DIETRICH BONHÖFFER: ORACIÓN ante la MUERTE

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En el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, nos puede ayudar la oración de un pastor luterano, Dietrich Bonhöffer (1906-1943). Después de estudiar en Berlín y Nueva York, ejerció de pastor luterano en Barcelona, Londres y Berlín. Enseñó en la Universidad de Berlín. Durante la época nazi fue dirigente de la Iglesia Confesante, un sector del protestantismo alemán opuesto al régimen. Apartado de la docencia por la censura, es detenido y ejecutado el 9 de abril de 1943 en Flossenbürg. En sus escritos advierte de la tentación de hacerse «un Dios a nuestra imagen». La oración que ofrecemos la escribió durante su prisión. Juan Pablo II lo incluyó entre los 20.000 «testigos de la fe» mártires del cristianismo del siglo XX .


¿Quién soy yo? Ellos me dicen a menudo que saldré de mi celda con calma, alegre, con firmeza, como un propietario de su hacienda.

¿Quién soy yo? Ellos me dicen a menudo que hablaré con mis guardianes con libertad, de forma amistosa y con franqueza, como si fuera yo quien mandara sobre ellos.

¿Quién soy yo? Ellos me dicen también que llevaré estos días de desgracia con equidad, sonriente, orgulloso, como el que está acostumbrado a ganar.

¿Soy de verdad lo que los demás me dicen, o soy lo que sé de mí mismo, sin sosiego, con nostalgia y enfermo, como un pájaro en su jaula, luchando por respirar, como si unas manos atenazaran mi garganta, ansioso por ver los colores, las flores, los cantos de los pájaros, sediento de palabras amables, de la vecindad, temblando de rabia ante el despotismo y la humillación intolerante, agitándome en espera de grandes acontecimientos, temblando impotente pensando en los amigos lejanos, triste y vacío al rezar, al pensar, al actuar, débil y preparado a decir adiós a todo eso?

¿Quién soy yo? ¿Esto o lo otro? ¿Soy hoy una persona, y mañana, otra? ¿Soy las dos cosas a la vez? ¿Un hipócrita ante los demás, y ante mí mismo un despreciable angustiado enfermizo? ¿O hay algo dentro de mí todavía como un ejército vencedor, que huye en desorden de la victoria ya conseguida?

¿Quién soy? Se burlan de mí estas preguntas solitarias. QUIENQUIERA QUE SEA, TÚ SABES, OH DIOS, QUE SOY TUYO.