La amenaza

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Jamás he visto en el rostro de quienes nos miran desde pateras y cayucos un signo, fuese mínimo, de voluntad o intención de hacernos daño. Y algo me dice que la supuesta Estrategia Española de Seguridad, ésa sí representa una amenaza para la dignidad del ser humano

Si el titular me dejaba
asombrado: “Crimen organizado e inmigración ilegal, nuevos objetivos de la
seguridad nacional” (ABC, 31 de mayo de 2011), el contenido de la
información me dejaba tristeza e indignación: “España contará por primera vez
con una Estrategia Española de Seguridad, en el que (sic) se contemplan
como amenazas los flujos migratorios no controlados, el terrorismo
internacional, el crimen organizado, la inseguridad financiera, las catástrofes
naturales o artificiales y la proliferación de armas de destrucción masiva”.

Según la información, el Consejo
de Defensa Nacional, reunido para analizar ese “documento que aborda todos
los retos de seguridad que afectan a España”, le había dado su visto bueno.

Días después morían ahogados en
aguas de Túnez doscientos prófugos, hombres, mujeres y niños que, según la
propaganda, huían de penurias y bombardeos, pero que en realidad eran parte de
“un flujo migratorio no controlado”, una amenaza para nosotros, para
nuestros intereses, para nuestra vida, algo peligroso, tanto como pudiera serlo
el terremoto de Lorca, un tsunami, un Chernobil, o una forma mutante de virus
mortal al asalto de nuestro bienestar.

Con su visto bueno al documento,
el Consejo de Defensa Nacional mantiene en forma a la ciudadanía, para que
interiorice dulcemente, entre otras cosas, naufragios y muertos: El mar no se
ha quedado con la vida de hombres, mujeres y niños, sino que nos ha liberado de
una terrible amenaza
.


Jamás he visto en el rostro de quienes nos miran desde pateras y cayucos
un signo, fuese mínimo, de voluntad o intención de hacernos daño. Y algo me
dice que la supuesta Estrategia Española de Seguridad, ésa sí representa una amenaza para la dignidad del ser
humano
.