El Banco Central Europeo no es de fiar

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Cada vez un número menor de instituciones supranacionales deciden sobre el futuro de los pueblos y países. El Banco Central Europeo es una de ellas. Nacido el 1 de enero de 1999 asumiendo las funciones del predecesor Instituto Monetario Europeo, el BCE tiene la sede en Fráncfort (Alemania) y es una de las piezas clave en la Unión Europea junto con los diecisiete Bancos Centrales Nacionales de los Estados Miembros de la UE.

Todos ellos forman el llamado Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) que define y ejecuta la política monetaria de la zona del euro según el principio de una economía de mercado.

Entre las funciones del BCE está el definir y ejecutar la política monetaria de la UE, realizar operaciones de cambio de divisas, poseer y gestionar las reservas oficiales de divisas de los Estados miembros, y promover el buen funcionamiento del sistema de pagos. A finales de 2012 se le ha añadido la supervisión de los bancos de la Eurozona cuyos activos superen los 30.000 millones de euros o el 20% del PIB del país, la autorización de licencias bancarias, intervención de entidades, destituir miembros de consejos de administración, etc. En el desempeño de dichas funciones, ningún organismo, institución comunitaria, gobiernos de un Estado miembro de la UE u otro organismo puede interferir. Aunque eso es solo teoría.

Hacia una mayor concentración del poder económico y financiero 

La realidad es que el BCE concentra el poder en muy pocas manos –vigilado estrechamente desde el poder alemán-, y está al dictado de los grandes poderes económicos y financieros transnacionales. No hay más que fijarse en los votos de los miembros del Consejo de Gobierno que se ponderan conforme a la participación de cada banco central nacional en el capital suscrito del BCE, y donde Alemania es el país con mayor poder decisorio al aportar casi el 20% del capital del BCE. O fijarse, sin ir más lejos, en los miembros del Comité Ejecutivo –que son los que de verdad mandan- todos son “ilustres” personajes provenientes de la banca. Presidentes del BCE fueron Duisenberg, que estuvo en el Fondo Monetario Internacional; su sucesor Trichet, perteneciente al Club de París, al exclusivo club Le Siècle, e invitado reiteradamente al selectivo Grupo Bilderberg; y el actual presidente, Mario Draghi, que fue Director ejecutivo del Banco Mundial, y Vicepresidente y director general de Goldman Sachs International. Además, actúan con el mayor de los secretismos, demostrando que hay mucho que ocultar, como la visita del pasado mes de febrero de Mario Draghi al Congreso español a puerta cerrada, sin que el pueblo supiese todo lo que allí se estaba tramando.

En esta línea de concentración de poder se explica el que los ministros de economía de la UE aprobaran el 13 de diciembre de 2012 el acuerdo sobre el supervisor bancario único de la eurozona, por el cual el BCE, a través del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), supervisará los bancos cuyos activos superen los 30.000 millones de euros o el 20 % del PIB del país. Esto significa el control por el BCE de 200 entidades de la zona euro. En el caso español eso supone el 95% del sistema financiero. Sin embargo, Alemania va a mantener fuera de la supervisión y el control por parte del BCE nada menos que 400 bancos y cajas, cuyos activos no superan los 30.000 millones de euros. Está claro quien ha impuesto el límite.

A ello también obedece la reciente legislación conocida como two-pack, por la cual los Estados deberán enviar a la Comisión los Presupuestos antes de su aprobación por los Parlamentos nacionales y someterse a un rescate en caso de que la Comisión lo «recomiende» cuando la situación financiera de un país suponga un “riesgo para la estabilidad” de la zona euro. En este sentido podemos afirmar que la crisis ha sido la tapadera para acelerar todo este proceso de concentración de poder y riqueza que eufemísticamente denominan  “integración de la UE”. Una disminución de la soberanía nacional de los países y menor democracia (formal) de la que ya tenemos.

Carta libre a la banca usurera

¿Recuerdan a la familia García, esa entrañable familia de plastilina que hace algunos años nos mostraba en los medios de comunicación las bondades de la introducción de la moneda única y nos enseñaba a utilizar el euro? Lo que no explicaban los García en esos simpáticos anuncios eran las verdaderas consecuencias que tendría. Todo ello ha sido posible, gracias a los gobiernos de turno, llámense de izquierdas o derechas, gracias a la traición de los sindicatos y al protagonismo de los medios de comunicación social que han afianzado todo este proceso generando una opinión pública a favor del mismo a base de mentiras disfrazadas como bien.

Desde el inicio de la “crisis” se han destinado más de 4’5 billones de euros a las entidades financieras de la UE. El BCE ha dado carta libre a la banca usurera, que ha ganado cifras multimillonarias al endeudarse con el BCE al 1% y prestárselo a los Estados a tipos de interés mucho más elevados. Se ha creado un poder monstruoso en manos de la dictadura de los bancos, a través de la especulación. Que los bancos hayan pasado a ser los prestamistas de los Estados en un proceso de endeudamiento permanente, ha provocado que no haya crédito para las pequeñas y medianas empresas, que son las que realmente generan el empleo en nuestro país, ni para las familias, que de la noche a la mañana han visto cómo se ha cortado el grifo de préstamos y créditos y se ha procedido a los desahucios de las viviendas por impago de las cuotas usureras de las hipotecas.

Para poder asumir este endeudamiento y garantizar el pago prioritario de intereses y devolución de la deuda pública, se ha modificado hasta la Constitución Española a espaldas del pueblo. Y los numerosos recortes que se han venido dando a través de los Presupuestos Generales y de las nuevas leyes y decretos son consecuencia directa de este proceso. El endeudamiento permanente ha convertido a la banca en la institución más poderosa del mundo. El actual sistema económico se ha convertido en el arma de sometimiento dirigido por los organismos internacionales. El BCE se ha convertido en un mecanismo de supervisión al que se le transfiere el poder político de los Estados.

La concentración bancaria que se ha producido en nuestro país con la reforma del sistema bancario iniciada por el PSOE y continuada por el PP, ha hecho que de cincuenta entidades financieras que existían en el año 2007, queden diez. Vendidas a precios de gangas (por un euro) después de haber sido “saneadas” con dinero público. Y todo ello a costa de más paro y explotación. Cuanto más dinero ha recibido la banca española, más paro. A los más de 20.000 despidos ya producidos con las fusiones que se están materializando, hay anunciados 55.000 despidos más en los próximos meses, el mayor recorte de la historia de la banca.

Los pobres en España pusieron en marcha un movimiento cooperativo para protegerse de la usura y la explotación que padecían, y las cooperativas de crédito se extendieron por toda la geografía y las de consumo consiguieron bajar el coste de la vida hasta un 20% en algunas regiones. Y en países empobrecidos hay trabajadores que están recuperando fábricas tras su cierre y gestionándolas solidariamente. Y en España aún quedan Cajas Rurales y Cooperativas de Crédito que son solventes. No podemos seguir dejando la gestión de los asuntos públicos en manos de gobiernos vendidos a la banca y a las grandes corporaciones transnacionales, porque eso supone más FMI, más BCE… por tanto, más hambrientos, explotados y esclavos en todo el mundo.

Autor: Equipo Gong Pinmei