Pescadores esclavos en Tailandia: Mi atún, es tu esclavitud

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Ya han pasado las navidades y a los platos españoles han llegado mariscos, gambas, pescados venidos de países como Tailandia. Pero la pregunta que nos hacemos es si ¿hay esclavitud detrás de esta industria pesquera?; parece ser que si, y afecta a productos tan habituales como el atún enlatado, como han publicado varias ONG y diarios españoles.

En una investigación realizada por Human Rights Watch se afirmaba que la industria de exportación de productos pesqueros de mil millones de dólares de Tailandia sigue infestada de abusos contra los derechos humanos… El gobierno mira hacia otro lado y algunas multinacionales  aplauden con las orejas de la codicia.

Cuatro años después de las revelaciones sobre la esclavitud de los barcos a bordo de los barcos pesqueros tailandeses vinculados a los productos del mar exportados y vendidos por los principales minoristas de todo el mundo, un informe señala que las violaciones de derechos en una de las principales industrias de exportación de Tailandia continúan sin disminuir, incluido el trabajo esclavo y el tráfico humano generalizado.

HRW realizó entrevistas con 248 pescadores birmanos y camboyanos actuales y anteriores, así como con funcionarios tailandeses, armadores de barcos, activistas ocales y personal de agencias de las Naciones Unidas durante un período de dos años en todos los principales puertos pesqueros de Tailandia.

Alguno de estos trabajadores respondía : “El trabajo esclavo es rutina». Los trabajadores que entrevistó la ONG describieron ser vendidos a los patrones de los barcos, atrapados en trabajos que no podían abandonar, abuso físico, falta de alimentos, largas horas y condiciones de trabajo terribles. «Lo peor para nosotros no era la falta de una retribución económica justa: era y es el daño psicológico y la falta de dignidad y consideración hacia nosotros», decían.

Ahora también se destapa que bajo la pesca del atún, que llega enlatado a nuestros centros comerciales hay mano de obra esclava…

La explotación de los trabajadores inmigrantes en el atún

Tailandia es el principal exportador de atún del mundo y uno de los mayores exportadores de todo tipo de pescado. Su industria pesquera marina se presta especialmente a la esclavitud moderna debido a su tamaño, a la falta de regulación, a la gran cantidad de operaciones ilegales que se realizan bajo su paraguas y a la explotación de los trabajadores inmigrantes.

Hay más de 50.000 embarcaciones pesqueras y alrededor de 500.000 trabajadores en la industria. Investigaciones elaboradas por grupos como Greenpeace o la Organización Internacional del Trabajo alertan de que la mayoría de las personas que se suben a estos barcos cumplen todos los requisitos para ser considerados esclavos modernos: se ven forzados a trabajar bajo amenaza, son controlados o directamente son propiedad de sus jefes, son tratados como mercancía y no se les permite abandonar su puesto de trabajo.

En 2014, el 82% de los 172.430 pescadores repartidos en 42.512 barcos tailandeses eran inmigrantes, así como la mayoría de los empleados de plantas de procesamiento

Cualquier persona engañada o con la que se trafique para trabajar en localizaciones lejanas de su lugar de origen y a quien se le niegue la libertad de circulación, ya sea física o financiera, es un esclavo moderno.

Las estadísticas recopiladas por el Departamento de Pesca de Tailandia arrojan unos datos espeluznantes: en 2014, el 82% de los 172.430 pescadores repartidos en 42.512 barcos eran inmigrantes, así como la mayoría de los empleados de plantas de procesamiento. Los traficantes convencen a migrantes de Camboya y Birmania, principalmente, con promesas de trabajo bien remunerado, pero al llegar a Tailandia descubren que la historia no es como se la habían contado.

Los inmigrantes no tienen derecho a disfrutar de las protecciones que tienen los trabajadores tailandeses, y normalmente cobran un 25% menos del salario mínimo tailandés. Tampoco pueden unirse a los sindicatos, como sí pueden hacer los autóctonos.