400 millones de niños huérfanos siguen gritando que hay una guerra contra la infancia

Hace ahora 29 años que la Campaña por la Justicia del MCC comenzó su lucha contra la esclavitud infantil. Lo hizo dando a conocer la vida de Iqbal Masih, un niño pakistaní vendido por sus padres a la mafia tapicera de su país. Tras ser rescatado, fue asesinado combatiendo esta lacra de la esclavitud. Desde entonces hemos seguido investigando el tema, poniendo rostros a los niños y señalando las causas de este crimen contra la infancia que hoy sigue cometiéndose.

Hay una situación terrible que nos llamaba continuamente la atención en las circunstancias vitales de la mayoría de los niños esclavos: que su familia había sido destrozada, aniquilada o asesinada. Es decir, que a la condición de esclavos había que sumar casi siempre su condición de huérfanos. Y con este motivo podemos presentar publicado en las ediciones Voz de los sin Voz, en este aniversario, el libro de Huérfanos[i]. Estimamos que hay en el mundo unos 400 millones de niños en esta situación. ¿Casualidad que la cifra se corresponda a la estimación de niños esclavos?

Se acepta legalmente en muchos países que huérfano viene a ser una condición motivada por un conjunto amplio de circunstancias: muerte, desaparición, abandono, deserción, separación o pérdida de uno o de los dos padres (padre y madre). Cada una de las circunstancias que convierte en huérfanos a estos 400 millones de niños constituye el catálogo de crímenes contra infancia que venimos denunciando al hablar de la Esclavitud Infantil.

Hay huérfanos por el hambre, la pobreza y por enfermedades perfectamente evitables en pleno siglo XXI. La miseria sigue siendo el caldo de cultivo de esta y otras muchas lacras. Al menos uno de cada dos adultos vive en la economía informal, criminal o negra. No nos cabe duda que estamos ante una economía que mata. Se ha abierto ahora un nuevo filón de riqueza y competencia salvaje del que se habla poco: la lucha por el control de los minerales de la transición energética. El Congo (África) representa como ningún otro país la sangre de los niños esclavos y huérfanos. Se han contabilizado en sus minas a más de 40. 000 niños. Ninguna Agenda internacional- ni las anteriores, ni la Agenda 2030 ni la que se prepara para 2050- han hecho absolutamente nada eficaz para acabar con la miseria pese a todas las declaraciones. La desigualdad y la pobreza no han cesado de crecer. Y con ella la guerra contra los niños.

Hay huérfanos a causa de las guerras. Cada vez es más evidente que nos encontramos en la Tercera Guerra mundial librada en partes. Sus territorios siguen siendo mayoritariamente los países empobrecidos. Y las primeras víctimas, junto con la verdad, son los niños. No hace falta imaginarse nada en un mundo que nos ha ofrecido imágenes terroríficas de niños en la guerra. Ahora en Gaza o en Ucrania. Silenciando otras tantas regiones del mundo dónde la guerra lleva décadas cronificada, donde los niños no han conocido otra realidad que la de la guerra, donde los niños son reclutados a la fuerza y obligados a matar a sus propios padres para convertirse en soldados implacables.

Hay huérfanos a causa de las migraciones forzosas. Niños abandonados o niños en la vanguardia de los exilios forzosos que provocan tanto la miseria, como la guerra y los regímenes autocráticos y dictatoriales que vemos multiplicarse al amparo de ambas. Les llaman Menores No Acompañados, o Menores Dejados atrás. En realidad, se les ha forzado la orfandad. Son considerados poco menos que daños colaterales. Cómo si una infancia que se queda sin el amparo de sus familias fuera un daño menor.

La orfandad trae como consecuencia, a su vez, otros escenarios que en no pocas ocasiones ahondan esta herida y la hacen mortal. Hablamos de las cárceles y de los centros de menores, auténticas escuelas de violencia y lucha despiadada por la supervivencia. Hablamos también de las pandillas, las maras o las bandas, que se ofrecen para sustituir los hogares destrozados que, con toda razón, resultan insoportables para vivir. En ellas ingresan, buscando la seguridad, la protección y el cariño que no tienes, esos millones de niños que llamamos “de la calle”. Hablamos de los niños abandonados en los orfanatos. Son niños que se han librado de un aborto que ya se reivindica como “derecho”. O niños que se han librado de algún otro descarte ya descrito. La situación de los orfanatos en no pocos lugares del mundo no resulta especialmente esperanzadora.

La situación de orfandad, como la esclavitud, no es un mero dato sociológico. Es una condición existencial. Orfandad es sinónimo de vulnerabilidad extrema, de carencias esenciales para el desarrollo normal de la infancia: carencias físicas, emocionales, mentales, de poder tener unas relaciones sociales sanas. La orfandad guarda también una especial relación con discapacidades y problemas gravísimos de salud mental. Pero esta vulnerabilidad además va acompañada con frecuencia de maltrato, de abusos, de violaciones, de abandonos traumáticos, de todo tipo de violencia imaginable e inimaginable.

Vivimos en un sistema neocapitalista que maneja la vida de todas las personas, pero que se ensaña especialmente con la infancia. El eslabón más débil y más indefenso. Ellos entran, en su mayoría, en el grupo de los descartados a causa de la indiferencia de una sociedad hedonista e insolidaria. Deberían ser los más protegidos, por ser los más débiles e indefensos, pero no lo son.

Pero con este tema queremos hacer una denuncia muy especial a las trágicas consecuencias que tiene degradar, corromper, minusvalorar, maltratar o destrozar la familia. Una denuncia a todas las leyes biopolíticas que banalizan y normalizan un mundo libre de vínculos estables sólidos; que propagan un mundo libre de la responsabilidad de cuidar y proteger la vida en todas y cada una de sus fases, desde la concepción hasta la muerte natural; leyes que normalizanun mundo que precariza y degrada el trabajo. Sin familia, sin poder desarrollarse relaciones de fraternidad, el mundo resulta inhóspito, frío y salvaje.

No sería justo no hacer mención, en este tema, a millones y millones de familiares y familias que han tratado de paliar esta situación de orfandad abriendo enteramente sus hogares a estos niños, ofreciendo incondicional y gratuitamente su vida, realizando sacrificios incontables. Unimos a sus luchas diarias, nuestra denuncia permanente a las causas de las injusticias que han movilizado su conciencia. Ellas, unidas a esta corriente, hacen patentes el Bien que proclama que somos comunión- solidaridad, que estamos llamados a ser responsables los unos de los otros, que NO SOMOS ni estamos llamados a ser “huérfanos”.

En último término nos condenamos a ser huérfanos todos cuando damos la espalda a la familia solidaria de elección libre y voluntaria, cuando damos la espalda a la política entendida como desarrollo de la solidaridad, de la justicia, del protagonismo autogestionario y de la fraternidad.

Movimiento Cultural Cristiano. 16 de Abril, Día Internacional contra la Esclavitud Infantil.

[i] Huérfanos. Marina Ponce. Ediciones Voz de los sin Voz

Más información sobre nuestras marchas y concentraciones en la agenda en solidaridad.net

#EstaEconomiaMata #TodosResponsablesdeTodos #JusticiaNorteSur

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LUGARES DE LOS ACTOS Y DE LAS CONCENTRACIONES.

TODAS TENDRÁN PUESTOS DE PUBLICACIONES UNAS HORAS ANTES DE COMENZAR EL ACTO.

CIUDAD LUGAR DÍA HORA TIPO
ESPAÑA
MADRID PUERTA DEL SOL 13 abril 13:30 H. CONCENTRACIÓN o ACTO
BARCELONA En el Portal del Ángel 13 abril 11 a 14 h. Jornada de Difusión de Cultura Solidaria. Concentración y lectura del manifiesto.
TORTOSA

Deltebre

En los salones parroquiales, de la parroquia Sant Miquel (Deltebre) 7 abril 12h Charla – coloquio «La infancia descartada». Por Marina Ponce, educadora y militante del MCC.
TORTOSA CASA DE CULTURA

Y PARROQUIA

6 abril 12h Charla – coloquio «La infancia descartada». Por Marina Ponce, educadora y militante del MCC.
Lugar: Casa de Cultura y Solidaridad Guillem Rovirosa. C/ Poeta Vicent García, 29
19:00h. Eucarístia en la parroquia de Sant Blai (Tortosa) 
SEVILLA
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