Encuentro de jóvenes del Movimiento Cultural Cristiano: «Pandilla de amigos, formación, trabajo y oración»

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Encuentro de Jóvenes del Movimiento Cultural Cristiano

Hace no más de diez días, y contra todo pronóstico, nos embarcamos un año más en el Encuentro de jóvenes del Movimiento Cultural Cristiano en la casa de Guadalcanal, una casa que es reflejo del cuidado y la dedicación especialmente nuestros mayores, Víctor Navarro y Ana Solano, aportan a la vida militante.

Los jóvenes del MCC sentimos la llamada a salir de la mundanidad de esta sociedad para aventurarnos en un proceso de formación, oración y amistad, y respondimos a ella. A pesar de la incertidumbre y de las dificultades de este llamamiento, el Señor ha sabido trabajar en el corazón de cada uno de nosotros, y en el común, para absorber el máximo jugo de este tiempo de gracia y conversión. Y estamos muy agradecidos por ello.

El Movimiento Cultural Cristiano ha sido siempre el lugar de referencia al que consagrar nuestras vidas, el espacio ansiado de una gran familia de familias que canta la gloria de Dios a través del compromiso con los más empobrecidos. Los jóvenes hemos mamado desde pequeños la importancia de este estilo de vida; pero es ahora, en el inicio de este proceso de formación, cuando estamos valorando con entusiasmo el lugar y la importancia que el MCC nos está dando. Sabemos que no somos jóvenes perdidos, anestesiados ante el sufrimiento humano o abandonados entre los muros del inmovilismo, y lo sabemos porque caminamos con vosotros en este camino de militancia, en el que Dios nos guía, para formar un mundo mejor, más justo y más humano.

Testimonios del proceso de formación durante el encuentro han sido la ponencia de Guillermo Navarro sobre los ataques a la Iglesia, profundizando en el libro “La radicalidad de lo sencillo”. A través de este hemos sido conscientes de que la Iglesia es atacada porque defiende a muerte la dignidad del ser humano. De las ponencias de Fernando Lavirgen acerca de la importancia de los sacramentos y sobre su testimonio de vida, destacamos que el deseo de Dios está inscrito en el corazón de cada hombre y que la relación con Dios debe ser tanto personal como comunitaria. Rosario Navarro y José Antonio Langa nos hablaron sobre la Teología del cuerpo, haciéndonos ver que nuestro llamar más profundo es al amor, a amar y ser amados, descubriendo la belleza de ser hombre o mujer y el proyecto de amor que Dios tiene para cada uno de nosotros. Carlos Llarandi, por su parte, nos quiso transmitir el espíritu militante que caracteriza al hombre de Iglesia mediante la caridad política, que es amar a la sociedad en su conjunto, amando el bien común y trabajando por ello.

También ha sido dar un paso en este proceso de formación el afrontar la enfermedad del hermano desde la gracia, la oración y desde la confianza en que Dios siempre saca algo bueno de lo malo.

En estos días no solo hemos formado nuestra mente, sino también el cuerpo. Hemos realizado un campo de trabajo en la casa de Guadalcanal teniendo presente que el trabajo dignifica a la persona y la importancia del ora et labora sacrificando nuestro cuerpo para limpiar el alma. El reparto de tareas que hemos ido cumpliendo estos días se ha completado con actividades como pintar la fachada trasera, la puerta del Aula Infantil, las ventanas, las mesas del comedor, organizar materiales o despejar salas inhabilitadas.

La importancia del proceso de formación que hemos adquirido estos días y el campo de trabajo no se completan sin la disposición a la oración. La oración se justifica como una tentativa para dejar espacio a la iniciativa divina, es el alimento para el alma y una primera forma de pobreza que nace de un corazón apasionado por la gloria de Dios o desgarrado por la miseria de los hombres. Los jóvenes del Movimiento Cultural Cristiano, como cristianos que somos, confiamos plenamente en el fruto de la oración; fruto que se ha visto reflejado a lo largo del transcurrir de estos días gracias a los que han dedicado una oración por nosotros, a los rosarios de intenciones que hemos llevado a cabo y a la vigilia nocturna de adoración al Santísimo del jueves por la noche. La oración y la comunión con Dios en estos días ha sido dirigida por el padre José, un sacerdote ermitaño de una aldea próxima a Fuenteovejuna que se encontraba en la casa de Guadalcanal acompañando a un grupo de familias. José nos ha dedicado parte de su tiempo transmitiéndonos que el ser humano alcanza su plenitud en la donación sincera de uno mismo a los demás, es decir, en la entrega. El sentido de esta entrega se esclarece con el misterio de Jesucristo, siendo verbo encarnado que se entregó en la cruz por la humanidad.

A pesar de haber recibido toda esta Gracia, cada uno de nosotros compartimos un ideal común en el que solo se puede entender el amor, la oración en comunión, el sacrificio del trabajo y la militancia desde una pandilla de amigos, en un caminar común poniendo en el centro de nuestra vida a Dios y a los más empobrecidos. La importancia de ser pandilla para sostenerse unos a otros es primordial en un sistema que busca el individualismo y el egoísmo, porque sabe que solo desde la comunión con los otros se hace y se hará fecunda la vida.

Jóvenes del Movimiento Cultural Cristiano

Aula Malagón-Rovirosa 2020