Venezuela: Otra vuelta de tuerca contra la democracia.

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Se trata de un golpe contra la asamblea democráticamente elegida en Venezuela.

En medio de la miseria, el latrocinio y la violencia que somete al pueblo venezolano; el comienzo del 2020 nos trae una usurpación de la única institución elegida por el pueblo venezolano que sobrevive.

Escrito de José Ignacio Hernández es el procurador general de Venezuela y profesor de la Universidad Central:

En la mañana del 5 de enero de 2020 el régimen de Maduro perpetró otro golpe en contra de la Asamblea Nacional, esta vez, para asaltar militarmente la sede del parlamento venezolano y así tratar de impedir la ratificación del diputado Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, cargo que lo habilita a ejercer como presidente encargado de Venezuela.

Desde que la oposición venezolana ganó las dos terceras partes de los escaños de la Asamblea Nacional, en diciembre de 2015, Nicolás Maduro se ha valido de diversos artilugios para impedir el funcionamiento de ese órgano legislativo. Este asedio se incrementó luego de que, en enero de 2019, la Asamblea Nacional proclamara al diputado Juan Guaidó presidente encargado.

El 5 de enero de 2020 correspondía elegir a una nueva Junta Directiva del Parlamento venezolano. Para impedir la ratificación del diputado Guaidó, el régimen de Maduro planeó el asalto a la sede del Parlamento.

Ese asalto comenzó cuando efectivos de las fuerzas militares bloquearon el acceso a la sede del parlamento venezolano, en violación al Reglamento de la Asamblea, que garantiza la autonomía del legislativo venezolano para custodiar sus instalaciones. Mediante el ejercicio abusivo de la fuerza, se impidió a diversos diputados -incluyendo al propio presidente Guaidó- la entrada al Palacio Federal.

Usurpación de cargos

Esta confusión permitió a un grupo de diputados y militantes del régimen de Nicolás Maduro ingresar al Palacio para similar la elección de una nueva junta directiva, presidida por el diputado Luis Parra, quien militaba en la oposición hasta que fue expulsado de sus filas por denuncias de corrupción.

Este simulacro de elección se hizo violando todas las formalidades requeridas por la Constitución Bolivariana de Venezuela y el Reglamento de la Asamblea Nacional. En efecto, nunca se instaló formalmente la sesión ni se verificó el quorum mínimo de 84 diputados que exige el artículo 221 de la Constitución para que la Asamblea Nacional pueda tomar decisiones. Además, tampoco hubo una formal instalación de la sesión y votación como lo exigen los artículos 7, 8 y 11 del Reglamento de la Asamblea Nacional. Esto es, que nunca hubo sesión del Parlamento en la mañana del 5 de enero. Con lo cual, quienes asaltaron por la fuerza la Asamblea Nacional están usurpando cargos públicos y no pueden adoptar decisiones jurídicas válidas, como lo reconoce el artículo 138 de la Constitución.

Al no poder entrar al Palacio Federal, la Junta Directiva de la Asamblea electa en 2019 optó por hacer la sesión en la sede del diario El Nacional, como lo permite el propio Reglamento de la Asamblea. Así, en la tarde los diputados leales a la Constitución, reunidos en esa sede, cumplieron todas las formalidades previstas en la Constitución y el Reglamento para instalar la Asamblea. Con la presencia de 100 diputados, se constituyó el quorum constitucional y, previo cumplimiento de las formalidades del Reglamento se procedió a elegir a una nueva junta directiva, presidida por el diputado Juan Guaidó. No puede hablarse, entonces, de dos juntas directivas de la Asamblea Nacional. En realidad, la única junta directiva de la Asamblea Nacional que fue electa el 5 de enero de 2020 es aquella presidida por el diputado Juan Guaidó.