UNICEF contra los niños

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UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) nació en 1946 con el objetivo preciso de atender a los niños víctimas de la guerra de Europa y de China. Durante décadas, UNICEF ha disfrutado probablemente de la mayor reputación entre todas las grandes organizaciones internacionales.

UNICEF había ganado esta reputación mediante un intenso compromiso para mejorar la salud y la vida de los niños.

A partir de los años sesenta adoptó las teorías de control de la población a través de la promoción de contraceptivos, la difusión de la práctica de la esterilización y el apoyo a los programas de reducción de los nacimientos en base al informe titulado «Posible papel de UNICEF en la planificación familiar». En el se plantea la planificación familiar (que incluye el aborto) como «uno de los medios más eficaces para combatir la pobreza».

Las delegaciones de Suecia, India y Pakistán apoyaron la idea de que UNICEF participara en programas de control de la población; mientras que las delegaciones de los países católicos se opusieron junto con las naciones africanas, a excepción de Nigeria, que también respondieron con un claro «no», afirmando que se trataba de programas racistas y eugenésicos (selección de la raza).

Para evitar la división dentro de la organización, la propuesta se redefinió, como también ha sucedido con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se cambió el nombre a los programas de reducción de los nacimientos por el de «salud reproductiva» de madres y niños y el de «manejo de embarazos no deseados». En el leguaje usual de la ONU, «servicios de salud reproductiva» ha incluido frecuentemente el aborto, y «el manejo de embarazos no deseados» es una rutina usada por los pro abortistas y organizaciones no gubernamentales como un eufemismo para el aborto como la manera apropiada en que se manejan los embarazos no deseados para terminarlos. Esta redefinición de las propuestas supuso que en 1966 UNICEF gastara 700.000 dólares en programas de planificación familiar incrementándose dicha cifra hasta los años 80 en que se dedicó anualmente cerca de 5 millones de dólares en programas de control de la población aplicados en más de 30 países.

A partir de los 80, UNICEF se asoció con la International Planned Parenthood Federation (IPPF), la asociación más poderosa del mundo en la promoción del aborto y de la anticoncepción. La IPPF ha proporcionado ilegalmente equipos abortivos de aspiración al vacío a países como Filipinas, Bangladesh, Corea, Singapur, Hong Kong, Vietnam e India. Esta colaboración fue puesta de manifiesto en el informe «The Population Reports» de la Universidad de Baltimore en el que se informa de manera detallada sobre todos los proyectos de control de la población en los que ha participado hasta la fecha UNICEF:

* Entre 1987 y 1990 UNICEF participó de manera sustancial en programas de planificación familiar en Nepal, Malawi, Jamaica, Burundi, Kenia, Cabo Verde, Tanzania y China. De acuerdo al Fondo de Naciones Unidas para la Población, UNICEF ha contribuido a pagar los programas del Consejo de Población, el organismo que sostiene la patente de la píldora abortiva RU486 en los Estados Unidos.

* En 1987 en la Conferencia Internacional para mejorar la salud de mujeres y niños a través de la planificación familiar, celebrada en Nairobi (Kenia), UNICEF apoyó abiertamente el aborto como «servicio legal, de buena calidad y accesible a todas las mujeres».

* En el año 1992 UNICEF anuncia que había distribuido sustancias abor- tivas en Ruanda y Zaire.

* En 1992, UNICEF presionó dentro de la ONU para legalizar el aborto en los países en los que es ilegal. Ese mismo año publica un manual en el que se recomienda la distribución de productos abortivos para los refugiados a través de un medio conocido como el Aspirador Manual Endouterino. El equipo se usa «con éxito», provisto por el Alto Comisionado para los Refugiados, la OMS, la UNICEF y el Fondo para la Población, en los campos de refugiados de Bosnia, Afganistán y África Central. Este instrumental abortivo se encuentra hoy todavía disponible a través del catálogo de Artículos del almacén de UNICEF.

Desde 1996 hasta hoy las posiciones de la UNICEF se han radicalizado. Siendo defendidas por Carol Bellamy, quien desde 1995 hasta el 2005 ha sido la directora ejecutiva de UNICEF, siendo sustituida por Ann Veneran de la misma corriente ideológica. Bellamy, siendo senadora del Partido Demócrata en el Estado de Nueva York, se dio a conocer como una de las más radicales promotoras del aborto. Batió records de votaciones a favor de propuestas legislativas a favor de su liberalización.

La reiterada participación de UNICEF en programas de reducción de los nacimientos llevó en 1990 al arzobispo Renato Martino, observador permanente de la Iglesia Católica en la ONU, a la denuncia pública de éstas practicas abortivas: «La Iglesia ve con gran alarma algunas repetidas propuestas en el sentido de que esta agencia de las Naciones Unidas, establecida para el bienestar de la niñez, se involucre en la destrucción de vidas humanas que ya existen, y promueva el aborto en aquellos países cuya legislación soberana no lo permite. La Iglesia se opone firmemente a estas propuestas no solamente en el terreno moral, sino también porque constituirían una desviación inaceptable de los propósitos formulados por UNICEF en favor de la niñez. Lo que es más, estas proposiciones parecen revelar una forma peligrosa de neo-colonialismo, a la que los países en desarrollo son justificadamente sensibles, y a través de la cual el poderoso tratará de imponer al menos fuerte prácticas contrarias a los valores culturales, sociales, morales y religiosos, que históricamente han constituido su herencia y los han sostenido en su camino hacia la independencia y el desarrollo. La Iglesia mantiene, que los intereses de los niños serán promovidos y asegurados por el verdadero desarrollo de los países, el cual dará los derechos educacionales, económicos y sociales, a los que su derecho a la vida los ha hecho acreedores.»

La Iglesia Católica ha condenado específicamente «el imperialismo contraceptivo» en los países del Tercer Mundo, pidiendo «respeto a las culturas tradicionales, en las cuales las mujeres no desean utilizar abortivos, los hombres no quieren que sus hijos sean abortados, y la esterilización es un insulto a la dignidad y la integridad humana, porque destruye la fecundidad de los hombres y las mujeres». (Presentación de la Iglesia Católica a la Conferencia Internacional de Organizaciones de Ciencias Médicas, 19 de julio de l99l.)

Esta denuncia se concretaría en 1996 con la retirada de la simbólica contribución anual que realizaba y que buscaba alentar la generosidad de los católicos.

Pero hoy en día seguimos asistiendo al lavado de cara de UNICEF (tarjetas navideñas vendidas a través de instituciones como Correos, Caja Madrid,… equipo de fútbol español que lleva en sus camisetas la propaganda de UNICEF, concesión del premio Príncipe de Asturias) para seguir manteniendo su reputación de compromiso para mejorar la salud y la vida de los niños, mientras la realidad nos afirma que se ha convertido en un pilar del imperialismo antinatalista.

Podemos afirmar que UNICEF es uno de los grandes enemigos de los niños.

Carlos Martínez, médico.
(Publicado en la Revista Autogestión)