(NOS PREPARA PARA COMPRENDER Y COMPROMETERNOS CON LA VIDA)
¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!
Una buena lectura puede convertirse en denuncia y anuncio; puede mover los corazones hacia la justicia, la solidaridad, la bondad; puede hacernos vivir la belleza, como la verdad, que infunde alegría en el alma de hombres y mujeres; puede unir a generaciones que quieren comprometerse con la vida; y puede dar al escritor y al lector la Voz de los que no tienen Voz.
John Steinbeck (1902-1964), en su novela Las uvas de la Ira nos dice: “mi padre me pidió que no se me ocurriera leer, porque es mayor el enredo y se pierde el respeto por los que gobiernan…”. Y, Steinbeck, hizo lo contrario. Se comprometió con el mundo a través de su literatura. Se obstinó en fijarse en la injusticia social sobre la que se construía la riqueza de unos pocos. Experimentó los aspectos más duros de la vida de los inmigrantes y el lado más oscuro de la naturaleza humana, lo cual le proporcionó material para escribir algunas de sus mejores obras, como la ya citada Las uvas de la ira (1939).
Y a esto nos referimos cuando decimos que la lectura es algo más…
Antes de la llegada de las plataformas de comunicación, redes sociales, teléfonos móviles y otros dispositivos, la lectura era una experiencia frecuente, y quienes la han vivido saben de lo que hablamos.
Nosotros seguimos insistiendo que la lectura no es algo pasado de moda, tiene una gran importancia en el camino de promoción personal y colectiva.
En barrios desolados encontrar un buen libro, leído por un grupo de personas, llega a ser un oasis que aleja de otras actividades que no hacen bien.
Tampoco en nuestras vidas faltan los momentos de decepción, cansancio, derrota, a veces, no encontramos quietud en el alma, y un buen libro nos puede ayudar a conseguir un poco más de serenidad y evitar que en nuestro interior crezcan signos de resignación y de desesperación.
La lectura puede provocar en la persona una saludable “sacudida”, que le haga salir de sí misma, le arranque de la resignación, de la comodidad de lo cotidiano, le haga también sufrir, pero que le “despierta”, abriéndole nuevamente los ojos del corazón y de la mente, empujándole hacia lo alto.
Los lectores podemos convertirnos en seres activos, sobre todo, si somos capaces de formar grupos de lectura de promoción humana. Podemos ser capaces de reescribir la obra, utilizando nuestros talentos, nuestra memoria, nuestra propia historia. Nos enriquecemos con lo que recibimos de los autores, pero, también, podemos ser capaces de producir una síntesis original.
Así pues, cada obra literaria tiene que ver, de un modo u otro, con lo que cada uno de nosotros busca en la vida, ya que entra en íntima relación con nuestra existencia concreta. Muchos textos literarios se inspiran en la cotidianidad de la vida, presenta las miserias y las alegrías de los hombres y mujeres, sus necesidades, sus propias experiencias en el trabajo, el amor, la muerte y todas las pequeñas cosas que llenan la vida y la hacen extraordinaria.
Tenemos que ser capaces de trasmitir de generación en generación que la lectura nos prepara para comprender y, por tanto, para afrontar las diferentes situaciones que pueden presentarse en la vida. Basilio de Cesárea, un padre de la Iglesia Oriental, en su Discurso a los jóvenes, escrito entre los años 370 y 375, ensalzaba la belleza de la literatura para la propia educación y formación, obteniendo de ellos “provecho para el alma” .
Jorge Luis Borges decía a sus estudiantes: lo más importante es leer, entrar en contacto directo con la literatura, sumergirse en el texto vivo que tenemos delante…Y esto es así, en el ejercicio de la lectura podemos expresar nuestra presencia en el mundo, Podemos sumergirnos en los personajes, en sus preocupaciones, miedos, en los desafíos de la vida y cómo los han superado. Y sentirnos reflejados en ellos. Hundirnos en la presencia concreta de personajes que leemos en los relatos, como hizo John Steinbeck, nos hace más sensibles para poder entrar en lo profundo de su interior y poder entender un poco más sus fatigas y deseos, ver la realidad con sus ojos y optar por hacernos compañeros de camino. De este modo, podemos comprometer nuestra vida con los jóvenes que se sienten abandonados, los niños que crecen sin padres y están sometidos a diversas esclavitudes, los inmigrantes, las prostitutas, los que se sienten en soledad, con el llanto de una joven abandonada, con las personas que esperan encontrar a su amado, con la vida de los obreros, con el joven que sueña salir de una vida miserable y violenta, con ancianos en soledad…
A través de la lectura se nos educa nuestra mirada y nuestra visión de la realidad, haciendo que nada de lo que sea humano nos sea indiferente.
Como todos los años, renovamos nuestro compromiso de seguir promocionando la cultura en la sociedad. Hagamos posibles grupos de personas que leen juntos “para enredar y perder el respeto a los poderosos”.
¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!