Vivir la persecución de los cristianos como Iglesia Militante

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Las agresiones a los cristianos en nuestro mundo crecen.

Recientemente hemos visto como se acababa con la vida de unas 50 personas en Nigeria mientras celebraban la fiesta de Pentecostés.

Un ataque «horrible», por el que el Papa se mostró «profundamente entristecido».

Fueron las primeras palabras del telegrama firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, con el que Francisco se dirige a monseñor Jude Ayodeji Arogundade, obispo de Ondo, la diócesis a la que pertenece Owo, donde se encuentra la iglesia de San Francisco, lugar del violento atentado.

Vaticans News

Hoy en día, el yihadismo, financiado por distintos intereses geopolíticos, desestabiliza toda una zona al norte de Burkina, Benin, Nigeria…etc

También en China permanece la persecución. Hemos asistido al arresto del Obispo de Hong Kong, Joseph Zen, un obispo católico ya retirado de 90 años. ¿Los cargos? Acusado de «supuesta colaboración con fuerzas extranjeras», uno de los cuatro delitos tipificados en la controvertida Ley de Seguridad Nacional que la Asamblea Nacional Popular de China (ANP) impuso en Hong Kong en 2020 tras una tramitación exprés y poco transparente. El Obispo era puesto en libertad bajo fianza. ¿Pero cuantos arrestos no conocemos?

Los datos muestran cómo, desde hace una década, el número de cristianos asesinados anualmente por su fe supera con mucho las 3500 víctimas. ¿Cómo es posible que esta masacre no esté en boca de todos?

Los medios de comunicación ofrecen guerras como la de Ucrania a modo de espectáculo, sin análisis de fondo, si un auténtica perspectiva política que sirva de juicio de la situación en Europa. Visto esto, menos se espera de los grandes poderes de la «desinformación» mundial, una llamada a la solidaridad con los cristianos perseguidos en medio mundo.

La persecución se extiende también en los países enriquecidos, donde no se puede discrepar del modelo antropológico impuesto, modelo que no solo niega al Dios-Solidaridad, sino también al mismo ser humano en su esencia.

Podríamos buscar muchas más explicaciones a este brutal proceso de secularización de nuestras sociedades, a la indiferencia ante la falta de libertad religiosa, ante la persecución de los cristianos en el mundo…pero una cosa es cada vez más necesaria: Una Iglesia Militante dispuesta a dar la vida por el hermano, por su libertad religiosa y política, que las dos van íntimamente unidas.

Los mártires que dan a diario su vida por la fe, por su fidelidad al Evangelio, sobretodo en los países más empobrecidos de la tierra, se convierten en Iglesia Triunfante; aquella que en manos del Señor, vive Su Plenitud, e intercede por nosotros.