Europa y el negocio de las armas

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«Como europeos, nos escandalizamos de que algunos países no sean capaces de encontrar la paz. Pero, ¿Quién suministra los medios que estos países utilizan para la guerra? Nosotros», afirma Francesco Vignarca, miembro de Rete Italiana Pace e Disarmo.

Franja de Gaza, mayo de 2021. El conflicto palestino-israelí se recrudece. Israel realiza 1 500 ataques aéreos, terrestres y marítimos en once días. Los palestinos disparan unos 4000 cohetes. Más de 250 palestinos y 12 israelíes mueren en once días de enfrentamientos.

El Yemen ha entrado en su séptimo año de ‘guerra’ con niveles catastróficos de hambruna. Estados Unidos, el Reino Unido, España y Canadá suministran armas a la coalición liderada por Arabia Saudí.

«Como europeos, nos escandalizamos de que algunos países no sean capaces de encontrar la paz. Pero, ¿quién suministra los medios que estos países utilizan para la guerra? Nosotros», afirma Francesco Vignarca, miembro de Rete Italiana Pace e Disarmo.

Arabia Saudí fue el tercer cliente de Italia el año pasado, después de Egipto y Catar, en Oriente Medio y el norte de África. Pero, el reino saudí es el mayor importador de armas del mundo. Tras la participación del país en la guerra del Yemen, sus importaciones de armas se dispararon; aumentaron un 61 % de 2016 a 2020.

Junto a Italia, también Bélgica, Alemania, Francia y España, se encuentran entre los países europeos que han permitido las exportaciones a Arabia Saudí. Presionados por los activistas contra la guerra, Alemania, Bélgica e Italia han detenido o restringido, recientemente, sus exportaciones a Riad (al igual que Dinamarca, Finlandia, Grecia y Holanda). No así Francia, primer exportador de armas de la UE y tercero del mundo.

Francia, Alemania, España e Italia son los principales exportadores de la UE. En los últimos cinco años, los primeros clientes de Francia, fuera de Europa, fueron: Egipto (con un gasto de 6 400 millones de euros) y Arabia Saudí (que desembolsó 6 100 millones de euros), pero París también vendió armas a Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Pakistán, Israel, Etiopía, Afganistán, (Burkina Faso, Venezuela y la República Democrática del Congo) entre otros países en crisis o en guerra.

Alemania exportó armas a Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, pero también a países como Sudán del Sur y Somalia. Algunas de las exportaciones de España e Italia se dirigen a los mismos destinos.

¿Cómo puede ocurrir esto? Los expertos coinciden en un punto principal: la aplicación de las normas es el eslabón débil de todos los tratados internacionales y leyes nacionales. La eurodiputada del Grupo de Los Verdes, Hannah Neumann, lo explica de manera muy clara.

«Tenemos una posición común sobre la exportación de armas de la UE, pero tenemos 27 interpretaciones nacionales, 27 sistemas de exportación y una creciente divergencia en las exportaciones reales de los Estados miembros», señalaba Hannah Neumann, diputada europea del Grupo de Los Verdes en el Parlamento.

«La posición común es jurídicamente vinculante, pero por el momento, la Unión Europea no tiene ninguna forma para hacerla cumplir. Son los Estados miembros los que deciden qué tipo de licencias conceden para la exportación de armas. Pero los sistemas de los países comunitarios son muy diferentes. Últimamente, esto crea muchos problemas porque hay muchas, muchas lagunas para las empresas. Y eso es, exactamente, lo que tenemos que corregir de manera política», declara Hannah Neumann.

La industria de Defensa es considerada un sector estratégico por los diferentes Gobiernos. A pesar de la pandemia, las ventas internacionales de armas se han mantenido cerca del nivel más alto desde el final de la ‘Guerra Fría’. Las importaciones de armas, por parte de países de Oriente Medio, fueron las que más crecieron en los últimos cinco años, impulsadas principalmente por Arabia Saudí (+61 %), Egipto (+136 %) y Catar (+361 %).

En el sur de París, la empresa francesa Arquus, que produce vehículos militares, se enorgullece de decir que su misión es “contribuir a que el mundo sea un poco más seguro”. Su principal cliente es el Gobierno de Francia.

«Arquus es el líder francés de los vehículos blindados ligeros y medianos. Actualmente, tenemos 25 000 vehículos en servicio en el Ejército de Tierra, es decir, cerca del 90 % de los vehículos con ruedas, del Ejército de Tierra», afirma Marin Tollet, responsable de relaciones con la prensa, de la compañía Arquus.

Para ser competitiva en los mercados internacionales, la empresa necesita invertir e innovar. La exportación es crucial para permitirlo. En la empresa Arquus nos aseguran que sus exportaciones anuales oscilan entre el 20 % y el 50 %.

«Arquus tiene clientes históricos en África, pero también en Oriente Medio, así como en Europa o en América del Norte», añade Marin Tollet.

Preguntamos al presidente de la empresa cómo puede estar seguro de que sus productos no caen en las manos equivocadas.

«Esta es una cuestión que está al límite de lo que podemos hacer. Quiero aclarar que la industria de Defensa, en general, la industria de Defensa europea y francesa, es responsable y está de acuerdo con la normativa. Nuestra responsabilidad es ajustarnos a estas normas. Después, no se puede seguir materialmente, en el tiempo. Se trata de materiales que, en algunos casos, incluso, se pueden utilizar una década después. Por lo tanto, hay un problema real, pero no hay una solución práctica», asegura Emmanuel Levacher, presidente de Arquus.

Guerra Yemen

La mayoría de las empresas europeas de armamento afirman que cumplen con los tratados internacionales en la medida en que lo exige su legislación nacional. Entonces, ¿quién es el responsable final de la exportación de armas a países en guerra?

Los Gobiernos conceden licencias de exportación a los fabricantes de armas y, a menudo, se benefician de las ventas. Así, ¿por qué deberían cumplir los tratados internacionales que regulan esas ventas?

«Una gran parte de la industria militar es de propiedad estatal. Y, siempre se intenta favorecer las exportaciones con acuerdos entre Gobiernos. O, se privilegia la posibilidad de que estas grandes empresas vendan incluso en situaciones, en las que los criterios ya mencionados en las leyes deberían impedirlo. Siempre hay formas de decir ‘no, pero en este caso, no se reconoce oficialmente la violación de los derechos humanos’, o ‘el conflicto no está declarado’. Este es el problema», señala Francesco Vignarca, miembro de Rete Italiana Pace e Disarmo.

Lo que vale para Italia vale para muchos otros países europeos. Esto es lo que dice Amnistía Internacional sobre el papel de Francia en la guerra del Yemen.

«Por un lado, tenemos al ministro de Asuntos Exteriores definiendo esta guerra como una ‘guerra sucia’. Y, por otro lado, tenemos el hecho de que las entregas de equipamiento militar han continuado y el material sigue siendo entregado a los dos países principalmente involucrados en este conflicto. Sí, podemos decir que Francia es hipócrita», declara Sarah Roussel, miembro de Amnistía Internacional Francia.

«Al suministrar armas a la coalición liderada por Arabia Saudí, Francia se convierte en cómplice de las violaciones», asegura Amnistía Internacional.

En España, el Gobierno ha tenido que enfrentarse al Parlamento en repetidas ocasiones por sus exportaciones de armas a Arabia Saudí. Madrid concedió 26 licencias de exportación a Riad el año pasado. Un negocio estimado en 215 millones de euros. Tanto la ONU, como el Parlamento Europeo, piden formalmente el cese de las ventas a Arabia Saudí por su ‘papel central’ en la guerra del Yemen. Esto es lo que responde el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

«No hay ningún embargo, no hay ninguna prohibición de exportación. Tampoco hay una prohibición en el ámbito de la Unión Europea. Y esto tiene que quedar muy claro, porque si no estaríamos incumpliendo los tratados, acuerdos y resoluciones internacionales a los que estamos obligados. Y, en este sentido, lo digo sin miedo, se tienen que cumplir», señala Xiana Méndez, secretaria de Estado de Comercio de España.

Otra de las razones por las que la venta de armas a zonas de conflicto se mantiene casi intacta es que los barcos que transportan armamento, sea o no de fabricación europea, no son debidamente controlados en los puertos europeos.

Según el Derecho Internacional, los países europeos no solamente tienen prohibida la venta de armas a países en guerra. Los tratados también estipulan que las armas fabricadas por terceros países, no pueden transitar por Europa.

Los barcos de la empresa de transporte saudí Bahri están en el ojo del huracán desde 2015, cuando comenzó la guerra en el Yemen. Los trabajadores portuarios fueron de los primeros en darse cuenta de que estos buques no llevaban una carga común.

En el puerto italiano de Génova, Josè Nivoi ha sido uno de los estibadores más activos a la hora de reunir pruebas sobre las cargas y denunciarlas. Una actividad que le costó el empleo el año pasado. Hoy trabaja como responsable sindical.

«Vemos cualquier cosa, desde contenedores con explosivos, hasta tanques, pasando por helicópteros de combate, cajas de munición, generadores de energía, piezas de drones… Realmente, por los puertos circula cualquier tipo de armamento», declara Josè Nivoi, exestibador y responsable sindical del CALP.

En su página de Facebook, el Sindicato de Estibadores expone algunas fotografías. Y también los medios de comunicación italianos las publican. En su mayoría, las fotos, están relacionadas con los buques de la compañía Bahri.

«Están dentro de contenedores o a granel, como ocurre en los cargueros de Bahri. Si accedes a las cubiertas, ves las cajas de munición o las ojivas de los cañones, o incluso, las piezas de las ametralladoras. Las ves, simplemente en cajas, en los clásicos cajones de madera», añade Josè Nivoi.

Los estibadores se quejan de que las autoridades guardan silencio sobre los movimientos de estos buques en los puertos y añaden que hay una falta sistemática de controles.

«Pedimos a la Capitanía Marítima y a las autoridades portuarias que establezcan los controles necesarios. Cuando conseguimos que entren en el puerto, solamente comprueban que se cumplan los requisitos de seguridad. No revisan las mercancías en concreto. Verifican, por ejemplo, que la placa que identifica la peligrosidad del contenedor se corresponde con la mercancía que lleva dentro. Comprueban si la carga está asegurada o no. Estas son las únicas comprobaciones que hacen», explica Nivoi.

La periodista Mónica Pinna realizó algunas llamadas para obtener la versión de las autoridades. La Guardia Costera no quiso ser grabada, pero confirmó que solamente controlan que el barco cumpla las medidas de seguridad para transportar «mercancías peligrosas». El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que entre los responsables está la oficina local del Gobierno. Y, esta última oficina, dejó claro que no quería hablar con los medios de comunicación sobre ese tema. Se confirmó el secreto en torno a estos barcos.

A lo largo de los años, cuanto más mostraban los estibadores los cargamentos de armas, mayores eran las protestas en toda Europa. La presión de la sociedad civil y una serie de acciones judiciales han conseguido detener algunas licencias de exportación y, en algunos casos, modificar el itinerario de los llamados ‘barcos de guerra’.

En España, las manifestaciones encabezadas por el movimiento ‘La Guerra empieza Aquí’ han empujado a los barcos de Bahri a evitar el puerto de Bilbao. Pero siguen cargando armas españolas en los puertos del sur del país, según los activistas.

En Francia, grupos a favor de los derechos humanos impidieron en varias ocasiones que los barcos de Bahri cargaran armas. Mientras que, en París, se han producido múltiples manifestaciones contra las exportaciones al Yemen.

En Génova los buques saudíes ya no cargan armas. Los últimos disturbios entre israelíes y palestinos reavivaron el frente pacifista europeo contra la exportación y el tránsito de armas. En mayo, un barco que supuestamente, transportaba armas a Israel, se detuvo en Livorno. Los estibadores se negaron a cargar la mercancía. Era la primera vez que ocurría en Europa.

Un mes después, nos dirigimos a Livorno con estibadores genoveses. Sus homólogos locales organizaron una reunión con defensores de los derechos humanos para planificar acciones contra las armas en los puertos.

Una red compuesta por expertos italianos, estibadores y movimientos pacifistas está cada vez más organizada y ha estado estableciendo vínculos con movimientos similares en Europa. Entre todos, quieren desenmascarar lo que la ONG italiana ‘The Weapon Watch’ califica de ‘negocio de la guerra’.

«Está saliendo a la superficie lo que había quedado oculto por la falta de transparencia: la cadena de suministro que lleva las armas a los lugares de guerra más críticos del mundo. Este negocio se está revelando como un negocio de guerra», afirma Carlo Tombola, miembro de The Weapon Watch.

También en Alemania se lleva a cabo un llamamiento a la acción. Allí, el barco Beluga II, de Greenpeace, navega por las principales ciudades portuarias alemanas pidiendo una ley de exportación más estricta.

«Esta ley prohibiría, estrictamente, toda exportación fuera de la Unión Europea y de los Estados que promueven el mismo respeto por los derechos humanos. En 2019, Alemania vendió material bélico a 136 países. Ha exportado a países en zonas de guerra, en todo el mundo. Se ha exportado a regiones en crisis. Se ha exportado a países que violan los derechos humanos», señala Alexander Lurz, activista de Greenpeace que impulsa la campaña en favor de la paz y el desarme.

En cada parada, Greenpeace recoge firmas para la nueva ley de exportación. La ONG también presenta una exposición fotográfica que ofrece una visión exclusiva de las ferias de armas, normalmente prohibidas al público.

Las fotos invitan a los ciudadanos a reflexionar. ¿Cuál es la misión final de la industria de Defensa en Europa? ¿Es proteger a las personas? ¿Obtener beneficios? ¿Lograr control geopolítico? ¿Competitividad? ¿Dónde quedan los derechos humanos? Una cosa es segura: las armas no son una mercancía cualquiera, señala a modo de conclusión la periodista de Euronews, Monica Pinna.

https://es.euronews.com/ Por Monica Pinna