La solidaridad como principio de toda acción política

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Nosotros queremos protagonizar nuestra vida, queremos que la solidaridad sea el centro de la vida política. Sabemos que de los líderes no vendrán las respuestas que necesita la humanidad. Sabemos que es deber nuestro ser respuesta a los problemas del mundo.

Hace casi un mes una amiga iba a trabajar. La empresa estaba cerrada. Dos guardas en la puerta. No se puede pasar. La empresa ha cerrado. Pueden pasar de dos en dos a recoger sus cosas vigilados por los guardas. Los trabajadores tratados como delincuentes por el delito de ir a trabajar. Pero la empresa que les echó a la calle sigue teniendo beneficios, no está en quiebra. Desde entonces en un mes esta amiga ha tenido tres trabajos. En uno de ellos la supervisora pasa por los puestos de teleoperadora y aquel trabajador al que pone la mano en el hombro está despedido. La llaman la «viuda negra». Al que cumple los objetivos le dan un globo y una bolsa de caramelos. Uno pidió que en vez del globito remunerasen los objetivos en dinero. El mismo día le echaron a la calle.


El otro día han condenado a un mendigo a un año de cárcel por robar una barra de pan.


Hace dos domingos, en una de las últimas pateras en llegar a Canarias, se ahogaron veinte niños. Las llaman pateras guardería. La familia de cada uno había pagado más de 900 euros por el viaje. Un viaje a Disneyland París cuesta la mitad.


Hemos construido un mundo en el que los que se ahogan en el mar encima pagan más que los que viajan en crucero. Un mundo en el que un mendigo roba una barra de pan y le cae un año de cárcel. En el que los pobres pagan por todo más que los ricos. Los aplastados, además de ser aplastados tienen que pagar más por serlo.


¿Cómo es posible que en un mundo que la FAO dice que tiene capacidad actualmente para alimentar a 12.000 millones de personas pasen hambre ¾ partes de la población? Este mundo que en el que antes del verano se hablaba de crisis alimentaria y hoy ya no se habla de esto aunque el hambre sigue existiendo para muchos. Este mundo en el que cuando los gobiernos se juntan para tratar de ayudar a los pueblos hambrientos apenas juntan varios cientos de millones de euros, pero cuando se trata de ayudar a los bancos los millones se cuentan por cientos de miles. ¿Quién es capaz de defender hoy, después de haber visto esto, que no es posible acabar ya con el hambre en el mundo?


¡Qué barata le sale a la banca la crisis y qué cara la pagan los pobres! Entre 2004 y 2008 la banca perdonó al PSOE 40 millones de euros en créditos. Un año después la banca ha recibido del gobierno miles de millones de euros.


Un mundo en el que los inmigrantes han sido explotados cuando venían bien y ahora se intenta mandarlos para sus casas sin derechos, ni pensiones… Ayer nos daban el dato: 80% de inmigrantes en paro en Sevilla. ¿Qué vamos a hacer cuando empiecen a robar para comer? ¿Pedir más policía o pedir justicia? O luchamos para que haya justicia o acabamos pidiendo más policía para defendernos de los pobres y les condenaremos a años de cárcel por robar una barra de pan.


Un mundo en el que crece el paro. Un mundo en el que hay trabajadores que ganan 800 euros al mes y un ministro, que se dice socialista, se gasta 1.000 euros en una cacería de un día. Si hubiera dignidad en esta tierra, los parados de Jaén habrían estado en pie de guerra exigiendo al ministro de Justicia que se fuera a la calle.


En un mundo así no valen ninguna de las respuestas que se limitan a volver la cara o a moverse únicamente en el marco de juego que nos ofrece un sistema canalla. En un sistema político donde los diputados del Congreso, después de 2 meses de vacaciones de Navidad se cogen ahora otras tres semanas y siguen cobrando, en una España con 4 millones de parados. Se colaboraría así a una canallada institucional. No podemos conformarnos con las migajas que nos dejan los grandes.


No valen las respuestas individualistas de sálvese quien pueda. Esa amiga de la que os hablaba antes, ha trabajado para tres empresas distintas en un solo mes y con condiciones mucho peores que las que tuvo su padre.


¿Somos conscientes de que además de una profesión debemos dejar a nuestros hijos una lucha solidaria contra las causas del paro?


Tampoco vale la resignación pasiva del no se puede hacer nada. No es aceptable una sociedad en la que el trabajo sea patrimonio de unos pocos. No valen subsidios de desempleo. Basta ya de subsidios. Son mentiras. Hay ya en España un millón de parados sin ningún tipo de subsidio. Los subsidios que el PSOE da a un trabajador es menos que lo que el ministro del PSOE se gasta en un día en una cacería. No sólo son miserables. Son indignos. Basta ya de engañar al pueblo y de querer comprarle con subsidios. El trabajo es un derecho. Las posibilidades de la técnica hacen que sea posible redistribuir el trabajo. Hoy hay posibilidades técnicas de acabar con el hambre y el paro.


Tenemos el deber de formar un partido que responda a los problemas del hombre de hoy, a los problemas de los empobrecidos, de los aplastados, de los humillados. Todos estamos comprometidos en dar respuesta a este mundo.  No se puede permanecer al margen.


El que no actúa en política deja actuar al poderoso.


Una acción política solidaria debe alcanzar todas las esferas de la vida política institucional de un país. Hoy el poder para influir sobre las políticas y prioridades de gobierno no se reparte de forma democrática a lo largo de la sociedad, está en manos de unos pocos. Es verdad que hay sufragio universal, pero… ¿está la información, los MCS «democratizados»?


Más bien parece que son unos pocos medios los que controlan toda la información, no sólo en España, sino a nivel internacional y en una única dirección: humillar al explotado.


A un amigo que quedó en paro, un periódico le hizo una entrevista y toda la noticia, desde el titular hasta la última letra estaba contra los parados. «Que si estudió tal carrera con muy mala salida, que si es triste la precariedad, pero más triste es el paro, que es trabajo al fin y al cabo…» Hoy en los MCS al aplastado se le humilla hasta cuando se le da la palabra.


Hacer que la política tenga como principio la solidaridad requiere de unos medios de comunicación que también pongan la solidaridad como centro de su información. Que den voz al que no la tiene, no para humillarle, sino para que el grito lo oigan hasta los que no quieren oírlo. No habrá política solidaria sin medios de comunicación solidarios.


La solidaridad es el estilo y el medio para la realización de una política que quiera mirar al verdadero desarrollo humano. Y la solidaridad supone poner a los más débiles en el centro de la acción política. Hay que hacer de la solidaridad el metro con el que juzgar las medidas aprobadas por los gobiernos, las tareas y los esfuerzos emprendidos, las declaraciones realizadas. La solidaridad debe ser el termómetro que mida la caridad de nuestra acción política.


¿Hay solidaridad en la educación de los jóvenes hoy? La solidaridad hoy ni se plantea. Hoy se convierte la solidaridad en delito.


Esto requiere en las personas que nos planteemos la asociación. La tendencia natural del ser humano de asociarse para conseguir determinados fines y ser más eficaz ha estado siempre presente en la historia, pero, es el desarrollo de la técnica el que extiende esas posibilidades hasta límites insospechados.


Cuando empezamos a montar el partido SAIn, preguntamos a un viejo militante qué era lo más importante para crear un partido que tuviera la solidaridad como eje de la acción política. Nos contó algo que vio en un viaje a Iberoamérica: Recorriendo los campos del país en el que estaba, iba una abuela, joven, porque allí las abuelas son jóvenes, llevaba tras de sí una fila de cuatro o cinco niños. Pasaban hambre y la abuela caminaba por los campos buscando hierbas comestibles. Aquel militante nos contó: «En el tiempo que la estuve observando no comió ni una sola de las hierbas. Todas se las daba a sus nietos». Y terminaba con la siguiente conclusión: «Si queréis crear un partido que tenga la solidaridad como principio de la acción política, buscad personas como esa abuela para que lo impulsen, para que formen parte de él y le llenen de vida solidaria». Porque un partido que quiere ser solidario, si no está compuesto por personas que vivan la solidaridad así, quedará simplemente en teorías. Personas que vivan así la solidaridad y que la quieran llevar al terreno institucional sin miedos, sin complejos.


En el mundo ha habido gente así y las hay. Personas con dignidad. Es hora amigos de la sociedad organizada, asociada, de librarnos de las ataduras que nos quieren imponer los partidos, a base de subsidios. Es hora de protagonizar nuestra vida. El comunicado final de la cumbre de Washington del famoso G20 terminaba con una declaración que empezaba así: «Nosotros los líderes…» Pues bien, hoy, aquí, es necesario que este puñado de amigos empecemos a oponer a esa afirmación otra que diga: «Nosotros el pueblo…» Nosotros queremos protagonizar nuestra vida, Nosotros queremos que la solidaridad sea el centro de la vida política, nosotros queremos compartir las luchas de liberación. Sabemos que de los líderes no vendrán las respuestas que necesita la humanidad. Sabemos que es deber nuestro ser respuesta a los problemas del mundo.


CONGRESO POLÍTICA Y SOLIDARIDAD


Sevilla, marzo de 2009