ENTREVISTA CON CAMILO CES: LA DIGNIDAD DE UNA VIDA DEDICADA AL IDEAL

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El pasado 5 de octubre un grupo de amigos del Movimiento Cultural Cristiano y Camino Juvenil Solidario tuvimos la oportunidad de compartir desayuno y tertulia con Camilo, veterano militante de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). Con motivo de unas Jornadas Solidarias les visitamos en su casa de Ferrol, donde él y su mujer, Mari Carmen, nos transmitieron la dignidad de toda una vida dedicada al Ideal…

El pasado 5 de octubre un grupo de amigos del Movimiento Cultural Cristiano y Camino Juvenil Solidario tuvimos la oportunidad de compartir desayuno y tertulia con Camilo, veterano militante de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). Con motivo de unas Jornadas Solidarias les visitamos en su casa de Ferrol, donde él y su mujer, Mari Carmen, nos transmitieron la dignidad de toda una vida dedicada al Ideal.

Uno de los temas favoritos de Camilo es hablar de Rovirosa. Con visible emoción nos daba detalles de la vida de este converso, fundador de la HOAC, hoy en proceso de beatificación. Nos habló de su pasión por la verdad y por la pobreza como forma de solidaridad.

Camilo Ces : Rovirosa era un hombre que no tiene principio ni fin. Estuvo en muchas religiones, incluso en el espiritismo. Hasta que encontró a Cristo. Y lo encontró en París, yendo a una Misa que hablaba un cardenal que le removió. Después aprovechó su estancia en la cárcel donde tenía la biblioteca de los jesuitas a su disposición. Y fue donde el hombre acabó convertido. Después hizo aquel curso en Madrid de Doctores en Teología, y al último examen no se presentó. Porque no quería el título de doctor. Quería dedicarse a la clase obrera y no quería que nadie lo tratara de doctor.
No tenía sueldo ninguno. En la HOAC trabajaba en el Boletín y cobraba 500 ptas. al mes. Pero las 500 no pasaban a su bolsillo. Las entregaba al «Seguro de enfermedad» propio que tenía: las metía en la Iglesia a un santo o una santa, para que le protegiera la salud. Para comer trabajaba en laboratorios. Uno de Santander le encargó un horno para secado de pastillas y con lo que ganó vivió una temporada…

Camilo nos contó varios inventos de Rovirosa que nunca quiso vender ni publicitar. Y también cómo pensaba siempre en el apostolado…

Camilo : No podía estar callado, tenía que hablar con alguien (menos cuando estaba solo para poder escribir). Él viajaba mucho en tren, siempre en 3ª, y no fumaba. Esto le cortaba mucho la conversación, así que decidió empezar a fumar para poder invitar a extraños y así poder empezar a hablar.

Cuando le preguntamos por sus inicios en la vida militante nos contó con entusiasmo cómo se hacía entonces para llegar a los obreros, cuál era su trabajo en la asociación…

Camilo : Yo entré en el año 40 en la AC en la juventud, invitado por un amigo, compañero de trabajo, a jugar una partida de ajedrez. Y fui a jugar al ajedrez varios días, y me enseñaron a jugar al tenis de mesa, hasta que me convenció la gente que había allí. Y entonces, como yo trabajaba en Bazán, era un obrero más, pues me nombraron vocal obrero en el Consejo Territorial de la juventud de AC. Y allí empecé a recibir las primeras publicaciones de la JOAC (la antigua JOC). (…) Pero entonces también empezaron a llegar hojas de propaganda de la HOAC de Madrid, y me las pasaban a mí (por cierto, estaban todas escritas por Rovirosa). Me gustó la forma de presentar la AC Obrera, me pareció más serio, más de hombres. Porque yo aunque era soltero y joven era cabeza de familia, tenía conmigo a mi madre y un hermano más pequeño. Y asistí a Madrid a la 1ª Semana Nacional. Estaba Rovirosa, los de la Comisión Nacional, y el benjamín de la Asamblea era Julián (J. Gómez del Castillo).Yo le llevaba 2 meses de edad. Estábamos sentados juntos siempre. Vine a Ferrol, montamos la JOAC, (…) y ya en el año 46 organizamos la HOAC.

Pero después pasado algún tiempo, no sé que vio en mí Rovirosa que quiso que fuera a Madrid. Me faltaban aproximadamente 6 meses para casarme. Y cuando me casé ya fue Mari Carmen conmigo. Compré una cama con dos mesillas… y alquilamos una habitación. Yo en la Comisión Nacional llevaba la parte manual del Boletín, que de aquella tenía 3 números al mes: uno dedicado a la cuestión social en España, otro a la formación de militantes y un tercero sobre la organización, cómo andaba la HOAC en toda España. Yo tenía que desplazarme a la imprenta, llevar los originales a leérselos al Consiliario Nacional… Era D. Eugenio Merino, otro santo de la HOAC. Era ciego completamente. Un verdadero santo, introdujo la mística en la HOAC.

Camilo y Mari Carmen no tienen duda de que la verdadera amistad en la lucha es compartir hasta lo necesario para vivir, como sólo pueden hacer los pobres, y así nos lo explicaban…

Camilo: En Santurce dirigí otro cursillo, y en el viaje de Pamplona a Bilbao me cogí una gripe enorme. Yo estaba en casa del presidente de la HOAC de Vizcaya que por cierto había sido presidente del comité vasco de comunistas: Quintanilla. Me dejó su cama cuando estuve con fiebre. ¡Y me buscó en aquellos años penicilina, que no la había más que en el extraperlo!

Mari Carmen : Entre los hoacistas de Bilbao buscaron los dineros y le pusieron penicilina a Camilo… La amistad es Cristo. Y en Pamplona, una familia pobre como nosotros no tenían qué darnos de cenar, y mataron dos pichones, y nos dieron sus pichones de cenar. Así que mira, esto es hermandad, lo demás son historietas.

Camilo: Eran un pichón y una paloma que cuidaban ellos en una jaula en su cocina. Lo único que llevábamos en el bolsillo cuando viajábamos era el kilométrico del tren, no llevábamos dinero ni para comer, y sabíamos que siempre nos invitaban en casa de los de la HOAC.

Cuando les preguntamos por la motivación de su lucha, no tienen duda, así de radical:

Mari Carmen. : ¡Es que sin fe no sé cómo la gente puede vivir! ¡Imagínate nosotros! Yo me tiro por la ventana y se acaba todo: te dejas de sufrir, ni sufrir por los demás, ni nada…

Camilo: Lo más importante es conocer a Cristo, y Él te va orientando. En las cosas sociales, el evangelio dice claramente cómo tiene que ser la sociedad…

Todos destacamos de la charla con Camilo y Mari Carmen el agradecimiento que transmiten por haber vivido con otros la experiencia de la lucha. Mari Carmen nos contó cómo la vida fue difícil por la pobreza con 11 hijos, por la incomprensión de los más queridos (algunos de sus nietos no están bautizados. «Eso duele…» decía bajito…). Camilo nos habló de cómo estuvieron a punto de echarlo de Bazán teniendo 5 hijos a causa de una huelga. Fueron dolorosos algunos episodios en la HOAC:

Camilo: Cuando murió D. Eugenio el consiliario vino uno nuevo (…) Era D. Tomás Malagón. Rovirosa había ideado algo de Plan Cíclico de Formación, pero con D. Tomás bordaron la cosa. Había que estudiar tres años: el primer año el Evangelio, el segundo año Doctrina Social de la Iglesia, y el tercero los GOES (Grupos Obreros de Estudios Sociales), grupos que trabajaban cada uno en temas de su vocación. El mío era cooperativismo. Pues esto intentó derribarse en la Semana Nacional de la Ciudad de los Muchachos en Madrid. Había un complot para derribarlo y hoy está derribado. Aquello llevaba a los trabajadores a montar sus propios partidos políticos sin sinvergüenzas de burgueses. (Por cierto, al PSOE hay que denunciarlo, que quiten la O de Obrero, ¡que son una panda de burgueses!). A parte de todo esto querían reformar la HOAC, de manera que copiara los estatutos de las ACLI (Acción Católica Laboral Italiana), que era la base por la cual los de la Democracia Cristiana (DC) ganaban las elecciones. Y en España andaba encima la DC para que la HOAC les sirviera de base. ¡Nada! Rovirosa siempre se opuso a eso. Siguieron podando la HOAC porque era un estorbo, ¡un movimiento político nacido en la HOAC! ¡Eso no podía ser! Y lo primero que hicieron fue apartar a Rovirosa de la HOAC, y después quitarnos el local de la Comisión Nacional…

Y con las dificultades y sufrimientos Camilo repite que todo fue bueno, que vale la pena…
Muchas gracias, Camilo y Mari Carmen, por compartir con nosotros vuestra vida, por mantener la memoria histórica, por animarnos a continuar en la militancia por la transformación del mundo.