Editorial Autogestión 126: La eutanasia y la agenda biopolítica española

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En todo análisis político hay por lo menos dos niveles. Lo que se ve en la superficie de los acontecimientos y lo que subyace en un nivel más profundo y que normalmente está oculto. En el primer nivel se encuentra la política del gobierno, del parlamento, lo que nos dicen los medios de comunicación social. En el otro nivel es donde se toman las decisiones importantes, es decir, donde está el poder real. ¿Quién está en este nivel? Pues los grandes lobbies y logias neocapitalistas de ámbito global que dominan sobre empresas, gobiernos, servicios secretos, organismos internacionales y supranacionales, etc.

Es en este nivel en el que se ha decidido, desde hace décadas, plantear una guerra cultural planetaria que modifique las bases antropológicas de la humanidad como forma de diseñar las relaciones de poder en la era de la «sociedad programada» del siglo XXI. Para ello se ha de imponer a nivel mundial una agenda que consagre el aborto, la eugenesia, la eutanasia, la gestación subrogada, las leyes LGTB… como formas de control biopolítico de la sociedad de manera que se garantice mayor dominio y explotación de la sociedad. Para ello la manipulación de la información a través de las redes, el bigdata y la inteligencia artificial van a jugar un papel fundamental.

Estas nuevas legislaciones se presentan camufladas bajo la forma de «nuevos derechos humanos» y tienen como objetivo la destrucción de las estructuras solidarias que conforman a la persona humana empezando por su sexualidad y siguiendo con el matrimonio y la familia. Se trata de diseñar y construir individuos aislados insolidarios en lugar de personas con vínculos de pertenencia e identidades fuertes. Tanto el estado como el mercado deberán sustituir las relaciones humanas básicas mediante la burocracia y mediante el acceso consumista a cientos se servicios «humanitarios» incluido el sexo, la autofecundación o el suicidio asistido (véase la «teoría del amor sueco»).

Uno de los mayores exponentes de este neocapitalismo global es George Soros, especulador financiero y miembro de diversos lobbies y logias neocapitalistas, que pretende imponer su voluntad política a la humanidad. Para ello creó la Open Society Fundation a la que ha dotado de una gran capacidad financiera para generar redes de influencia política y social. Una de las estrategias más utilizadas por Soros es la desestabilización política para conseguir que las organizaciones de la llamada «sociedad civil capitalista» como diría Gramsci, a la que pertenece su fundación, asuman de facto el mando político y mediático sin que ello suponga no intentar la presión directa sobre las instituciones de la democracia formal como son el gobierno y el parlamento.

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Por ello se molestó personalmente en 2017 en invitar a Albert Rivera a la reunión del Club Bildeberg celebrada en EEUU o hace unos meses se vio personalmente en secreto con Pedro Sánchez en la Moncloa al poco de llegar al gobierno de mano de los independentistas catalanes a los que Soros «asesora» directa a indirectamente. La «biounanimidad» de la biopolítica española (y de los medios de comunicación adyacentes), al margen de pequeñas disensiones tácticas, demuestra que quien gobierna España no está Moncloa, ni en el parlamento, está en la Open Society o en alguna fundación parecida. Por ello, no es de extrañar que PSOE-Podemos-Ciudadanos-PP formen un solo ser político a favor del aborto, la eutanasia, la eugenesia etc.

La ley sobre eutanasia que ha propuesto el gobierno del PSOE (que no socialista) obedece literalmente a los mandatos espacio-temporales de George Soros y de todas las logias neocapitalistas globales y es está su verdadera naturaleza biopolítica. Una ley contra los más débiles a favor de los más fuertes y ricos. Ni Hitler lo hubiera soñado mejor.

Editorial de la Revista Autogestión nº 126