Los efectos colaterales de las crisis demográfica en Europa

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Europa hará frente pronto a graves problemas económicos causados por el declive de su fuerza activa de trabajo. Ésta es una de las preocupaciones expresadas por Vladimir Spidla, comisario de la Unión Europea para el empleo, los asuntos sociales y la igualdad de oportunidades, en una reciente conferencia en Bruselas.

BRUSELAS, sábado, 23 julio 2005 (ZENIT.org).-

En un nota de prensa el 11 de julio, la oficina del comisionado explicaba que no sólo el así llamado Modelo Social Europeo necesita ser modernizado. Hay también necesidad de más niños, y de equilibrar mejor trabajo y vida familiar. Fallar en estas tareas «golpearía directamente en el futuro crecimiento económico de Europa, además pondría una carga potencialmente insostenible en las espaldas de las mujeres», observaba la nota.

La conferencia es parte de lo que se denomina «el Proceso de la Carta Verde», que continuará hasta el 15 de octubre. Tras la publicación de una Carta Verde el pasado marzo, la Comisión Europea está ahora desarrollando un periodo de consultas, titulado «Confrontar el Cambio Demográfico: Una Nueva Solidaridad entre Generaciones».

La Carta Verde, hecha pública el 16 de marzo, contiene una dura constatación de los desafíos demográficos a los que se enfrenta Europa. Comenzaba observando que, aunque las familias todavía constituyen una parte esencial de la sociedad europea, no encuentran un ambiente circundante que lleve a criar hijos.

En el 2003, la población natural de Europa subió sólo un 0.04%. El crecimiento de la población se pronostica que continuará, lentamente no obstante, hasta el 2025. La población en los estados miembros de la Unión Europea alcanzará los 458 millones este año, aumentando hasta los 469,5 millones en el 2025.

Pero, sin excepción, la tasa de fertilidad está en todas partes por debajo del umbral necesario para la renovación de la población, cerca de 2,1 niños por mujer, e incluso ha caído por debajo del 1,5 en muchos países.

De hecho, 55 de las 211 regiones de los antiguos 15 estados miembros ya vieron una caída en la población durante la segunda mitad de los noventa. Y en 10 de los nuevos estados ha habido una caída en 35 de las 55 regiones, debido a la disminución y a la emigración. El resultado: entre el 2000 y el 2030, el porcentaje de los 25 estados miembros de la Unión Europea en la población mundial es probable que se hunda del 12% al 6%.

Los países que podrían entrar en los próximos años en la Unión Europea también hacen frente a graves problemas demográficos. Los pronósticos para Bulgaria y Rumanía muestran un crecimiento negativo (-21% y –11% respectivamente, para el 2030). La población de Croacia también se prevé que descienda, en un 19%. La gran excepción es Turquía, donde la población subirá en más de 19 millones entre el 2005 y el 2030, un aumento del 25%.

Amenaza económica

Las consecuencias económicas de los cambios de población plantean un grave desafío. La Carta Verde establece claramente: «Nunca en la historia ha habido crecimiento económico sin crecimiento de población».

La quiebra demográfica es especialmente pronunciada cuando se llega a la edad laboral (15-64 años). Entre el 2005 y el 2030 el número de quienes estén en esta categoría caerá en 20,8 millones.

El número de adultos jóvenes (25-39 años) comenzará a caer en el 2005, y esta tendencia se acelerará significativamente después del 2010, con una caída del 16% entre el 2010 y el 2030. El número de los comprendidos entre los 40 y 54 años caerá en el 2010. En contraste, el número de personas con 55 años o más crecerá un 9,6% entre el 2005 y el 2010, y un 15,5% entre el 2010 y el 2030.

Un informe anterior de un grupo dirigido por Wim Kok, observaba que este proceso de envejecimiento podría causar que el potencial crecimiento anual del producto interior bruto en Europa caiga del 2% al 2,25% actual, a un 1,25% en el 2040.

El informe sugiere algunos pasos que se deberían dar para hacer frente a esta amenaza.

— Las políticas deberían enfocarse en conseguir empleo para las personas, especialmente ciertos grupos de población como las mujeres y las personas tanto jóvenes como ancianas. En esta área, Europa está detrás de países como Estados Unidos. La tasa de empleo de 65 a 74 años en la Unión Europea era del 5,6% en el 2003, comparada con el 18,5% de Estados Unidos.

— Se necesitan mayores esfuerzos especialmente a la hora de integrar a los jóvenes al mercado de trabajo y animarles para que sigan carreras «no-lineales», que les harán alternar entre empleo, estudio, desempleo y reinstrucción o puesta al día en habilidades.

Esto no será fácil. El informe observa que la tasa de desempleo para los menores de 25 años era del 17,9% el pasado diciembre, comparado con el 7,7% de los de más de 25 años. Además, las habilidades aprendidas en la escuela no están siempre en línea con los requisitos de la economía actual, y el nivel de fracaso escolar es todavía una fuente de preocupación. En el 2002, un 16,5% de los de edad entre 18 y 24 años dejaban la escuela sin calificaciones.

— Prestar más atención a la innovación y al aumento de productividad, incluyendo inversiones en recursos humanos y una mayor productividad a través de reformas económicas, investigación e innovación.

— Es necesario modernizar los sistemas de asistencia social, especialmente las pensiones, para asegurar sus sostenibilidad económica y permitirles hacer frente a los efectos del envejecimiento demográfico.

Al tratar el aumento de niños, la Carta Verde observa que las encuestas han revelado una diferencia entre el número de niños europeos que se querrían tener (2,3) y el número que actualmente se tienen (1,5).

Esto implica que, si se toman las medidas adecuadas, la tasa de fertilidad podría subir. La baja tasa actual de fertilidad es el resultado de una serie de obstáculos, explica el informe. Éstos incluyen las dificultades para encontrar trabajo; el coste del hogar; y la falta de incentivos, como los beneficios familiares, las licencias de paternidad, el cuidado de los hijos e igualdad de salarios.

Otro remedio es la inmigración, aunque el informe sostiene que esto no será suficiente para solucionar todos los problemas. La inmigración también será necesaria para sustituir a las personas de edad laboral y reforzar la población en general.

Pero esto trae consigo la necesidad de manejar de modo efectivo y transparente los mecanismos de admisión de inmigrantes. Además, es necesario reforzar las políticas de integración e igualdad de oportunidades, para lograr un equilibrio entre los derechos y responsabilidades respectivas de los inmigrantes y de las sociedades de acogida, explicaba el informe.

Solidaridad

Los cambios demográficos traerán consigo una nueva serie de desafíos para la sociedad. «Nuestras sociedades tendrán que inventar nuevas formas de liberar el potencial de los ciudadanos jóvenes y ancianos», indicaba la Carta Verde. Tratar estos cambios requerirá un aumento en la solidaridad entre generaciones, «basada en el apoyo mutuo y en la transferencia de habilidades y experiencia».

Un rasgo notable será el envejecimiento de la población europea. Habrá un aumento en el número de personas muy ancianas (80 años o más), del 17,1% entre el 2005 y 2010, y del 57,1% entre el 2010 y el 2030. En el 2030 este grupo de edad sumará cerca de 34,7 millones, en comparación con los 18,8 millones de hoy.

Esto planteará problemas especialmente para las mujeres, debido a la viudedad femenina resultado de la diferencia en la supervivencia entre sexos. Y las pensiones de retiro para las mujeres son significativamente menos generosas que para los hombres. Las mujeres también tienen carreras más cortas y ganan menos durante sus vidas laborales.

En cuanto a la vuelta al crecimiento demográfico, el informe afirmaba que hay dos cuestiones básicas: «¿Qué valor damos a los niños? ¿Queremos dar a las familias, cualquiera que sea su estructura, su debido lugar en la sociedad europea?». Las respuestas pueden determinar el futuro de Europa.