Persecución de los cristianos en Nigeria: 200 asesinados más a manos de yihadistas

El papa León XIV, en el Ángelus del pasado domingo 15 de junio, expresó su oración por los «brutalmente asesinados» en la «terrible masacre», la mayoría de ellos desplazados internos «acogidos por la misión católica local».

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La masacre se suma a un incremento de ataques en el estado de Benue, particularmente en la región de Makurdi, donde más del 95 % de la población es católica

fuente Ecclesia

Al menos 200 cristianos fueron brutalmente asesinados por islamistas el pasado fin de semana en el estado de Benue (Nigeria), en lo que pocos dudan en calificar como una de las peores masacres ocurridas en la región. El ataque, llevado a cabo por radicales armados, tuvo lugar durante la noche, mientras las víctimas dormían en alojamientos temporales para desplazados internos por causa de su fe.

Los asaltantes, que irrumpieron en la plaza del mercado de Yelewata, en el área de gobierno local de Guma, cerca de Makurdi, gritaron «¡Allahu Akhbar!» («¡Alá es grande!») antes de comenzar la matanza. Las víctimas fueron quemadas vivas, acuchilladas y ejecutadas con disparos cuando intentaban huir. Un informe inicial de la Fundación para la Justicia, el Desarrollo y la Paz (FJDP) de la Diócesis de Makurdi describió la escena como «una monstruosidad, una visión que nadie debería contemplar», señalando que algunos cadáveres estaban «quemados hasta quedar irreconocibles: bebés, niños, madres y padres simplemente aniquilados».

El padre Jonathan confirmó que el asalto fue «cuidadosamente coordinado», accediendo a la ciudad desde múltiples ángulos y utilizando la cobertura de las fuertes lluvias.

El párroco de Yelewata, el padre Ukuma Jonathan Angbianbee, relató a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) cómo él y otros desplazados internos escaparon por poco de la muerte, tirándose al suelo de la casa parroquial al oír los disparos. El padre Jonathan confirmó que el asalto fue «cuidadosamente coordinado», accediendo a la ciudad desde múltiples ángulos y utilizando la cobertura de las fuertes lluvias.

Previamente, la misma tarde de la masacre, la policía había logrado repeler a los atacantes cuando intentaban asaltar la iglesia de San José de Yelewata, donde dormían hasta 700 desplazados internos. Sin embargo, el grupo de radicales se dirigió posteriormente a la plaza del mercado, donde prendieron fuego a las puertas del alojamiento con combustible antes de abrir fuego en la zona donde pernoctaban las víctimas.

La cifra inicial de fallecidos, que era de al menos 100, fue pronto actualizada a 200 por la FJDP, confirmando esta atrocidad como la peor en una región que experimenta un aumento constante de ataques. Existen «crecientes indicios de que se está llevando a cabo un asalto coordinado para obligar a toda la comunidad a abandonar la región». El padre Jonathan y otros clérigos criticaron la respuesta de la seguridad, indicando que la policía estaba mal preparada y no pudo evitar el ataque al mercado.

El papa León XIV, en el Ángelus del pasado domingo 15 de junio, expresó su oración por los «brutalmente asesinados» en la «terrible masacre», la mayoría de ellos desplazados internos «acogidos por la misión católica local». El Sumo Pontífice ofreció su oración por la seguridad, la justicia y la paz en Nigeria, y especialmente por las «comunidades cristianas rurales del estado de Benue que han sido víctimas implacable de la violencia».

La masacre se suma a un incremento de ataques en el estado de Benue, particularmente en la región de Makurdi, donde más del 95 % de la población es católica. Líderes de la Iglesia local han solicitado en repetidas ocasiones ayuda internacional, denunciando un «plan yihadista en marcha para apoderarse de las tierras y llevar a cabo una limpieza étnica de la presencia cristiana en la región».

ACN ha condenado «esta nueva masacre contra la comunidad cristiana» en Nigeria y ha hecho un llamamiento a «oraciones constantes por el fin de la violencia» que tiene como objetivo a los cristianos en el país africano.