A nosotras, mujeres del mundo entero

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La vocación y la misión de la mujer en el mundo se convierten en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad.

Comprometidas con la promoción de la dignidad de la mujer

Al afirmar que el actual feminismo es cómplice del capitalismo, tenemos especialmente presente al movimiento de lucha por la emancipación y la promoción de la dignidad de la mujer que ha habido a lo largo de la historia.

Estamos comprometidas con esa corriente de liberación, de lucha histórica, que procede del movimiento obrero de finales del XIX y principios del XX, en la que hombres y mujeres juntos han trabajado por la promoción de la dignidad de toda persona humana.

Afirmar la plena y total igualdad entre hombre y mujer; que las mujeres tengan pleno poder y libertad sobre sí mismas, sobre sus bienes y derechos, y sobre su mente es afirmar un logro para la humanidad. Un logro que desgraciadamente sólo está afectando aún a una minoría de mujeres en el mundo.

Afrontar el desafío de que este logro se extienda a todas las mujeres del mundo entero, supone además afirmar la diferencia sexual entre hombre y mujer, y, por tanto, el valor singular de lo femenino en igualdad con el valor singular de lo masculino.

La trampa del empoderamiento

No hablamos de derechos vacíos de deberes. El neolenguaje del imperio al hablar de empoderamiento en lugar de hablar de promoción personal y colectiva, es una trampa.

El empoderamiento no sirve nada más que para engatusar y seducir. La noción de poder que se maneja tiene que ver con una concepción radicalmente liberal y capitalista de la persona. Una concepción individualista, autoreferencial, aislacionista, frente a una concepción personalista, relacional y comunitaria de la persona. Una concepción que pervierte el concepto de libertad. Desde una estrategia de empoderamiento, el otro siempre termina siendo un obstáculo para mi libertad. El empoderamiento trata de ensanchar el territorio, de extender mi poder para “quitar” a otros (y otras) y ponerme YO. El empoderamiento deviene necesariamente en lucha y enfrentamiento y perpetúa las pequeñas y grandes violencias.

Por otro lado, el empoderamiento, ha quedado para repartir unas pequeñas migajas. Para los profesionales de la agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible), las mujeres empobrecidas son reducidas a sujetos mudos y pasivos a la espera de su rescate por un posible donador enriquecido que ofrezca pollos, semillas, máquinas de coser… o lo que sea (no hay más que ver las propuestas de “empoderamiento” de las fundaciones como la de Bill y Melinda Gates o las procedentes de otras semejantes). “Empoderar” a las mujeres de un país empobrecido implica neutralizar su potencial transformador de las estructuras socioeconómicas que diseña el poder que las ha descartado y aplastado. Hasta el punto de que cuando las mujeres empobrecidas van encontrando su propio camino, los grandes poderes neo capitalistas de este mundo buscan eliminar esa identidad.  Aminata Traoré, ex ministra de Cultura y ex candidata a la Presidencia de Malí, nos lo dice con muchísima claridad:

Hoy sólo se añade desprecio por nuestro pueblo…Que dejen la posibilidad a las mujeres africanas de organizarse, de llevar a cabo su combate, porque se están muriendo de tanto desprecio cultural.

África no es pobre y tiene su dignidad. Los occidentales saben que pueden saquear, acusar y ridiculizar a los africanos. No les cuesta nada. Tienen medios de comunicación poderosos que difunden la imagen de una África decrépita que no sale adelante. Y la verdad es que podría si le tendiera la mano. La creatividad es nuestra esperanza, incluida la creatividad política. Cuando vemos los desastres de hoy, las proezas tecnológicas, pero también los daños que producen las tecnologías, nos damos cuenta, una vez más, de que África posee unos valores sociales y culturales que pueden salvar el mundo. Pero con la condición de que dejen de machacarnos, de humillarnos.

¡No a este feminismo de Estado que nos corrompe!

Históricamente, las mujeres que formaron parte del movimiento obrero, siguieron ese camino. Rosa Luxemburgo, en 1908, proclamó que…la igualdad política y social de los sexos no emana de ningún “derecho de la mujer” al que hace referencia el movimiento burgués de emancipación de la mujer.

Chesterton, con una claridad apabullante, puso de manifiesto uno de los errores en los que había caído el feminismo: “El feminismo está mezclado con la idea tan absurda de que la mujer es libre si sirve a su jefe y esclava si ayuda a su marido”.

Orwell, de rabiosa actualidad junto con Huxley, planteaba que el poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles nuevas formas. Y así nos está pasando, el poder ha tomado en sus manos la cuestión femenina para crear un feminismo de estado confundido con planteamientos de ideología de género, para llevar a cabo una deconstrucción antropológica de tal manera que el hombre y la mujer no sepan ni quién son. Estamos asistiendo al borrado de la mujer como sujeto político. Si puedes hacer creer a una sociedad que no hay hombres ni mujeres puedes hacer creer cualquier cosa.

Si el capitalismo llegó al mundo derramando lodo y sangre, el imperialismo actual muestra su determinación de destruir la vida. Actualmente, y con todo el dolor, el movimiento feminista que está en ministerios, en planes de estudios, en másteres y doctorados, en propaganda, publicidad, en medios de comunicación…ha dejado de ser revolucionario para formar parte de un movimiento “feminista de Estado”.

Toda persona que tiene conciencia sabe que lo que es revolucionario, lo que va a proponer un cambio de estructuras desde la autogestión, o el protagonismo del pueblo, jamás va a tener propaganda de ningún tipo. Todo lo contrario, lo silenciarán en el mejor de los casos o lo perseguirán con multas o cárcel. Y al servicio del silenciamiento de toda la corriente de promoción y autogestión están todas las leyes.

Por eso nos seguimos preguntando… ¿Cómo es posible que las mujeres se hayan podido unir a toda esta ideología que emana del actual neocapitalismo? ¿Cómo se puede ir contra el poder en una manifestación que está promovida y patrocinada por el poder?… ¿Por qué el Gobierno con su Ministerio de Igualdad, que tiene las palancas necesarias para conseguir la igualdad social y laboral, se muestra “incompetente” en su consecución y, sin embargo, promueve una manifestación reivindicativa?

Cualquier persona que tenga un mínimo de conciencia crítica y que no sea dependiente de un sueldo de estos movimientos (es decir, que sea libre), se tendría que preguntar por qué las mismas élites que dirigen el mundo y marcan las directrices del movimiento feminista, son los que convocan y diseñan manifestaciones a nivel mundial.

Este feminismo está amañado por el poder neocaptitalista

Los pueblos empobrecidos pueden percibir con claridad que el único futuro que les ofrece el capitalismo es su aniquilación, a través de su descarte real. Un descarte o menosprecio absoluto de su dignidad que no duda en exacerbar la miseria, la explotación, los conflictos y guerras. Y en esta estrategia las biopolítica ha reservado un papel deleznable a la mujer.

El poder, desde siempre, sabe que para tener el control demográfico y cultural de los pueblos tiene que convertir en cómplices activas a las mujeres. Las bioideologías tratan de hacer “razonable” y legítimas las esterilizaciones masivas, la utilización de anticonceptivos “hasta las cejas”, el feminicidio y  hasta el aborto como un derecho constitucional. Pero nosotras nos preguntamos: ¿Desde cuándo puede existir un derecho para acabar con la vida humana?, ¿quién defiende hoy a los niños más vulnerables? La estrategia del imperialismo es que seamos cada vez más reaccionarios, más inhumanos, que neguemos la ciencia, que, en la época de los derechos universales, se establezca un derecho por ley de suprimir la vida humana. El verdadero feminismo, por su propia naturaleza, no puede aceptar el derecho del fuerte sobre el débil, el derecho del amo sobre el esclavo.

El poder sabe perfectamente que atacando el corazón de la condición femenina puede acabar con las estructuras solidarias que acogen y cuidan la vida. Hemos pasado de la valoración de la especificidad femenina a la transformación de la mujer hacia el modelo masculino. No nos hemos dado cuenta que aquí está el quid de la cuestión: el lugar donde se reciben más ataques, donde más fuerte se golpea, es siempre el más importante. Todos los enemigos de la naturaleza humana pegan donde hay más transmisión de la vida. La mujer, como portadora de la vida ha sido golpeada convirtiéndola en instrumento cosificado, objeto, motor de lucro, esclava… el capitalismo tenía que robar el corazón de la mujer para ganar todo el terreno que pudiera. Cuando desertamos de nuestra auténtica vocación como mujeres caemos prisioneros de un submundo donde las señales de alarma son: suicidios, adicciones, alcoholismo, lenguaje grosero y zafio, juegos de azar, sociedades sin niños…

8 de marzo. En defensa de la dignidad de la mujer. En defensa de la aportación específica de la mujer a una sociedad más justa. En defensa de la vida

No nos olvidemos, que el día 8 de marzo es el día de las mujeres obreras y empobrecidas que fueron asesinadas por defender la vida y la dignidad del trabajo de los hombres, de las mujeres y de sus hijos. No podemos traicionar estos principios por los que lucharon: un cambio de sociedad, la creación de una cultura de la VIDA y la defensa de los más débiles.

Lo que oprime a la mujer en todo el mundo y, especialmente a las mujeres empobrecidas, es un poder político y económico radicalmente injusto que quiere garantizar y reforzar los privilegios de un imperialismo que hace que la sociedad sea cada vez más retrógrada, conservadora y necrófila.

Por increíble que nos parezca ha llegado la hora de defender que la Tierra es redonda y que el sexo existe.

Queremos ver la realidad de la mujer trabajadora desde la realidad de los empobrecidos. Si no, nos quedamos encerrados en esa mirada burguesa que señalaba Rosa Luxemburgo, influidos por una ideología totalitaria que busca el empoderamiento estéril de la mujer frente al hombre para que se dilapide la unión de hombres y mujeres luchando por un ideal común que construya historia solidaria.

Queremos construir historia, como lo han hecho millones y millones de mujeres, desde nuestra vocación de dar, crear, cuidar, educar y creer en la VIDA.

Desde el “poder de los sin poder”, queremos ser “un corazón capaz de latir a través del universo entero”, y seguir el camino de ese comienzo del 8 de marzo de 1908 que puso de manifiesto que el fin fundamental de la lucha contra la opresión del capital es cuestión de solidaridad. Como decía Rosa Luxemburgo para la mujer proletaria su casa es el mundo entero, con todo su dolor y su alegría, con su crueldad y su ruda grandeza.

Grupo Mujer de Profesionales por el Bien Común