Informe de Worldwatch: Harían falta tres planetas para saciar el consumismo global

2359

Ofrece datos impactantes: un ciudadano de Estados Unidos consume 150 veces más energía que un nigeriano; los países occidentales gastamos en comida para mascotas 17.000 millones de dólares frente a los 19.000 millones que se destinan a luchar contra el hambre; Occidente gasta 4.000 millones de dólares más en cruceros que en potabilizar el agua de países en vías de desarrollo.

El Instituto Worldwatch considera que el consumismo en el mundo se mantiene a un ritmo insostenible. Se pone de manifiesto que haría falta un planeta tres veces mayor que la Tierra para saciar la sed consumista global si el modelo occidental se replicara. Además, sólo un 12% de la gente que vive en Norteamérica y Europa occidental es responsable del 60% de ese consumo, mientras que los que viven en el sudeste asiático o en el África subsahariana representan sólo un 3,2%. En estos momentos en el mundo hay casi 3,000 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios.

El estudio, «El estado del mundo 2004», elaborado por el «Worldwatch Institute», ofrece datos impactantes: un ciudadano de Estados Unidos consume ciento cincuenta veces más energía que un nigeriano; los países occidentales gastamos en comida para mascotas 17.000 millones de dólares frente a los 19.000 millones que se destinan a luchar contra el hambre; Occidente gasta 4.000 millones de dólares más en cruceros que en potabilizar el agua de países en vías de desarrollo.

De hecho, el autor del capítulo «¿Cuánto es suficiente?», Alan Durning, asegura que haría falta un planeta tres veces mayor que la Tierra para saciar la sed consumista global si el modelo occidental se replicara.

Más de 1.700 millones de personas en todo el mundo ingresaron durante gran parte del siglo pasado a la «clase consumista» y adoptaron dietas, sistemas de transporte y estilos de vida hasta ahora limitados a Europa, América del Norte y Japón, agrega el informe. Al mismo tiempo, la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo.

Crece el consumo en el mundo: más ricos, más gordos, pero no más felices. Desde 1960, el gasto para la compra de bienes y servicios se cuadruplicó. Mientras, crecen las desigualdades sociales y se degrada el medio ambiente.

El afán consumista que existe en la actualidad en el mundo se mantiene a un ritmo insostenible, según revela el «Informe sobre el estado del mundo en 2004» publicado por el Instituto Worldwatch. Concretamente en el capítulo titulado «¿Cuánto es suficiente?» se pone de manifiesto que haría falta un planeta tres veces mayor que la Tierra para saciar la sed consumista global si el modelo occidental se replicara.

El Instituto Worldwatch indica que el consumismo, que se ha extendido por el mundo debido a la creación de mayor riqueza y a la globalización, acarrea graves consecuencias para los ricos y no contribuye a resolver los problemas de los sectores más indigentes.

Asimismo, señala que las enfermedades que este fenómeno acarrea, como la obesidad, han afectado gravemente a los sectores de mayores recursos. «El mundo consume productos y servicios a un ritmo insostenible, con resultados graves para el bienestar de los pueblos y el planeta», destaca el informe.

Más de 1.700 millones de personas en todo el mundo adoptaron durante el siglo pasado dietas, sistemas de transporte y estilos de vida hasta ahora limitados a Europa, América del Norte y Japón. «El aumento del consumo ha ayudado a atender necesidades básicas y a crear fuentes de empleo», asegura el presidente del Worldwatch, Christopher Flavin. En estos momentos en el mundo hay casi 3.000 millones de personas que sobreviven con menos de dos dólares diarios

REPARTO DESIGUAL

El informe hace hincapié en el hecho de que el gasto para la adquisición de bienes y servicios se ha cuadriplicado desde 1960 y en 2000 fue de más de 20 billones de dólares. Además, sólo un 12% de la gente que vive en Norteamérica y Europa occidental es responsable del 60% de ese consumo, mientras que los que viven en el sudeste asiático o en el África subsahariana representan sólo un 3,2%.

Lisa Mastny y Brian Halweil, responsables del trabajo, explican que en las últimas décadas el consumismo de los más ricos, y ahora de las clases medias, ha ido más allá de la intención de saciar necesidades o incluso ansias. En este sentido, subrayan que el fenómeno aumenta en el mundo en desarrollo debido a la globalización.

En esta misma línea, el Worldwatch advierte de que el creciente consumo en el mundo industrializado y en los países en desarrollo es más de lo que nuestro planeta puede soportar. Esto produce que los bosques, las tierras agrícolas, las selvas y los territorios vírgenes disminuyan para dar espacio a la gente, las casas, etcétera.

Para el Worldwatch Institute, el ejemplo clásico de país consumista es Estados Unidos, donde hay más automóviles que personas autorizadas para conducirlos.

Para Worldwatch, Estados Unidos es un ejemplo clásico de país consumista. Allí, 242 millones de personas, el 84% de la población, pertenecen a la clase consumista de los más compradores. En Alemania, es el 92% y en Japón, el 95%.

Sin embargo, esto no es garantía de felicidad. Sólo un tercio de los estadounidenses dijo que vive «muy feliz». Esa cifra es casi igual a la de 1957, cuando disfrutaban de la mitad de su riqueza actual..

Así, el informe destaca que la demanda consumista en China ha estimulado la economía, creado fuentes de empleo y atraído la inversión externa.

Pero para que no se alteren estos beneficios, el Instituto propone reformas tributarias para dedicar más impuestos a reparar los daños al medio ambiente, normas para impedir la incineración y mejorar la calidad y perdurabilidad de los productos, así como la responsabilidad personal.