida en directo tiene estas servidumbres, y no pocos silencios. Al mostrarnos de forma directa esta violencia directa nuestra percepción de la realidad es principalmente emotiva, intuitiva, instintiva… Y a continuación se nos urge a actuar, a descargar, como en una sacudida, toda la carga de malestar y culpabilidad que sentimos. La dinámica de la opinión pública es otro de los hechos que tienen que ver con nuestra mentalidad. Repudiamos la violencia directa, pero consentimos con toda buena conciencia la indirecta. “Ya hacemos lo que podemos” o “nosotros no podemos hacer nada” son expresiones bien significativas de esta mentalidad de la que hablamos.


2. ACLARACIÓN DE TÉRMINOS

2.1. ¿Qué entendemos por violencia estructural?

Para aquilatar el término procedemos a aclarar otros complementarios con los que posiblemente entendamos mejor este:

VIOLENCIA DIRECTA
Un hecho puntual
Sujetos precisos – causas localizables
Ejemplos: Guerra, Tortura, Crimen, encarcelación, represión,…

VIOLENCIA ESTRUCTURAL
Un conjunto de hechos, permanentes
Mecanismos, formas de organización y estructuración. Funcionamiento de una institución
Ejemplos: El hambre, paro, miseria, esclavitud, alienación, explotación…

2.2. ¿Qué entendemos por cultura de la muerte?

No es exactamente lo mismo cultura que mentalidad. Voy a tratar de distinguirlas sin entrar en disquisiciones demasiado intelectuales. También diré que me voy a referir mucho más a mentalidad que a cultura en este trabajo.

Entiendo por cultura ese patrimonio objetivable que procede de la experiencia concreta que tienen los hombres, viviendo en sociedad, en relación con su medio dentro de un tiempo o época concreta. Alguien la definió someramente, con cierto punto de cinismo, como “lo que queda después de olvidar lo que se aprendió”. En cualquier caso algo que se puede ser máximamente objetivable: lenguaje, conocimientos de todo tipo, tecnología, manifestaciones arquitectónicas, artísticas, vestuario, alimentación, instituciones sociales, políticas,…

La mentalidad es algo más etéreo. Constituye algo así como el bagaje mental con el que cualquier persona se enfrenta o se adapta o se confronta o dialoga con el mundo que le rodea. Al lado de las ideas sistemáticas (conocimientos elaborados, filosofías,…) hay un enorme caudal de ideas no susceptibles de análisis rigurosos, que se refieren a problemas inmediatos. Son ideas, opiniones, creencias, marcadas por ese fuerte signo social que es el consenso. Son operativas, vigentes: actúan. La mentalidad es algo así como el motor de las actitudes. De manera poco racional a veces, inconsciente o subconscientemente, un grupo social, una colectividad, se planta de una cierta manera ante la muerte, el matrimonio, la riqueza, la pobreza, el amor, el trabajo… Este tipo de sabiduría, decantada y olvidada, se transforma en un sistema de pensamiento que tiene mucha más fuerza que el obtenido racionalmente. En nuestro propio lenguaje diríamos que está constituida básicamente por la unión de estas fuentes:

  • Información de todo tipo que se nos proporciona de la realidad.
  • Conocimientos elaborados, normalmente transmitidos a través del sistema educativo (selección del saber valioso para una determinada sociedad)
  • Formas de vida, estilos de vida
  • Sentido de la vida.

En definitiva, formas de sentir, pensar y actuar ante la vida, ante la realidad.

a. Cultura de muerte:

Se trata de una caracterización de la llamada cultura de la modernidad o -casi más- postmodernidad, que se impone como dominante y tiene un carácter fuertemente totalizador. La expresión es acuñada para desnudar a los logros de esta cultura científico-técnica, materialista, de su apariencia de bien, de bienestar, de progreso para la humanidad. ¿Cómo debe denominarse una cultura cuyo balance a finales del siglo XX ha sido más hambre, más explotación, más esclavitud, más guerras, más atentados sistemáticos contra la vida que cuando comenzó el siglo? Denominamos Cultura de Muerte a esa cultura, a ese conjunto sistemático de corrientes de pensamiento e instituciones que amenazan de forma programada y estructural la vida de las personas y a la mentalidad que las sostiene.

Para nosotros, sin embargo, el problema más grave es que hay todo un conjunto de ideas, creencias, prácticas… que, al hilo de este conjunto de estructuras, se han ido interiorizando y forman parte del bagaje mental con el que nos movemos y actuamos.

Esta cultura está ligada históricamente a lo que, para entendernos rápidamente, denominamos el desarrollo histórico del capitalismo (ya sea liberal o estatal) y la mentalidad que ha ido generándose a su vera se conoce con el nombre de mentalidad burguesa.

Ahora, vayamos por partes.


3. LOS PLANOS DE LA VIOLENCIA- OPRESIÓN ESTRUCTURAL.

3.1. El sistema imperialista transnacional y la esclavitud.

De la descripción de una parte fundamental de este sistema estoy seguro que ya habéis tomado buena nota en anteriores ponencias de este mismo curso. En lo que se refiere al motor fundamental sobre el que pivotan todas estas estructuras que podemos más o menos detallar, se nos señalan dos totalmente identificables:

  1. El afán de poder.
  2. El afán de lucro.

Las dinámicas de violencia estructural generadas por estas dos fuerzas constituyen una explicación plausible de las manifestaciones de esta violencia estructural: hambre, paro, miseria, esclavitud. De manera que el sistema imperialista puede explicarse como una auténtica guerra de los fuertes contra los débiles.

  1. En relación al poder se podría hacer un curso entero. Hoy el poder se define como la posesión o el nivel de control de un triple recurso: LA FUERZA, capacidad de influir coactivamente en la toma de decisiones; EL CONTROL (no necesariamente la propiedad) DEL CAPITAL, el poder financiero; EL CONTROL DE LA RIQUEZA (ahora veremos que se entiende en este momento histórico por tal); y la implantación o IMPOSICIÓN DE UNA COSMOVISIÓN o sentido de la vida acorde a la legitimación de tal poder.
  2. La riqueza, es decir, el botín que busca el afán de lucro, está definida en el actual sistema capitalista por cuatro componentes que han tenido, en la historia del capitalismo, diferente grado de importancia:
    – LAS MATERIAS PRIMAS insustituibles en cualquier proceso de producción.
    – LA ENERGÍA y las FUENTES DE ENERGÍA.
    – EL TRABAJO HUMANO.
    – LA INFORMACIÓN. Este último factor, también llamado factor CONOCIMIENTO o TECNOLÓGICO (según y cómo), es el más determinante a la hora de considerar a algo de más riqueza o más valor que otra cosa.

3.2. La burocratización de las instituciones y la falsa democracia.

Otra forma de violencia estructural es la que aleja, aliena, castra y secuestra la capacidad de las personas de tomar decisiones sobre la forma de organizar su propia vida. Aunque este plano no es ajeno en absoluto a la organización económica, nosotros lo vamos a centrar en la organización política sobre todo. Hay dos MECANISMOS que encierran una alta dosis de violencia estructural: LA BUROCRATIZACIÓN Y LA «PARTICIPACIÓN».

¿Qué significa «burocratización»?

La organización que provoca una separación entre los que ejercen la toma de decisiones y los que las soportan, pone a los segundos a discreción de los primeros y acentúa, de ese modo, la presión de los que dirigen sobre los que ejecutan. La burocratización implica de hecho que los problemas se resuelven siempre de arriba abajo. Que quien los puede resolver es un técnico especialista. Que en el funcionamiento prevalece la norma, la ley, el reglamento, sobre el espíritu que la fundó. Y que la persona se convierte, en este engranaje, en un “funcionario” que no puede ni debe pensar ni dirigirse con iniciativa personal propia.

¿Qué significa la «Participación»?

Este plano de la violencia corre paralelo al de la conquista histórica de la democracia, es decir, al de la movilización de la sociedad para conseguir su estatus de soberana. El reconocimiento formal de dicha soberanía es sin duda otro de esos pasos de gigante de la humanidad. Pero del dicho al hecho sigue habiendo no ya mucho trecho sino, algo mucho más feo, un posible mecanismo de legitimación de un poder que en realidad sólo es ejercido por cada vez menos personas, en instancias que para nada son controladas por el pueblo, al que llaman algunas Constituciones «soberano».

3.3. La manipulación de los medios de comunicación.

La principal cobertura legitimadora de la violencia estructural es la ofrecida por la acción de los medios de comunicación de masa. Cierto aforismo ya clásico proclama que la primera víctima de todas las guerras es la verdad. Pues bien, esto es perfectamente aplicable a este estado de guerra que es la violencia estructural.

Es esta tal vez la violencia más brutal de todas las vistas hasta ahora porque es la que se ejerce sobre la conciencia de las personas, es decir, sobre la base de su pensamiento y su conducta moral. Los medios de comunicación de masa son los grandes formadores de la conciencia de nuestro tiempo. Son anteriores, simultáneos y posteriores a la labor de todo el sistema educativo formal. Pero además son los casi únicos agentes formativos para la gran mayoría de la humanidad que no ha accedido ni accederá a este sistema educativo.

La manipulación informativa opera en dos planos:
a. El de los contenidos. Lo que se transmite.
b. El de las formas de acceder a los contenidos, es decir, el de los procedimientos para ver, percibir y aprender la realidad.

a. En cuanto a los contenidos. Los contenidos siempre se manipulan en tres direcciones:
– Lo que se dice explícitamente. Nivel de información directo.
– Lo que se dice implícitamente. Información indirecta.
– Lo que se oculta. Lo que se silencia. Lo que se calla.

Hay un hilo conductor claro en cualquiera de ellas: siempre se dirá aquello que interese a sus amos.

b. En el plano de los procedimientos de aprender a ver. Los media son decíamos no sólo informadores, sino formadores. No dan información, sino ideología. Pero es que, además, están educando la forma de acceder a la realidad, aunque esta no se perciba a través de los media.

  1. La información adquirida de forma audiovisual tiene unas peculiaridades completamente distintas a la información por ejemplo a la que se accede por medio de la expresión oral o escrita. Leer requiere atención, voluntad, reflexión, análisis. Ver imágenes apunta lo que los psicólogos denominan campos preverbales, más intuitivos, irracionales, emotivos, fluctuantes…
  2. La verdad, se identifica con lo que se ve en los media. La imagen, necesariamente manipulada, se convierte en criterio de verdad cuando sale en los media.

3.4. La violencia directa y la represión.

Cuando el aparato ideológico no acaba de acallar una conciencia que , pese a todo, se rebela frente a la inhumanidad de la miseria y opresión padecida o de lo miserable de un corazón que no acaba de saciarse nunca con la ILUSIÓN de la verdad, con la democracia de los espectadores…

Cuando pese a todo el aparato de la violencia primera, se desata espontáneamente no sólo la violencia segunda sino cualquier otra forma de resistencia o presión moral, el propio sistema no duda en utilizar la violencia directa.

Pero para que esta tenga legitimidad será necesario cultivar permanentemente UNA PSICOLOGÍA DE GUERRA. La base de esta psicología de guerra se encuentra en esos mecanismos a los que aludíamos en un principio:

  1. Un sentimiento permanente de inseguridad, de descontrol sobre nuestras vidas, la percepción de una amenaza permanente a nuestra seguridad, a la seguridad tal y como la entiende el sistema de bienestar, es decir, a la seguridad que da el TENER.
  2. Un enemigo permanente al que combatir. Una amenaza externa identificable pero claramente deshumanizada, con rostro satánico. Esto está muy claro por ejemplo cuando el enemigo ha sido Sadam. Pero está menos claro con otros “enemigos” que se están empleando con idénticos resultados para justificar… grandísimos negocios. Recordad que a la “amenaza nuclear”, le sucedió la “amenaza de la bomba demográfica”. Toda la mitología que se utilizó contra la amenaza nuclear se emplea con la “amenaza demográfica”. La misma. Piensese en la “amenaza del SIDA”, o la “amenaza de la inmigración”, o…


4. MENTALIDAD BURGUESA – CULTURA DE MUERTE.

Estos son los componentes de la mentalidad burguesa que sostiene la violencia estructural:

4.1. La concepción de la realidad es materialista.

El materialismo práctico proclama TODA LA REALIDAD ES MATERIAL en última instancia. El modo de actuar materialista de alguna manera vive en este credo:

  • Que sólo es creíble lo que se ve, lo palpable.
  • Que la verdad más profunda de la realidad es la que nos dice la Ciencia.
  • Que no se le pueden poner trabas a la ciencia. La Ciencia nos traerá el progreso y el desarrollo. Todo puede ser manipulado y dominado.
  • Que el valor de las cosas se mide por su precio o por su utilidad. La misma ciencia no vale nada si no se traduce en técnica.
  • Que el hombre alcanza su máxima aspiración, la máxima calidad de vida, en la medida en que POSEE LA REALIDAD. Bienestar.

EJEMPLO: Informe de los avances de la sociedad española en los últimos 25 años.

4.2. La concepción burguesa del hombre es individualista.

EL Individualista se comporta como diciendo QUE TODOS LOS DESEOS DEL HOMBRE, incluso los más profundos y espirituales, SE SATISFACEN EN EL TENER (bienes materiales, bienes espirituales, bienes sobrenaturales).

El hombre singular adquirió conciencia de su dignidad personal en su individuación, en su significación sobre la colectividad social, sobre la masa impersonal. Pero la exaltación del individualismo ha pervertido lo más fundamental de su persona: ser para la solidaridad. Esto lleva aparejado un comportamiento: Subjetivista, hedonista y consumista. Todo está medido y valorado en función de mi yo individual. Lo que yo siento, pienso, opino, decido… Conmigo ha empezado la historia. No hay más historia que el presente. Todo aquello que constituye una aspiración fundamental del ser humano queda pervertido en el individualista.

  • Por ejemplo la libertad. LIBERTAD es sinónima de ser sujeto de derechos, ser autónomo y ser independiente. Este concepto de libertad es el que proclama que la mía acaba donde empieza la de los demás. Lo contrario de lo que vivió la cultura proletaria que gritaba que uno no podía ser libre mientras los demás fueran esclavos.
  • La FELICIDAD será la búsqueda del placer. Pero el placer personal, el placer físico, el placer material, el que se puede tocar y ver. Los demás estarán catalogados en los que me lo proporcionan o, con más frecuencia, en los que me lo impiden. Pero un hedonista no resuelve demasiado satisfactoriamente que su placer puede ser causa de sufrimiento. Y tampoco el problema de la enfermedad, el dolor y la muerte.
  • El consumo es el que lleva a su plena totalidad el ideal de la IGUALDAD. Puedo pertenecer a diferente clase social pero puedo llevar el mismo coche y los mismos pantalones que tu. El consumista individualista lo termina cosificando todo. Todo es objeto de consumo.

4.3. La concepción de la moral: el relativismo.

  1. Moral individual. Si la referencia es mi yo, es decir, mi subjetividad: lo que yo pienso, creo, opino… el criterio de comportamiento sólo está limitado por el consenso, por los contratos que puedo llegar a hacer con los otros “yos”. El referente siempre será variable, relativo, circunstancial, oportunista… porque además la subjetividad está sujeta a cambios. El valor supremo será LA TOLERANCIA que además es un no valor. El límite está en aquello que sea capaz de tolerar.
  2. Moral social. Todo llega a ser pactable, todo termina siendo negociable. El criterio moral será la opinión de la mayoría, el consenso, la encuesta…

En la práctica, se impone el criterio moral del más fuerte socialmente. Eso han sido siempre y siguen siendo en gran medida las leyes. Por ello jugarán un papel tan decisivo los grupos de presión y sobre todo, los grupos de presión sobre la opinión pública. Fabricada la mentalidad… lo demás se dará por añadidura.

4.4. La concepción de la sociedad: democracia liberal.

  1. La sociedad es la suma de los individuos que aceptan el consenso de la ley para preservar la convivencia de concepciones diversas de la realidad. Y la ley, el derecho, termina siendo la voluntad de los más fuertes, de los mejor situados, de los más organizados para tener más poder.
  2. El derecho. Está más que difundido entre nosotros que el ordenamiento jurídico de una sociedad debería limitarse a percibir y asumir las convicciones de la mayoría y, por tanto, basarse sólo en lo que la mayoría -que representa la suma de soberanías individuales y no el bien común- reconoce y vive. Gandhi estaba equivocado cuando decía que la “Ley de la mayoría no tiene nada que decir cuando le toca hablar a la conciencia”, es decir, cuando le toca hablar a la “ley moral”.
  3. Las instituciones. Este relativismo sin embargo, en su versión burguesa, que es la que está vigente, contiene algunos presupuestos que nadie debe cuestionar, es decir, que funcionan de hecho como absolutos:
    • Institucionalización de la propiedad privada individual. Sólo un sistema que permita la plena posesión, el derecho de propiedad individual y de la propia persona, garantiza mi plenitud.
    • Institucionalización de los mercados libres. Son los únicos medios no coercitivos de coordinar la actividad económica en una sociedad industrial compleja, aún cuando se produzcan en ellos “desajustes” o “crisis” que los permitan funcionar en equilibrio.
    • Institucionalización de los derechos y libertades individuales: Los derechos son inalienables. Las “libertades” son las garantías de los derechos: libertad contractual, de ocupación, de conciencia, religiosa, de asociación, de movimiento…

    UNA MENTALIDAD ASÍ es fácilmente manipulable y controlable a través de UN CLIMA BASADO EN DOS PRINCIPIOS: LA INSEGURIDAD Y EL MIEDO. Y hoy de eso hay a raudales. EJEMPLO: formato de los telediarios donde el 50% son “casos” de violencia directa.


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