Haití: Los restaveks

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Su jornada comienza a las 4 de la mañana. Se levanta antes que todos los demás en la casa. En silencio vacía los orinales y limpia el suelo. Llena varios cubos de agua usando la bomba en la calle y los carga hasta la casa.

Cuando amanece, prepara el café y calienta el aceite para preparar el desayuno para la familia, pero no es su familia. Cada día está repleto de tareas del hogar, desde que se levanta en la mañana hasta que se acuesta. Tiene 7 años. Es un restavek.

El  término restaveks se utilizaba para nombrar a los niños que iban a vivir a las ciudades con parientes ricos, para que recibieran educación, sistema que se ha deteriorado en los últimos años.

Diversos organismos internacionales han denunciado que unos doscientos veinticinco mil niños trabajan como «restaveks», una forma de esclavitud. Persiste en Haití el empleo generalizado de niños como trabajadores domésticos. Ahora y tras el terremoto de enero 2010, se ha convertido en una forma de trata interna y de esclavitud moderna.

Además de jornadas de trabajo de hasta 14 horas, estos niños con frecuencia son víctimas de abuso físico, sexual y verbal, e inclusive preparan la comida pero comen las sobras. Como resultado el restavek promedio de 15 años de edad es cuatro centímetros más bajo y pesa veinte kilogramos menos que el promedio de los niños haitianos.

Haití ratificó el Convenio sobre la eliminación de las peores formas de “trabajo infantil”, sin embargo, uno de cada diez niños haitianos es un restavek, pero permanecen invisibles, completamente vulnerables a muchas formas de explotación.