Nos proponen robots ante la soledad de los ancianos

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La soledad y sus efectos en la salud de miles de personas, sobre todo de ancianos, se está convirtiendo en una enfermedad endémica. Simultáneamente, se genera un gran negocio de base tecnológica para atender a las personas mayores.

Según la ECH (Encuesta Continua de Hogares) que aporta el INE, en España había 4.849.900 personas viviendo solas en el año 2020. Comparando con los valores medios de 2019, el número de personas que viven solas se incrementó un 2,0% en 2020 (96.200 más).

Enfermedad endémica:

Los efectos de la soledad en la salud de los mayores pueden ser múltiples. Para empezar, afecta a la salud mental y se asocia a mayor riesgo de depresión, sobre todo si la soledad es inesperada. Asimismo, se relaciona con un mayor consumo de alcohol, una frecuencia superior de ansiedad y peor calidad del sueño. Se ha comprobado que aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, con peores puntuaciones en los diferentes test neuropsicológicos, por la disminución de relaciones sociales.

La soledad no es solo una de las muchas caras de la tristeza; es un problema de salud pública que merma las capacidades físicas y psicológicas de quienes la padecen, especialmente si son personas mayores.

La soledad no es solo una de las muchas caras de la tristeza; es un problema de salud pública que merma las capacidades físicas y psicológicas de quienes la padecen, especialmente si son personas mayores.

Y puede considerarse, hoy, una enfermedad endémica: en España, una de cada 10 personas vivía sola en 2020, según datos del INE. Un 43,6% tenían 65 años o más, y casi una de cada dos mujeres mayores de 85 años vivían solas, frente al 24,2% de los hombres.

El negocio de la tecnología

Lejos de grandes soluciones eficaces y reales por parte de los gobiernos al mando, las empresas tecnológicas no pierden tiempo y aprovechan sus avances para investigar nuevos dispositivos que apoyen a las personas mayores para que no se sientan solas ni desvalidas por su deterioro físico o mental. Las experiencias piloto ya son una realidad.

No hay duda de que desde el punto de vista empresarial se conseguirá dinero para invertir más en tecnología para este fin, puesto que es un negocio en alza. Hay que tener cuidado porque se trata de un mercado muy apetitoso para la industria tecnológica y aun estamos a tiempo de poner límites.

Zora y Nao (en Francia); Pepper (en Tokio)… son robots humanoides que ya forman parte, como un miembro más de muchas residencias, ya que son capaces de mantener conversaciones, leer la prensa, informar del tiempo, conocer el nombre de todos los usuarios, guiarles en clases de gimnasia o realizar sesiones de fisioterapia…

El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha un proyecto piloto para ayudar con autómatas a los mayores que viven solos:

Margarita vivía sola hasta que llegó Misty, un pequeño robot que le sirve de compañía y de ayuda. Creada por el Grupo Saltó, Misty pregunta cada mañana a Margarita cómo se encuentra o si se ha tomado su medicación.

Le ayuda con ejercicios de memoria, le da información sobre el tiempo y se ha convertido en la compañera de piso de esta mujer de 75 años: «Es como una personita más aquí en la casa».

Misty incluso está diseñada para, en caso de emergencia, contactar con la persona indicada que puede ver lo que ocurre a través de la cámara que el autómata tiene instalada.

Miquel Domènech, profesor titular de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) e investigador principal del proyecto «Ética para robots que nos cuidan», reconoce que ya se están realizando experiencias piloto para que humanoides y mascotas robóticas se encarguen de los cuidados de las personas mayores. Pero advierte que hay que ser muy cuidadosos con este asunto y actuar con cautela. Defiende realizar estas proyecciones piloto principalmente «para anteponernos a los posibles riesgos que puedan surgir y evitarlos porque toda innovación tecnológica conlleva cambios sociales».

Este tema preocupa a algunas personas. «Sabemos que ya hemos invertido poco en el cuidado humano», dijo Shannon Vallor, filósofo tecnológico de la Universidad de Edimburgo. “En un contexto de pandemia, tenemos muy buenas razones para preferir una opción de robot. El problema es, ¿qué sucede cuando la amenaza de una pandemia cede? Podríamos entrar en esta mentalidad en la que hemos normalizado la sustitución del cuidado humano por el cuidado de la máquina. Y eso es lo que me preocupa. “

Más allá de las posibilidades y problemas que ofrecen las tecnologías y los robots en el cuidado de nuestros mayores, quizá lo que hay que plantearse es si queremos continuar con una sociedad en la que cada vez más personas mayores vivan solas, o si merece la pena cambiar ciertos aspectos culturales y adoptar nuevas medidas laborales, políticas, económicos, familiares… para que todos podamos cuidar de nuestros mayores desde la solidaridad que debe nacer desde la familia y la sociedad.

Grupo Social Autogestión