«Rodríguez Zapatero es masón»

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Entrevista con Ricardo de la Cierva, ex ministro, historiador y uno de los mayores expertos en masonería

Semanario Alba
13 de mayo de 2005

A punto de cumplir ochenta años y ciento cincuenta libros (dedicados todos a Mercedes, su mujer), se mantiene lúcido y con una capacidad de trabajo inagotable. Colaborador habitual del Grupo Intereconomía, no tienen miedo de estar en el ojo del huracán.

-Hay quien dice que los factores que desencadenaron la Guerra Civil se vuelven a dar hoy. Usted, como estudioso de ese período de la Historia, ¿comparte esa opinión?

-Sí y no. España, hoy como entonces, está en peligro inminente de desintegración. Aunque, al contrario que en 1936, ahora es posible la paz. Difícil, pero posible. Por ejemplo, en los primeros meses de 1936 el clima de contienda era inevitable. Ese enfrentamiento a muerte ahora no se da. Hoy hay voluntad de convivencia, la gente no quiere una guerra, salvo una minoría de locos, como los etarras. Otro factor de riesgo es la desunión de la Iglesia y el Ejército. En 1936, la Iglesia estaba muy perseguida, pero muy unida; el Ejército, en cambio, profundamente dividido. Esta división en el Ejército ahora no existe. Por lo que respecta a la Iglesia, también está unida, aunque existan peligrosos focos separatistas que han imposibilitado la reelección de Rouco.

-Éstos son factores que juegan en contra de un enfrentamiento. ¿Y a favor?

-Los hay. El más peligroso es la conjunción PNV-PSOE, partido que conserva la E de Español en un prodigio de equilibrio, porque de español tiene cada vez menos. Esa aproximación fue la que inició la espiral bélica del Frente Popular. Ese acercamiento lo personifican ahora Ibarretxe y Zapatero. La entrevista del otro día, que Rajoy llamó con acierto clandestina, entre Ibarretxe y Zapatero me parece peligrosísima. No la veo como un factor de alivio de la tensión, sino todo lo contrario. El plan soberanista de Ibarretxe se ha convertido en el plan misterioso de Zapatero e Ibarretxe.

-¿Y cuál es su contenido? ¿La España federal?

-¡Pero si España no da para un Estado federal! ¿Que qué significa este nuevo plan? No lo sabemos, porque no nos lo han dicho. ¿Que qué puede salir de él? Tampoco lo sabemos. ¿Quién podría decir que de la aproximación PNV-PSOE en 1936 iba a salir la Guerra Civil? Casi nadie.

-Y dígame, ¿es posible que el pujante nacionalismo vasco sea producto de los delirios de un hombre, Sabino Arana, al que Unamuno calificaba como tontiloco?

-Eso es un misterio de la Historia, pero es así. Sabino Arana estaba completamente loco. Y el nacionalismo vasco salió sola y exclusivamente de su cabeza. Porque antes de Arana no había asomo de nacionalismo. Es más, no hay un pueblo en España más patriota español que el pueblo vasco a lo largo de su Historia. Quien mandaba la vanguardia cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa, la batalla crucial de la Reconquista, fue el segundo don Diego Lope de Haro, señor de Vizcaya. A partir de este momento, toda la historia de Castilla y de América es la historia del País Vasco. En comparación con su escasa población, la acción de los vascos en América, desde Alaska a la Tierra del Fuego, es la más importante de todas. México y toda la zona del tercio de lo que hoy es EEUU, que dependía del virreinato de México, estaba colonizado y explotado en gran parte por los vascos. Elcano, el primer hombre que dio la vuelta al mundo, era vasco. En las Cortes de Cádiz hubo diputados vascos, y ninguno de ellos pidió la autonomía o la independencia ni nada por el estilo. Sabino Arana fundó el PNV sobre la historia de los agravios de los vascos contra España. Y no hubo tales agravios. Lo de Sabino Arana es de verdad un caso patológico. Los nacionalistas ya hablan mucho menos de él.

-Cambiando de nacionalismo, ¿la devolución de los papeles de Salamanca a la Generalitat saciará al nacionalismo catalán?

-Eso es una broma. El nacionalismo, por definición, es insaciable. Su objetivo es la independencia. Lo del Archivo de Salamanca es una exigencia de Carod-Rovira para demostrar el poder que tiene en Cataluña y fuera de Cataluña.

-Siguiendo con los paralelismos históricos, ¿ve alguno entre la invasión musulmana de España en el siglo VIII y la llegada masiva de pateras hoy a nuestras costas?

-Hay un autor, injustamente menospreciado, Ignacio Olagüe, que publicó antes de la Guerra Civil un libro cuya tesis era que la invasión musulmana de España en el año 710-711 no fue una invasión militar, sino una infiltración. Esta tesis fue objeto de burlas cuando apareció. Y yo creo que no es tan ridícula. Es evidente que a partir de 711 hubo una acción militar clarísima muy bien llevada por los árabes con la colaboración de los judíos. Lo que pasa es que un año antes, en 710, una primera expedición de tanteo se estableció en Tarifa sin ser hostigada por las tropas de don Rodrigo, empeñadas en una campaña contra los vascos. Esto es, que fue una mezcla de infiltración e invasión militar. En cuanto al paralelismo histórico, yo no lo veo. Al igual que el resto, los inmigrantes musulmanes vienen a España a trabajar. No creo que haya un propósito de invasión como en el siglo VIII.

-Otro fenómeno que Vd. ha estudiado a fondo es el de la masonería. Es ésta una de las sociedades ocultas que más ha influido en la Historia de los últimos siglos. ¿Lo sigue haciendo ahora?

-Muchísimo.

-¿También en España?

-También.

-¿Son algunas de las políticas del Gobierno Zapatero de inspiración masónica?

-Todas. Éste es un Gobierno masónico como el Grupo Prisa es un grupo masónico. Y conste que tengo una buena amistad con el señor Polanco, así que no es nada personal. Pero tengo que decir la verdad. La política ferozmente anticristiana y anticatólica de Zapatero en temas como las relaciones con la Iglesia, el «matrimonio» homosexual, la reforma educativa, etcétera, está dirigida a erradicar la influencia de la Iglesia en la sociedad. Eso es la masonería. Ahora Zapatero está un poco más moderado, porque ha visto la reacción mundial tras la muerte de Juan Pablo II y la elección del cardenal Ratzinger como nuevo Papa. Y por si esto fuera poco, ha visto cómo la prensa masónica española se ha rendido a la evidencia de que Juan Pablo II poseía aquellas cualidades que ellos más veneran: dominio de las masas, profundidad espiritual y proyección universal. Y eso que en la época en la que Juan Pablo II acabó junto con Ratzinger con la Teología de la Liberación El País, en un editorial obra de uno de sus colaboradores, llamó al Papa «maníaco besacementos».

-¿Quién era ese colaborador?

-No lo puedo decir. Sólo le digo que no es una persona alejada de la Iglesia.

-¿Alguien en la órbita de la Asociación de Teólogos Juan XXIII?

-No. Los de la Juan XXIII están limitados intelectualmente y éste es un hombre inteligente. Y no le digo más.

-¿Puede dar nombres de destacados masones españoles?

-Don José Luis Rodríguez Zapatero.

-¿Es masón? ¿Lo tiene usted documentado?

-Lo tengo documentado.

-Es decir, que en un momento dado él no le dejaría a Vd. por mentiroso.

-No lo creo.

-¿Está convencido?

-Estoy convencido.

-¿Cómo ha sabido que es masón?

-No revelo mis fuentes nunca y menos ahora. Me he enterado hace poco por un testimonio del cual me fío.

-¿Y ministros? ¿Los hay masones?

-Tengo sospechas fundadas, pero no puedo de momento decir sus nombres.

-Antes ha hablado de la reacción popular a la muerte del Papa y de cómo esa reacción ha frenado a Zapatero. El 18 de junio hay convocada en Madrid una manifestación en defensa de la familia. ¿Tenemos los católicos españoles motivos para salir a la calle?

-Claro que sí. Yo, por supuesto, voy a acudir a la manifestación.

-Usted fue ministro de la Unión de Centro Democrático. Pero ¿existe el centro político?

-Entonces existía. Ahora, no lo sé. A mí, el centro como actitud de moderación, que busca en el adversario aspectos positivos, posibles consensos, me parece muy bien. Pero como disfraz de la derecha me parece una trampa, cuyo máximo exponente es nuestro ínclito alcalde Alberto Ruiz-Gallardón.

-Y estando en la oposición, ¿se puede permitir la derecha el lujo de disfrazarse?

-Por lo visto sí, porque se pasa el día disfrazada.

-En la España de 2005, ¿se puede hablar y escribir con libertad o existen mecanismos para silenciar las voces incómodas?

-Todo está montado para silenciar a las voces incómodas. Ahora hay mucha más censura que en la época final de Franco, porque entonces con un poco de visión se podía escribir de todo. Yo tuve que crear una editorial, Fénix, para poder escribir con libertad, porque en otras no me dejaban. La censura es terrible en este momento. Por ejemplo, hace pocos años escribí un libro de Historia de España para niños y Carlos Mayor Oreja, consejero de Educación con Gallardón en la Comunidad de Madrid, me dijo que se lo mandara, que lo publicaban ellos. A última hora, cuando estaba a punto de mandar a los almacenes de la Comunidad los ejemplares, recibí una llamada y me dijeron que el proyecto se paralizaba, que «de momento» no había presupuesto. Y hasta ahora.

-Envite nacionalista, peligro inminente de disgregación de España, hostilidad laicista;¿está el Rey a la altura de las circunstancias?

-Acabo de publicar en Época un artículo titulado El Rey ante la pérdida de España. Léalo y está respondida su pregunta. No obstante, quiero decir que no hay que exagerar el papel del Rey, que está muy atado por la Constitución. Pero también es cierto que tiene una enorme autoridad moral y puede actuar. Hay un poder importante del Rey, que yo contribuí a que apareciera en la Constitución, que es el poder moderador, por el cual arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones. Pero arbitrar y moderar no significa verlas venir y dejarlas pasar, sino que le permite no estar ciego, mudo y sordo ante lo que pasa. Sólo deseo que al Rey se le diga lo que el Senado romano les decía a los cónsules cuando había peligro para la patria: que cuide de que la cosa pública no sufra detrimento. Y ya es bastante decir.