¿QUÉ NOS HAS PASADO?

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En un mundo desierto de valores humanos, sólo quedan instintos primarios: hambre y miedo. El pueblo, desideologizado, voluble, ha reaccionado votando al PSOE, que les evita el temor a más atentados (o eso cree). Y ha abandonado al Partido Popular que les calmaba el hambre (o eso supone). Ante estos dos instintos básicos y desnortados axiológicamente, se ha preferido votar al miedo.



Por Carlos Díaz

FUENTE:Alfa y Omega

Muy pocos imaginaron, si alguno, que el 11-S iba a tener su continuidad en el 11-M. Mismo día, misma victimización numerosa, mismo agente (islámico), mismo estremecimiento y misma tristeza por el ser humano. Mi párroco estuvo sembrado ese día, como tantos otros: «¿Se habrá cansado Dios de nosotros?» Delante de nosotros, una vez más, todo el libro del Génesis: el hombre peca, Dios perdona, el hombre vuelve a pecar, y así sucesivamente. ¿Será que Dios existe aunque sólo sea para perdonar al hombre?
Durante mucho tiempo, he venido definiendo al ser humano como sapiens malusque, sabio y malo, y por eso infirmis, enfermo, no firme, pues su pie tecnocientífico es tan largo, como amuñonado su piececillo moral. Atrofia contra hipertrofia, ¿hasta cuándo abusaremos de la paciencia de Dios? Ya se ve que a la pregunta: «¿Qué nos ha pasado?», resulta inevitable responder: «Lo de siempre, esta vez un poco más».
Lo-de-siempre-hoy se llama terrorismo (este terrorismo y el de las invasiones permanentes por parte de los Estados Unidos). Pero, ¿habría terrorismo sin pecado, sin injusticia, sin maldad, si el humano fuera bueno? No, pero entonces, quizá también pudiera decirse que si el hombre fuera bueno, tal vez no sería hombre.
¿Qué tienen ahora que decir aquellos para los que el género humano iba a construir un paraíso en la tierra? La tierra sigue herida por la insolidaridad (tres de cuatro personas están pasando hambre cuando podría multiplicarse por cinco el número de habitantes con el nivel económico de Portugal si hiciésemos las cosas de otro modo, y compartiésemos nuestras tenencias), por la división norte-sur, por el armamentismo y el belicismo…, y así más.

Lo-de-siempre-hoy se llama fundamentalismo, respuesta islámica, de todo punto inaceptable y criminal, al sin fundamento de una Humanidad que ha reaparecido con el furor nihilista y relativista, amalgamado con el epicureísmo y el miedo sodomítico y gomorrino de nuestro mundo. En este contexto, es mucho pedir a los intelectuales orgánicos de los partidos que definan en sus campañas electorales qué quieren decir cuando en sus respectivos eslóganes apelan emotivistamente a sus opciones de progreso (¿qué partido no optaría por el progreso?; ¿pero progreso también hacia el precipicio?), a sus opciones de izquierda, no de derechas (ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre ambas?), a sus opciones centradas (¿centradas en qué?, ¿en aforismos monetaristas?) Lo más chistoso de este sistema de apelaciones a símbolos y emblemas es que, sin contenido, continúen argumentando lacrimomuconasalmente: ¡valiente mayoría de edad ilustrada a que habríamos llegado!

Este mundo en realidad no puede llorar a sus víctimas, pues eran víctimas ya de quienes ahora dicen llorarles como víctimas de otros. En cierta lápida de Torrero (Zaragoza) se lee: «Fulano…, nos ha dolido más tu vida que tu muerte».
Basta de hipocresía: ¿cómo condolerse de estas víctimas, si las victimaciones casi innumerables que realizamos mientras vampirizamos a los pobres las celebramos aplaudiendo la subida de la Bolsa? Cinco empresas españolas (BBV, Santander, Endesa, Repsol y Telefónica),durante el año 2000, ganaron en Argentina 400.000 millones de pesetas. Ese mismo año, las ayudas españolas para todo el tercer mundo fueron de 200.000 millones de pesetas. Es decir, que tan sólo cinco empreas españolas, y sólo en Argentina, ya hacen beneficios para recuperar dicha ayuda y embolsarse 180.000 millones más.

En el año 2000 el tercer mundo transfirió 380.000 millones de dólares al primer mundo como pago de la deuda, mientras el primer mundo prestó ayudas al desarrollo por valor de 53.000 millones de dólares (¡7 veces menos!) ¿Cómo va a desarrollarse el tercer mundo? ¿Por qué estamos tan molestos con los inmigrantes (sudacas, moros, etc.)? ¿Cómo olvidar que el primer sin papeles de la historia moderna de la Humanidad se llamaba Cristóbal Colón, pues llegó a América sin visado? ¿Y cómo hacer carne propia la idea de que el planeta tierra ha pertenecido a nuestros antepasados y nosotros debemos entregarlo a nuestros descendientes, cómo ignorar que nuestro prójimo puede encontrarse lejos, no sólo en la distancia y el olvido, sino también en el tiempo?
Esto, en líneas generales; aunque, por fortuna, hay bastante gente que no es así; al fin y al cabo, los humanos no somos tan iguales como las ratas entre sí.

Con dos palabras más, cierro: en un mundo desierto de valores humanos, sólo quedan instintos primarios: hambre y miedo. El pueblo, desideologizado, voluble, ha reaccionado votando al PSOE, que les evita el temor a más atentados (o eso cree). Y ha abandonado al Partido Popular que les calmaba el hambre (o eso supone). Ante estos dos instintos básicos y desnortados axiológicamente, se ha preferido votar al miedo. Es todo. Punto.

Carlos Díaz