GENIOS del TERCER MUNDO

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El Primer Mundo roba los técnicos informáticos al Tercer Mundo. En la costa del Este de Estados Unidos ya se habla de la de la ´Brigada del curry´ y hay hasta quien dice que cuando en Silicon Valley utilizan las siglas IC no se refieren ya a Circuitos Integrados sino a los Chinos y los Indios que pueblan las empresas tecnológicas de la Bahía de San Francisco.
Una de cada cuatro empresas tecnológicas de esta región está dirigida por un chino o un indio, según un reciente estudio de la Universidad de California. Los europeos por fin se han dado cuenta del filón asiático, y para demostrar el interés de su país, el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, viajaba a Bangalore, corazón tecnológico de India, el pasado 17 de mayo.

Cinco días antes de su llegada nacía el ciudadano indio número mil millones. La ONU calcula que en el 2045 la población india superará a la china, que ya alcanza los 1.300 millones. Estos dos países, azotados frecuentemente por sequías e inundaciones, sigun luchando por acabar con la pobreza y las desigualdades sociales. ¿Por qué sus ciudadanos se han convertido en los trabajadores más codiciados en todo el mundo?

«Parte de este
fenómeno se debe solamente a los números», dice Shaw He, empresario chino afincado en Boston. Explica que siempre hay un porcentaje de talento en todos los países: «Si tomas el 1 por 100 de la población de China, tienes 13 millones, mientras que si tomas el 10 por 100 de Singapur, una ciudad-Estado que sólo tiene 3 millones de habitantes, pues te encuentras con 30.000 personas». Si a eso le suma que esta población se encuentra en el pico laboral, entre 22 y 42 años, la estadística habla por sí sola.

Pero a la superioridad numérica se añaden otros factores que explican por qué el dominio de los asiáticos en el sector tecnológico se afianza cada día, como la tradición histórica de estos países, en los que siempre se ha valorado el estudio de las ciencias exactas, los esfuerzos de sus gobiernos para garantizar la educación gratuita de sus ciudadanos y la inestabilidad económica y política, de la que los ciudadanos bien formados prefieren escapar porque saben que en otros países tendrán la posibilidad de mejorar su calidad de vida.

«Un filósofo chino de la época de Confucio dijo: ‘Cuando tu cuenco de arroz está lleno, puedes entender la cortesía’ –dice He-. La idea es que, si no tienes qué comer ni con qué abrigarte, no te vas a poner a pensar en literatura».

Salir de la pobreza

En países como India, China, Japón, Corea y Taiwan las ciencias exactas se valoran más que las artes o la historia. Asia lleva un siglo intentando salir de una situación de pobreza. Todo estaba orientado a cubrir las necesidades básicas: alimentos, infraestructuras, salud… para mantener viva a la gente. Se necesitan capacidades tangibles, como ingenieros, científicos y médicos, que puedan contribuir directamente a la productividad, que puedan salvar a la gente de hambrunas y enfermedades. «¿Qué eres un buen escritor? ¿Y qué? No puedes dar de comer a la gente con eso. Por eso la tecnología se valora mucho más», sostiene He.

Además, las ciencias exactas tienen la ventaja de ser un conocimiento fácilmente exportable, sobre todo para los profesionales de lugares en los que se habla inglés, como India.

En Japón, Corea, Hong Kong o Singapur también hay una gran oferta de ingenieros, pero tienen economías más desarrolladas y menos incentivos para dejar su país, su familia y sus costumbres. «Su situación económica es bastante buena, así que, ¿para qué molestarse?», dice Shawn He.

Shawn tiene 30 años y nació y se crió en Pekín. Salió de China para estudiar biología molecular en Yale. Su padre fue el director del Departamento de Ciencia y Tecnología de Hainan, donde ideó un centro-lanzadera de cohetes en este lugar, el más cercano al Ecuador en China y, por tanto, el más eficaz para colocar los satélites en órbita. El proyecto estuvo parado mucho tiempo, pero recientemente el gobierno central ha reunido un eqipo, que coordina el padre de He, para construir un gran centro espacial. A pesar de todas las posibilidades que se le presentaban a He en su país, prefirió marcharse a Estados Unidos. Como otros miles de jóvenes chinos, no tiene intención de volver a vivir en China.

Cada día es más fácil emigrar para los chinos cualificados. El proceso normal para quedarse en Estados Unidos es cursar un master o un doctorado con visado de estudiante y luego quedarse a trabajar. Los estudiantes solicitan desde China una beca de la universidad que los acepta, y pueden completar sus ingresos trabajando en la universidad, bien sea como asistente de un profesor o en investigación.

«En los 80 era muy dificil, pero ahora es algo muy normal, es un proceso que se ha estandarizado –comenta He-. Hay libros para prepararse para ir a una universidad extranjera y la posibilidad de hacer exámenes como el TOEFL (examen de inglés estadounidense). Desde los 90 es más fácil e incluso te ayudan los profesores en la universidad china».

India, la herencia de Nehru

Aunque India no tiene un gobierno comunista, está entre los países más regulados, sólo comparable a Siria y Corea del Norte. El economista y Premio Nobel Milton Friedman declaró en una entrevista a la televisión estadounidense que «el problema es que los indios pueden progresar en todas partes menos en India. Allí lo pasan mal porque no les dejan utilizar su capacidad. El gobierno les dice lo que tienen que hacer».

La India de hoy, para lo bueno y para lo malo, es la herencia del presidente Jawaharlal Nehru. Tras ganar las primeras elecciones en India, en 1952, se convirtió en un dirigente autoritario y carismático que aplicó un socialismo pragmático que, según él, liberaría a los oprimidos en Africa y Asia de la dependencia impuesta por Occidente. Su gobierno estableció una burocracia férrea, pero también fue Nehru quien logró conciliar más de treinta lenguas, quien se empeñó en crear un país multicultural y laico, con el inglés como lengua oficial, a pesar de ser la de sus colonizadores y un idioma que en los albores de la independencia, en 1947, sólo hablaba la elite india.

También se debe a Nehru el origen del núcleo tecnológico indio, los Institutos Indios de Tecnología (IIT). Hoy en día se cuentan entre los mejores del mundo. En 1946, un comité del gobierno indio recomendó la creación de cuatro institutos superiores para estudios tecnológicos para competir con Europa y EE.UU. El gobierno los diseñó con la flexibilidad y dinamismo que pensó necesitarían a la luz de los nuevos conocimientos y las cambiantes necesidades socioeconómicas de las sociedades modernas. Se crearon a finales de los años 50 en Kharagpur, Bombay, Kanpur, Madras y Delhi, y recientemente se ha incorporado otro en Guwahati. A principios de los 60, Nehru los declaró «institutos de importancia nacional».

Los IIT se
desarrollaron con la cooperación y la participación de la Unesco, gracias a contribuciones del gobierno de la entonces Unión Soviética, que aportó los equipos y personal docente entre 1956 y 1973. El IIT de Bombay, por ejemplo, acogió a más de setenta expertos y técnicos soviéticos. Además, la Unesco ofrecía becas para que los profesores indios recibieran formación en la URSS.

Resulta paradójico que Occidente se esté beneficiando ahora de las políticas educativas socialistas, como la soviética o la china. Esta herencia no sólo llega a través de indios y chinos sino también de los países de Europa del Este. En las empresas alemanas de alta tecnología ya hay una fuerte presencia extranjera, aunque aún no hay indios. Se encuentran, sin embargo, profesionales de los países del Este que entran a través de empresas americanas y que ya llegan hablando alemán.

Para Kay Schwabedal, directivo de la multinacional informática CompuNet en Alemania, la fuerte inversión de los países de la órbita socialista en estudios tecnológicos se debe también a la herencia de la guerra fría: «Los países del sistema socialista pusieron todas las facilidades para estudiar carreras técnicas para ingenieros nucleares, espaciales, etcétera; alta tecnología que sirviera básicamente a los intereses del gobierno. Pero ahora son fácilmente reciclables para la economía de las nuevas tecnologías. Además, en los países comunistas no iban a fomentar la libertad de expresión, pero sí tecnología que sirviera para mantener el poderío armamentístico».

El sueño de Nehru de sacar adelante a los países asiáticos con el conocimiento tecnológico está dando sus frutos, pero no contaba el mandatario con que ese talento acabaría marchándose. Los profesionales más codiciados en el mundo son de los IIT. Estas universidades siempre las había mantenido el gobierno, pero últimamente se han abierto a la iniciativa privada. La crítica interna ha ido en aumento por exportar graduados altamente cualificados, así que en los últimos años se está fomentando desde estos institutos una liberalización del sector para que India compita globalmente.

Demanda interna

Un informe de la Asociación Nacional de Empresas de Software y Servicios (Nasscom), publicado en la agencia India Abroad News Service, estima que la demanda de profesionales del sector en India sería de 140.000 entre los años 2000 y 2001, mientras que se están licenciando entre 73.000 y 85.000 profesionales al año. «El mercado laboral seguirá estando apretado», concluía el informe.

Pero es difícil mantener a los profesionales en la India cuando se está librando una batalla a nivel mundial para lograr hacerse con sus ingenieros. Hay empresas que se dedican a intermediar entre las multinacionales y los estudiantes de IIT en India. Al mismo tiempo, Alemania ha dado un paso para imitar la política migratoria de los Estados Unidos y ha ofrecido permisos laborales por cinco años a 20.000 expertos indios que deberían llegar en agosto. Japón ha solicitado 10.000 y pretenden seguir esta iniciativa países como Suecia y Turquía.

En cualquier caso, incluso si no importaran a los ingenieros, existe ya una competición global ya que las centrales empresariales les comienzan a exportar trabajo a los países en vías de desarrollo. Alemania está exportando mucho trabajo a India porque el coste de producción se reduce considerablemente. India resulta muy competitiva para atraer empresas por su coste de producción bajo y muy buena educación. A medio plazo, India se puede beneficiar de la exportación de trabajadores. Ya se está beneficiando de la inversión de los técnicos que ya han triunfado en Estados Unidos y que, convertidos en empresarios, vuelven para invertir en la tecnología india. «Mucha gente de aquí se está volviendo a India», confirma Mona Sharma, directora de la revista Silicon India y empresaria de Internet afincada desde hace unos meses en Silicon Valley, en California.

En 1999, la revista Fortune publicaba una lista de los americanos más ricos con menos de 40 años y había tres hombres de origen indio: un ex alumno de los IIT, Arun Netravalli, presidente de Bell Labs; Arun Kripalani, vicepresidente de Qualcomm,y Rajiv Gupta, directivo de Hewlett Packard.

Gurujaj Deshpande, nacido en India, estudió en el IIT de Madras y llegó a América en los 60 como profesor. Hace poco más de un año fundó Sycamore Networks, que recientemente salió a Bolsa, convirtiendo a Deshpande en el indio más rico del mundo. Desh, como se le conoce en la comunidad india, posee 3.300 millones de dólares en acciones (unos 594.000 millones de pesetas).

La leyenda india

Sabeer Bhatia es el símbolo del éxito indio, toda una leyenda en Silicon Valley. Cuando llegó a Estados Unidos como estudiante en 1988 no tenía más que 250 dólares en su bolsillo (apenas 50.000 pesetas). En su ciudad natal, Bangalore, era un estudiante brillante de familia modesta –su padre trabajaba para el sector público y su madre, en un banco-; creó Hotmail al poco tiempo de terminar la carrera, en 1995. Dos años después se lo vendió a Microsoft por 400 millones de dólares (más de 70.000 millones de pesetas).

Entre los inversores más famosos están Ram Shiram y Rakesh Mathur, parte de un grupo de emprendedores indios que se hicieron ricos cuando Amazon.com compró su Junglee Corp. Los fundadores de Junglee –que fue absorbida por Amazon.com- han creado Sky-Blaze para invertir en empresas de Internet en Estados Unidos, y otro fondo de inversión llamado India-Blaze para empresas indias. Mathur recientemente transfirió el 25 por 100 de su participación en la empresa RightHalf.com al IIT.

«Puede que India no haya producido grandes exploradores, como Marco Polo o Colón –publicaba recientemente el diario Indian Express-, pero cuando se escriba la historia de la revolución de la información, puede apostar a que habrá algunos nombres indios, y no será a pie de página (…) A juzgar por los acontecimientos de 1999, puede que el camino no haya hecho más que comenzar».Ž

EUROPA, en la ENCRUCIJADA

La Unión Europea necesita cubrir 900.000 puestos de trabajo en el sector tecnológico, y si los gobiernos comunitarios no cambian sus políticas educativas, las vacantes se duplicarán para el 2003. La Comisión Europea ha decidido contribuir con 80 millones de euros (13.310 millones de pesetas) a un proyecto para mejorar las conexiones por Internet entre los centros de investigación y educación de países comunitarios y otros Estados europeos para ver si así se pone a la altura de Estados Unidos en lo que se refiere a innovación tecnológica.

Pero la necesidad de cubrir la demanda en las empresas es tan acuciante que los gobiernos plantean ya alternativas de urgencia, como la concesión de visados especiales para profesionales de la alta tecnología, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, que el año pasado concedió 115.000 visados para profesionales de la tecnología y los aumentará a 200.000 el año que viene.

Alemania concederá 20.000 visados para profesionales tecnológicos para cubir parte de los 150.000 puestos vacantes en el sector. Esta oferta del canciller alemán, Schröeder, ha levantado ampollas en el partido conservador, la CDU. En las elecciones regionales de Rhin-Westfalia, el ex ministro Jürgen Rüttgers, de Helmut Köhl, eligió el lema «Más niños y menos indios». En un país donde los extranjeros componen ya el 10 por 100 de una población de 80 millones de habitantes y donde las tensiones raciales están a flor de piel, las acusaciones de xenofobia al político de la CDU han hecho que el partido modere su oposición y proponga a cambio que las empresas del sector se comprometan a crear dos puestos de prácticas por cada extranjero que contrate. De no hacerlo, pagarían una multa de 125.000 euros (casi 21 millones de pesetas).

El alemán es un intento contradictorio y temeroso que ha copiado el nombre del permiso de Estados Unidos, la «green card», cuando no tiene nada que ver. El estadounidense es un permiso permanente, mientras que los alemanes sólo ofrecen trabajo durante cinco años.

Ante la falta de previsión en materia educativa -ya no daría tiempo a crear más escuelas de ingeniería e informática para lograr profesionales autóctonos en un corto plazo-, Europa se debate entre abrir sus puertas a inmigrantes cualificados o seguir con unas leyes altamente restrictivas.

«La respuesta a por qué no contratan trabajadores alemanes es que no los hay ni en Alemania ni, en general, en la UE -indica Alejandro Orero, catedrático de Organización de Empresas de la ETSIT-UPM- . De hecho, en la escuela (superior de Ingnieros de Telecomunicaciones) estamos recibiendo presiones de empresas americanas, alemanas, inglesas, suecas, finlandesas… que nos piden licenciados porque no hay suficientes en sus países». Incluso compiten entre las matrices y las filiales en España, ya que los ingenieros españoles se cotizan muy bien.

Para Sxhwabedal, directivo alemás de CompuNet, el problema de fondo radica en el concepto de las leyes de inmigración: «¿Es bueno para el país que vengan estas personas? Pero la opinión pública acepta mejor el concepto del refugiado político, que necesita ayuda, en vez de pensar en lo que necesita el conjunto de Alemania».

Mona Sharma, directora de la publicación «SiliconIndia», sostiene que «para competir globalmente con empresas estadounidenses necesitan una fuerza laboral muy sofisticada. No creo que ser nacionalista ayude mucho estos días».