«El adoctrinamiento de la juventud» ¿tiene alguna actualidad hoy?

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Páginas de la Historia:

Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia. Aldous Huxley

Una vez que hayas leído esta página de la historia, puedas compartirla con un grupo de personas cercano a ti, para poder comentarla desde un análisis crítico. Además podéis complementarla con hechos que están ocurriendo en la actualidad.

Comenzaremos con la famosa frase que tanto hemos repetido: Los pueblos que no conocen la historia están obligados a repetirla. Los actuales planes de estudio van reduciendo el conocimiento de la Filosofía, la Literatura o la Cultura Clásica, reduccionismo que coloca a la enseñanza de la Historia en instrumento para la manipulación partidista. Esto trae como consecuencia la tendencia a repetir comportamientos errados.

En los regímenes totalitarios, la juventud ha sido utilizada para ser amaestrada a través de la educación tanto formal (recibida en colegio, universidad, planes de estudio) como informal (calle, medios de comunicación, propaganda, asociaciones).

Los dos grandes regímenes totalitarios del siglo XX, organizaron todo su sistema educativo para ser orientado hacia el adoctrinamiento de los jóvenes.

El Führer lo tenía claro: «Tú no piensas como yo, pero tus hijos me pertenecen»; Stalin consiguió que los hijos delatasen a sus padres cuando no comulgaban con sus leyes, políticas o ideología.

A partir de la década de 1920, el Partido Nazi eligió a la juventud alemana como un público especial para sus mensajes de propaganda. Estos mensajes enfatizaban el hecho de que el partido era un movimiento de jóvenes dinámico, fuerte, progresista y esperanzado. El nazismo logró convencer a millones de jóvenes alemanes en las aulas y a través de actividades extracurriculares.

En 1938, Adolf Hitler manifiesta: “Estos jovencitos ingresan a nuestras organizaciones a los diez años de edad, y a menudo respiran un poco de aire fresco por primera vez; después de cuatro años de estar en la categoría de Jóvenes, pasan a las Juventudes Hitlerianas, donde permanecen cuatro años más… Y aunque aún no son nacionalsocialistas completos, pasan al Servicio Laboral y ahí los preparan durante otros seis o siete meses… Y si les llega a quedar algún rastro de conciencia de clase o estatus social… las Wehrmacht (fuerzas armadas alemanas) se encargarán de que desaparezca”.

La educación en el Tercer Reich sirvió para inculcar a los alumnos la visión nacionalsocialista del mundo. Aunque la mayoría de los educadores permanecieron en sus puestos porque aceptaron el régimen nazi, éste se dedicó a purgar el sistema escolar público eliminando a todos aquellos maestros que políticamente no eran de confianza.

Los nazis intentaron formar una familia ideológica que estuviera por encima de la biológica. Muchos padres se dieron cuenta de que habían perdido el control sobre sus hijos.

Las escuelas jugaron un papel importante en la difusión de las ideas totalitarias entre la juventud . Mientras los censores eliminaban algunos libros de las aulas, introdujeron nuevos libros de texto que enseñaban a los estudiantes el amor a la ideología impuesta y la obediencia a la autoridad del estado. Incluso existía una guía didáctica de educación sexual.

En China, La adhesión a la ideología del Partido Comunista Chino se convirtió en el contenido más importante de la educación en China. Una de las normas que se impuso (y sigue estando vigente) es la estricta prohibición de las religiones en el sistema educativo. Una pancarta con la leyenda «No creas en la religión, no propagues la religión» es exhibida en algunas escuelas.

La institución educativa que se impone a través del Partido Comunista quiere que los niños y niñas reconozcan que la única manera de salir de la pobreza, ser prósperos y avanzar hacia la felicidad, cumpliendo sus deseos es confiar firmemente en el Partido Comunista Chino y en sus buenas políticas.

Estos sistemas educativos estaban legitimados permanentemente por un lenguaje perverso, en nombre de la libertad y el progreso. Al igual que está sucediendo ahora en nuestras sociedades, a través de la creación de nuevas palabras se pretende establecer una nueva forma de entender el mundo perfectamente pensada, sistematizada y caracterizada por la sumisión incondicional al poder.  Todos los totalitarismos saben que el diccionario puede actuar como un taimado caballo de Troya de la ideología. El uso de determinadas palabras y expresiones terminan configurando desde dentro el pensamiento de quien las emplea.

El filósofo Rafael Gambra, dedicó un ensayo:  El leguaje y los mitos a dilucidar como el lenguaje se convierte en vehículo principal para un cambio de mentalidad y actitud. No es casual que Stalin tuviese un interés tan constante por la lingüística; y que los nazis estructurasen una meticulosa transformación semántica del idioma alemán.

Orwell ya había advertido que cada una de las expresiones prefabricadas que usamos «anestesia una porción del cerebro».

La ideologización de los jóvenes se sustentaba en el trípode cuerpo-mente-moral, que era a su vez la base para el adoctrinamiento físico y emocional, además de un control absoluto sobre las conductas, el carácter, y sobre sus comportamientos.

Hay estructuras poderosas en la sociedad de hoy que preferirían que la gente fuera adoctrinada a través del cuerpo, la mente y la moral, que fuera obediente, y que no tratara de sacudir los sistemas de poder y de autoridad. Aunque estos sistemas de poder se revistan de “bondad”, como es la imposición de la Agenda 2030 en todas las escuelas.

Como dice Noam Chomsky, el propósito de la educación es mostrar las herramientas para que la persona pueda promocionarse y buscar su vocación.  El otro concepto de la educación es adoctrinamiento.

Mª Mar Araus