Janusz Korczak: Una vida bella y elevada…

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Campaña por la promoción de la lectura social

El sábado 7 de octubre asistía a una reflexión sobre la VOCACIÓN: Descubrir nuestra vocación y ponerla al servicio de las necesidades del mundo.

Carlos Llarandi comenzaba la ponencia presentándonos la siguiente  imagen de Janusz Korczak.:

«Poneos vuestra mejor ropa, niños. Coged vuestros libro o juguete favorito; nos vamos a un lugar muy especial». Era un día de agosto de 1942 y el doctor Korczak, director de un orfanato de Varsovia, trataba de ocultar a sus niños el terrible final que les esperaba: en pocas horas tomarían el tren que les conduciría al campo de exterminio de Treblinka, donde se estima que fueron asesinados entre 700.000 a 900.000 judíos en sus cámaras de gas.

El 5 de agosto los soldados alemanes llegaron al Ghetto para recoger a 192 huérfanos (algunas fuentes mencionan que fueron 196) y a una docena de empleados del orfelinato para llevarlos al campo de exterminio en Treblinka. A Korczak le fue ofrecido  el santuario «Aryan side» de Varsovia para salvar su vida. Lo rehusó repetidas veces pues decía que no podía abandonar a sus niños y que sólo aceptaría la oferta si se le permitía llevar consigo a sus niños. De este modo, el día señalado los niños vestidos con sus mejores ropas y cargando su juguete o libro favorito caminaban en procesión junto a Korczak,  rumbo a los campos de la muerte. Joshua Perle, un testigo del hecho describió el evento:

«… había ocurrido un milagro, doscientos niños que no lloraban, doscientas almas puras condenadas a la muerte y no derramaban una lágrima. Ninguno trató de huir, ninguno trató de escapar. Tragando su dolor se aferraban a su maestro y mentor, a su padre y hermano Janusz Korczak, quien los protegería. Janusz Korczak marchaba con la frente en alto, sosteniendo la mano de uno de sus niños, no llevaba sombrero, tenía una correa de cuero alrededor de su cintura y calzaba botas altas. Los doscientos niños meticulosamente vestidos seguían a las enfermeras hacia el altar (…). Por todos lados, los niños estaban rodeados de alemanes, ucranianos, y en ese momento también por la policía judía quienes les lanzaban golpes con las macanas o garrotes y les disparaban con armas de fuego. Las misma piedras de la calle lloraba en silencio al ver la procesión.»

 y ¿Quién fue Janusz KorczaK?

Uno de los grandes educadores del siglo XX. Un pedagogo que defendió la dignidad inalienable de todos los niños, entregándose a los huérfanos y pobres.

Para Janusz Korczak, «El niño no se convierte en ser humano: ya lo es».  Debe ser respetado y amado. El sistema educativo de Korczak se basa en el principio de autogestión y de creación de un entorno estimulante en el seno de una familia o de una institución que actúe como ésta.

Cada niño es un ser humano único e irrepetible y debe desarrollar todas sus cualidades y capacidades. Sus prácticas pedagógicas procuran la promoción de sus facultades espirituales: responsabilidad, honestidad, democracia, trabajo.

Creó unas instituciones, cuya relación entre educadores y niños era de amistad, cariño, alegría y un profundo respeto hacia cada una de las personas con las que se trataba.

Puso en marcha instituciones protagonizadas y autogestionadas por los propios niños: el Parlamento, el Tribunal de Justicia, la Escuela del Perdón…

El hecho de que Korczak renunciara voluntariamente a su vida por sus convicciones da una idea de su grandeza. Pero eso no es nada comparado con la fuerza de su vocación.

¿Cómo es posible que una vida tan bella y vocacionada sea tan desconocida?. Nuestras escuelas debieran llevar su nombre.

Korczak logró, a través de sus asilos-escuelas, que  cientos de niños y niñas abandonados, indefensos y sin protección por parte de la sociedad tuvieran la posibilidad de formarse en un hogar donde fueran respetados.

Uno de esos niños, años después, expresó: “De no haber sido por el asilo no hubiese sabido que en  el mundo hay personas rectas, que no roban; no hubiese sabido que se puede decir la verdad; no me hubiese enterado de que hay ley, dulzura, justicia y amor.”

Su vida fue la de un hombre libre hasta la muerte, de una gran coherencia moral. Se negó a obedecer órdenes de leyes absurdas y transitorias, como negarse a ponerse un brazalete con la estrella por la obligación impuesta por los nazis. Evidentemente, esto tuvo como consecuencia una gran paliza de la policía y ser enviado a la prisión de la Gestapo…

Os invitamos a que en esta campaña de promoción de lectura social conozcáis su vida. Contribuyamos todos a conocer y dar a conocer a estos hombres que entregaron su vida en aras del amor y la verdad. Es una tarea imprescindible, es una tarea necesaria. Especialmente para educadores, psicólogos, pedagogos y todos los que consagran su vida a ideales nobles.

Como decía el propio Janusz Korczak, “es inadmisible dejar el mundo tal y como lo encontramos”. La lucha por los derechos del niño seguirá siendo necesaria mientras no sean respetados en todos los países del mundo.

Maria del M. Araus, militante del MCC e Historiadora