Voz de los Sin Voz edita un nuevo video sobre ESCLAVITUD INFANTIL

2001

Hoy existen en el mundo más de 400 millones de niños esclavos. Según los organismos internacionales esta cifra va cada año en aumento. Ningún partido político, hasta ahora, los ha tenido en cuenta. Prefieren ignorar los grandes problemas de la humanidad: el hambre, el paro y la esclavitud infantil.

Introducción:
Hoy existen en el mundo más de 400 millones de niños esclavos. Según los organismos internacionales esta cifra va cada año en aumento. Ningún partido político, hasta ahora, los ha tenido en cuenta. Prefieren ignorar los grandes problemas de la humanidad: el hambre, el paro y la esclavitud infantil. ¿Han denunciado nuestros sindicatos esta esclavitud?
Todos los empobrecidos de la Tierra tienen derecho a dejar de serlo. No hay razón para que existan y menos para que haya 5.000 millones de habrientos. Hambre, paro y esclavitud infantil pueden y deben desaparecer.

Contenido:


  1. Esclavitud infantil: un problema político …….. 22 min.
  2. Miseria y hambre en Mongolia …………………. 20 min.
  3. Camboya: los niños esclavos ………………….. 20 min.
  4. La infancia entre rejas ……………………………. 25 min.
  5. La guerra contra los niños ……………………….. 23 min.
  6. Ceuta: niños de la calle …………………………… 20 min.
  7. Burkina Fasso: los niños de la mina ………….. 20 min.


Esclavitud infantil: un problema político

(Guión de este primer reportaje)

Hablar técnicamente o disponerse a recibir información sin estar dispuesto a cuestionarse la vida, es inmoral. Hay 400 millones de niños malviviendo o muriendo en minas, prostituidos en burdeles asquerosos, gastando su vida en fábricas insalubres… vamos a hablar de rostros, manos, nombres y vidas reales que están sufriendo atrozmente ahora. Nadie tiene derecho a contemplar esto sin desear con toda su alma com-padecer, padecer con ellos y compartir también su lucha por la liberación. Lo contrario sería morboso e inhumano. No somos dignos de transmitir siquiera un poco lo que está suponiendo el drama de los niños esclavos. Podemos citar a niños que han fabricado nuestra ropa, que han recolectado el café que tomamos o que han muerto por nuestra falta de acción política solidaria. Lo queramos o no, formamos parte del pie que les está aplastando.

Los organismos internacionales coinciden en admitir que aumentan estas cifras. Aumenta la esclavitud infantil en número y en gravedad de las condiciones de explotación. Esto es lo verdaderamente importante: ver la tendencia, el dinamismo del mundo. Y la esclavitud infantil, según toda predicción, AUMENTA.

La manipulación del lenguaje. La hipocresía de las instituciones

En cuanto a los organismos oficiales, además de las cifras, es necesario denunciar, antes de nada, para desmarcarnos absolutamente, la manipulación del lenguaje que insulta a los niños esclavos y sus familias. En los documentos de la OIT y UNICEF se habla de niños trabajadores.

De los niños trabajadores sólo algunos tienen para la OIT la suerte de poder ser llamados explotados. Son los que cumplen algunas condiciones: han de ser menores de 7 años (los de 7 no!!), han de trabajar más de 8 horas diarias, han de trabajar en oficios peligrosos o vejatorios para ellos (y aquí incluyen algunos como minas o prostitución). Nosotros preferimos utilizar el lenguaje de las víctimas: Son niños y niñas violados sistemáticamente a cambio de un plato de comida, o de nada. No es turismo sexual sino niñas violadas por turistas occidentales. No son problemas nutricionales sino Hambre. Y no son niños trabajadores, sino niños esclavos.

Un mundo en guerra

Lo que estamos haciendo con los niños en este planeta es un verdadero holocausto. El holocausto que llevaron a cabo los nazis con los judíos se cuenta en unos 6 millones de judíos. Fue terrible, aparece en todos los libros de historia y se hacen películas y libros en los que se denuncia y se da a conocer el sufrimiento de las víctimas. Ante este hecho nos podríamos preguntar ¿cómo pudo volverse loco un pueblo entero? ¿Qué les ocurrió a los alemanes, a los que no eran el ejército, a los que consintieron y apoyaron aquella salvaje e inhumana injusticia? ¿Cómo podían haberlo evitado? Vamos a hacernos hoy estas mismas preguntas. El holocausto de la infancia hoy supera en mucho, en cifras, el holocausto nazi. 400 millones de niños esclavos. En crueldad es incontestable. Nosotros no somos el capataz que utiliza el látigo sobre un niño exhausto de 6 años. Pero somos del mismo bando que ese capataz, del bando vencedor, el que necesita al niño para poder tener productos baratos en todo a 100.
En Asia está el 60% de los niños esclavos del planeta. Por ver algunos ejemplos, en Pakistán tejen alfombras. Los niños tejedores se pasan horas y días en posturas que les dejan enanos y deformados. Encadenados y esclavos sufriendo tortura física y psicológica, son niños como nuestros hijos, y la mayoría padecen problemas respiratorios por inhalación de polvo de fibra y algodón. En Pakistán es común la venta del niño a los productores, supuestamente a cambio de una vida mejor y una formación profesional. El niño va acumulando con el patrón una deuda en concepto de alojamiento, manutención… que nunca puede pagar y se perpetúa incluso por generaciones o entre hermanos. Hacen alfombras para nuestros pies.

En Arabia Saudita los niños se importan de otros países cercanos para hacer sirvientes o de yóqueis en las carreras de camellos. Niños de 5 y 6 años son atados al camello, que con los gritos y patadas del niño aterrorizado, corre más deprisa. A veces se azota al niño antes de la carrera, o se le somete a descargas eléctricas para excitarlo. Niños con tanta dignidad como nuestros hijos, y ningún gobierno ha hecho nada. Ningún organismo oficial ha hecho nada.
En Nepal, India, Tailandia, los niños engordan las arcas de los mercaderes del sexo, sirviendo los inmorales placeres de los nativos y también de los turistas occidentales. Niñas de 7 años esperan a que se acabe su jornada laboral para ir a jugar a las muñecas. Exaustos, agotados, nos recuerdan a los presos de campos de concentración nazis. Así están 400 millones de niños. El capítulo de la explotación sexual es de los más terribles y extendidos. En Asia hay más de un millón de niños esclavos sexuales. Camboya, China, Laos, Vietnam… cuentan con redes en las que a menudo están implicados la policía y los políticos. En Italia se anuncia en folletos turísticos que las mujeres de Brasil siempre están disponibles. En Camboya el 35% de los explotados sexualmente son niñas entre 12 y 17 años. Gracias al proceso de paz y la demanda de los empleados de la ONU, en Phnom Penh (la capital) de 1991 a 1992 se multiplicó por más de tres el número de prostitutas (de 6 mil a 20 mil). El 25% de los turistas de países enriquecidos como el nuestro que eligen Sto. Domingo como destino, repiten según ellos mismos por la oferta sexual de menores. El papel de nuestro consumo, nuestras agencias y nuestros políticos es de nuevo, propio del bando más fuerte en una guerra sucia. Sus mujeres y sus niñas, para nosotros, los vencedores. España es el 4º importador mundial de niños para el comercio sexual (detrás de Alemania, Italia y Canadá). Importamos sobre todo niñas dominicanas, portuguesas, checas y marroquíes.

En la industria se explota a miles de niños. En muchos lugares de Iberoamérica e India los niños fabrican ropa. En nuestros armarios cuelgan prendas de Zara, Levi Strauss, Nike, Lee… y muchas otras marcas que fabrican en el tercer mundo para abaratar costes y conseguir más sometimiento de sus empleados.

Para muchos niños del mundo los juguetes son una pesadilla. En China se fabrican juguetes de marcas como Mattel, Chicco o Lego, siendo conocidos casos de explotación y condiciones infrahumanas, como en una fábrica de Chicco que ardió, muriendo allí cientos de trabajadoras en su interior. Horas y horas empastando el plástico, vertiéndolo en moldes vigilados por capataces. Las pagas son miserables. Los niños esclavos que cosen balones Nike, Adidas, Reebok en Pakistán cobran 75 ptas al día por fabricar balones que se venden a 10 mil. También los niños hacen calzado en India, Indonesia, Tailandia… En las estanterías de los grandes almacenes lucen orgullosas etiquetas de estas empresas. Nosotros, como ciudadanos nos paseamos alegremente entre sus productos. ¿Podemos permitir que se anuncien las multinacionales que se enriquecen a costa de la esclavitud?

Miles de niños dejan su vida en las terribles minas y canteras de África, Asia e Iberoamérica. Como los prisioneros del campo de concentración de Austzwitch, que picaban piedra o construían carreteras. Estos niños no suelen llegar a viejos.
El servicio doméstico es uno de los sectores donde más prospera la esclavitud infantil.
Los niños de los basureros, viven en los cinturones de las grandes ciudades, en ocasiones familias enteras, y viven de aquellas cosas que pueden recoger de la basura para venderlas.
Los niños submarinistas arriesgan su vida bajo el agua asustando peces para que caigan en las redes, los niños desguazadores de Corea, picapedreros de Bangladesh, de las fábricas de vidrio .

No podemos ignorar uno de los comercios más escandalosos y oscuros: el de órganos. Para describir este vergonzoso negocio, el lema acusador Nuestro banquete es el hambre de los pobres se ha quedado corto. No sólo su sudor, su trabajo, su comida, sus materias primas… el cerdo cebado (que somos los países del Norte) no se conforma. También quiere sus riñones, sus córneas… o su corazón. Sí, se trafica con niños para la adopción, pero también se trafica con niños para despiezarlos, o se trafica con sus órganos para satisfacer las necesidades de órganos de los ricos.
A los judíos se les mataba cuando ya no valían para el trabajo, y se utilizaba hasta su pelo y su grasa para hacer jabón… En este enorme infierno de la infancia, también los seres humanos son aprovechados hasta sus órganos. Este holocausto de dimensiones desconocidas hasta ahora en la historia no ha sido aún llorado, recordado, restituido… y ya va siendo muy urgente hacerlo. ¿Hay derecho a que nuestros políticos no traten este tema en el Congreso, en el Parlamento Europeo, en los Plenos de nuestros Ayuntamientos? ¿Con qué justificación consentimos que los temas más importantes de la humanidad sean ignorados por aquellos a quienes pago, a quienes voto, a quienes sostengo? ¿No es un tema político que mi gobierno subvencione a multinacionales como Siemens o Shell, o Inditex, multinacionales españolas o europeas que esclavizan niños? ¿Es nuestro deber acabar con algunas dictaduras (aunque sea bombardeando) pero no es cosa nuestra el tráfico de niños y su esclavitud?

Prisión y condena. Hay niños en las cárceles de muchos países: en Birmania, Irak, Kuwait… En USA en 1999 había 29 menores en el corredor de la muerte a la espera de la ejecución. En Mississipi la edad mínima para la cámara de gas son 13 años. En Pensilvania no hay edad mínima. A esto le llaman progreso.

Los niños guerrilleros merecen también un capítulo aparte. En los últimos 50 años el mundo ha padecido más de 400 conflictos armados. Los países enriquecidos aportamos el 90% del armamento y defendemos nuestros intereses alimentando un conflicto u otro, apoyando un bando. Pero las guerras nos convienen sobre todo lejos de casa, entre los pobres. Los nazis, para justificar la barbarie, necesitaron meter a los judíos en ghetos, hasta hacerlos aparecer como seres infrahumanos, diferentes a los demás. El gheto de los niños esclavos consiste en reducirlos a informativos de altas horas de la madrugada, sacarlos de la agenda política como si esto fuera un tema de buena voluntad, un tema no operativo, un tema para folleto marginal de ONG. Quitarles la categoría de humanos se hace hoy planificando nosotros su natalidad, ofreciendo imágenes de campos de refugiados donde se hacinan hambrientos y pelean por un plato de comida… ¡Los empobrecidos sufren, no se acostumbra nadie al hambre!

Los niños esclavos en nuestro ambiente e instituciones

En todas partes hay huellas de su sufrimiento, pero los niños esclavos están ocultos, donde no puedan acusarnos. No forman parte de los temas importantes en la agenda política, ni en la educación. Transversalmente, con lo que no es importante. En los libros de nuestros niños rara vez aparecen, y si los vemos es contándonos la historia de un Iqbal Masih ñoño y despolitizado, robándole así la carga de militante revolucionario, capaz de remover nuestras conciencias y hacernos avergonzar del «no se puede hacer nada», capaz de movilizarnos para, como él, comenzar una lucha consciente y constante, hasta dar la vida.

Peor es buscar a los niños esclavos en las librerías. Es el genocidio más grande que se está realizando, son 400 millones de niños en la basura, pero no tienen nada sobre ellos en ninguna librería de nuestras ciudades.
Para ellos el tema no es relevante. El PSOE, por ejemplo, en su programa, en la parte referente a Cooperación Internacional, propone cambios verdaderamente revolucionarios: como el 0,7% ¡para el 2010! De dejar de robar no dicen nada. También proponen destinar un 3% del beneficio del negocio de armas a programas de desarrollo, y paz. El otro 97%, para hacer la guerra. Ni PP, IU, ni los nacionalistas de nuestro país pretenden, ni de lejos, acabar con la esclavitud infantil. Todos defienden los intereses de los comerciantes, de las grandes multinacionales, impidiendo la denuncia pública de las causas de la esclavitud infantil.

Es fundamental aquí el papel de los sindicatos. ¿Alguien ha visto a algún sindicalista de hoy denunciando la esclavitud infantil? ¿En la TV, en la radio, en sus negociaciones? Ningún sindicato se ha unido el 16 de abril, por ahora al clamor ciudadano que se inició en 1996 contra las causas de la esclavitud infantil en toda España. Están demasiado ocupados en defender los privilegios de los pocos trabajadores privilegiados. Y en cobrar.
Los sindicatos elaboran material sobre lo que ellos llaman trabajo infantil. Por supuesto en sus páginas web hay algo de esto. Utilizando el mismo lenguaje del opresor. Elaboran hasta unidades didácticas para trabajar el tema con los niños ricos. Para eso lo usan, es un tema transversal, como todo lo que no es importante, aparentando ser solidarios.

Y sobre todo, los sindicalistas no hablan nunca de los niños esclavos que hoy también luchan. Porque ellos sí luchan. Hay sindicatos entre los empobrecidos que han formado militantes de la talla de Iqbal Masih, niño esclavo que dio la vida a los 12 años en la lucha solidaria. Hay niños esclavos en la India y Pakistán, que se manifiestan exigiendo justicia para Iqbal, exigiendo el fin de la esclavitud infantil. Los niños de la calle, de Río de Janeiro se manifiestan con pancarta gigante denunciando que han asesinado a sus compañeros, los escuadrones de la muerte. Son niños de 8 años, con la cara tapada en la calle. Por solidaridad. Los niños mapuche han sido agredidos por las fuerzas de seguridad en Chile por denunciar mediante murales la explotación que lleva a cabo la Shell… De todo esto, no pueden hablar nuestros sindicalistas. Sería reconocer que han traicionado la lucha. Y el presidente es socialista

Los niños esclavos necesitan la solidaridad, exigen la solidaridad… Pero nosotros también. Para poder mirar de frente y explicarles a nuestros hijos qué hemos hecho. Necesitamos las experiencias solidarias de los niños esclavos, de los empobrecidos de la Tierra… para unirnos al valor moral del S. XXI: la vergüenza.


Nota:
Información sobre este video en el tef:91-3734086 (Madrid)o en las Casas Cultura y Solidaridad. Pincha aquí.

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