Los retos de la nueva evangelización en Filipinas

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El Concilio Vaticano II celebra su 50 aniversario.

Como homenaje y actualización, y en el marco del XXVIII Aula Malagón-Rovirosa, el Movimiento Cultural Cristiano ha organizado el curso titulado «La Iglesia en el Mundo. Testigos de esperanza a los 50 años del Concilio Vaticano II».

Una especial aportación la ha tenido Mons. Broderick S. Pabillo, Obispo auxiliar de Manila y responsable de la Comisión de Acción Social Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal filipina.

Filipinas es, al mismo tiempo, el tercer país en número de católicos, pero una minoría en Asia donde sólo el 1% de sus habitantes son de esta confesión. Un país con 800 años de historia que hoy día se constituye en un estado secular con la Iglesia y el Estado separados. Pese a esto es una sociedad llena de manifestaciones religiosas. La fe católica, de cuya llegada celebraran el 5º centenario en 2021, es muy importante en la vida de los filipinos.

Señaló que, frente a la gran muestra de religiosidad popular donde hay “demasiados cristianos sin Cristo”, hay tres situaciones propicias para la evangelización y apuntó “la situación de la misión ad gentes, la existencia de comunidades católicas y los grupos de bautizados que han perdido la fe.

La nueva evangelización, indicó, debe implicar a todo el pueblo de Dios. Los fieles laicos necesitan ser más conscientes de su dignidad y deber de bautizados; el clero delegar en los laicos funciones de los asuntos temporales y ambos realizar sus tareas de forma colectiva, abundó.

Frente a la catolicidad superficial, donde no hay esfuerzo por seguir a Cristo, la evangelización puede ser nueva en su ardor, método y expresiones. El Mensaje debe ser adaptado a las personas de nuestro tiempo.

La Iglesia en Filipinas, en 1991 en su II Concilio Plenario, se ha comprometido a ser la Iglesia de los pobres, a reivindicar sus derechos, no solo a evangelizar a los pobres sino a reconocer que los pobres mismos son evangelizadores, a inclinar el centro de gravedad de la comunidad al servicio a los pobres… La caridad es un instrumento de evangelización, añadió.

El sentido último de la nueva evangelización es la respuesta a la llamada a la santidad de cada cristiano, finalizó.

El curso, que se desarrolla en la Casa Emaús de Torremocha de Jarama finaliza el 23 de agosto y en el participaran entre otros D. Luis Argüello, Vicario General de Valladolid; Monseñor D. Elías Yanes, Arzobispo emérito de Zaragoza y Monseñor D. Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española.

Junto a ellos, militantes laicos de movimientos apostólicos de España y de Iberoamérica así como misioneros en África reflexionaran durante estos días sobre el testimonio de esperanza de un Concilio con 50 años de madurez.

El curso finalizará con una visita a última edición de la exposición “Las edades del Hombre” que en esta ocasión se desarrolla en la ciudad castellano-leonesa de Arévalo.