1º de Mayo: “La cultura del trabajo frente a la cultura del capital”

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«Se organizará una gran manifestación internacional, en fecha fija, de manera que en todos los países y en todas las ciudades a la vez, el mismo día, los trabajadores exijan a los poderes públicos la reducción legal de la jornada de trabajo a ocho horas y la aplicación de las demás resoluciones del Congreso Internacional de Paris»

Celebramos un año más el 1º de Mayo como un día universal de la humanidad entera. Y lo hacemos desde el cultivo de una memoria histórica agradecida.

Cada 1º de mayo el mundo entero debe recordar lo que ocurrió en 1886, cuando la huelga obrera paralizó Chicago. Y un grupo de obreros fue sentenciado a muerte: George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons y Auguste Spies; marcharon a la horca mientras el quinto condenado  Louis Lingg,  se había volado la cabeza en su celda.

Tampoco  olvidamos que hubo un tiempo, a principios del siglo pasado, que celebrar el 1º de mayo era un gesto de compromiso y valor, pues significaba el despido inmediato de la empresa al día siguiente. Conviene conservar este recuerdo y sentir gratitud por todos los militantes obreros que han gastado su vida por un mundo más digno, justo y solidario.

El 1º de Mayo es un día de lucha, no de vacaciones.

Nuestra solidaridad debe seguir estando presente mientras existan leyes que degraden el trabajo;  haya explotación de los trabajadores y mujeres porque no se respeta un horario y salario digno para poder vivir y mantener a su familia; siga existiendo esclavitud infantil y crecientes zonas en el mundo donde la miseria y el hambre sea lo cotidiano. Los empobrecidos aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo.

Seguimos saliendo a la calle para denunciar, una vez más, este grosero y salvaje capitalismo que se ha impuesto sobre el trabajo humano, no respetando un orden moral adecuado. Lo moralmente justo exige la prioridad del TRABAJO SOBRE  EL CAPITAL.

El trabajo tiene una importancia primordial para la realización del ser humano y para el desarrollo de la sociedad, y por ello debe organizarse y realizarse siempre con pleno respeto a la dignidad humana y al servicio del bien común.

Sentimos vergüenza de un sindicalismo que ha perdido su esencia, porque ha decidido ser parte fundamental de la estructura del neocapitalismo, aceptando las subvenciones del Estado y la gran banca. Sosteniendo a miles de liberados-funcionarios. Además de tener la poca decencia de dirigirse a las personas llamándonos capital humano: ¡NO SOMOS CAPITAL!, nuestro trabajo genera riqueza.

Se hace imprescindible crear una nueva cultura con un profundo sentido moral. Al igual que en las anteriores jornadas del 1º de Mayo, nos comprometemos a luchar por una auténtica REVOLUCIÓN CULTURAL, que supone una transformación política desde la autogestión, la verdadera democracia: poder del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Esto nos lo transmitieron los viejos militantes obreros que dieron su vida y estuvieron en muchas ocasiones privados de libertad para acabar con la dictadura del capital sobre el trabajo; luchando por los derechos de los que no valen para nada. Hoy millones de personas son descartadas y no reconocidas en su dignidad y derechos.

El grito de los tres ochos sigue estando vigente. SÍ, OCHO HORAS DE TRABAJO, OCHO HORAS DE CULTURA Y OCHO HORAS DE DESCANSO. Esta conquista fue importante para el movimiento obrero, y la mayoría de la humanidad no tiene este derecho. Los obreros conscientes y militantes fueron capaces de robarle horas al sueño para formarse, reunirse, dialogar, escribir sus propios periódicos, organizar sus propias asociaciones, mantener sus medios de comunicación a costa de su propio salario. NADA de subvención y asistencialismo. Para nosotros también es importante.

El primero de mayo vive en los corazones de los que amamos la justicia y la libertad. Y, por eso, salimos a las calles y no descansaremos en paz hasta que no haya ni una sola persona a la que hayan violado su dignidad en el trabajo, ni una sola persona obligada a emigrar, ni una sola persona sometida al paro forzoso, ni un solo niño esclavo en el mundo.

¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!