Creerse buenos en Navidad

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El que “inventó” el Belén, San Francisco de Asís, no puso espumillón como cuna del niño Jesús. Debemos actualizar los personajes. ¿No habrá que poner un inmigrante en el lugar de la bucólica lavandera? ¿No habrá que poner Nike en el palacio de Herodes? ¿No habrá que poner las tarjetas de UNICEF en el lavabo público de Pilatos?

(Id y Evangelizad. Eugenio Rodríguez)

Este mes celebraremos que Dios se hizo hombre. Hombre-hombre. Dios-Dios. Y no son muchos los que niegan esto… de palabra. Sin embargo, lo negamos de hecho cuando nos creemos buenos. El drama del que se cree bueno es que no necesita a Dios. Es posible que no lo sepa, pero lo hace. Y así, vivimos, de hecho, contra la encarnación de Dios.

Poner el Belén, poniendo el máximo cuidado en eliminar el almibar de las decoraciones burguesas. El que “inventó” el Belén, San Francisco de Asís, no puso espumillón como cuna del niño Jesús. Debemos actualizar los personajes. ¿No habrá que poner un inmigrante en el lugar de la bucólica lavandera? ¿No habrá que poner Nike en el palacio de Herodes? ¿No habrá que poner las tarjetas de UNICEF en el lavabo público de Pilatos?

Sólo Dios es bueno. Y por eso se ha hecho carne, tomando el último lugar. Y nosotros no.

Los que habitaban en un país de sombras se inundaron de Luz.

Porque un Niño nos ha nacido, su nombre
Príncipe de la Paz.
Consolidará la justicia y el derecho desde ahora y por siempre.

Is. 9