´Fue el sábado día 5 de abril del 2003, a las 20:00 horas, en la calle Ferrari. Fotos tamaño carnet, cartel de niños del Tercer Mundo. La leyenda que tenían era: ´Me violaron a los cinco años´. ´Tuve que elegir entre la guerrilla o la muerte, y escogí mal´. ´Estoy viviendo en una mina´. Había dos personas con la cara blanca portando una pancarta que decía ´No a la guerra del hambre´. Detrás otros portaban a una persona tendida en una cruz y terminaba la representación con otra pancarta con el mismo mensaje. Y detrás nadie, el más absoluto vacío, nadie. Ni un representante político, ni una central sindical, nadie, nadie, nadie, la gente pasaba y miraba sin querer ver. Y pregunto: ¿Dónde estaban aquellos cientos de vallisoletanos que hace días clamaban por las calles contra la guerra? Supongo que habrán ido a entregar, según puedan, algún donativo para remediar el hambre que ahora habrá más que nunca. En el Congo, en los últimos años, han muerto más de dos millones y medio de personas, la mayoría civiles. Sólo en los últimos ocho meses han muerto más de 40.000 personas, la mayoría civiles y estos dos últimos días han fallecido mil civiles. Yo pregunto: ¿La carne negra no duele?»
Por José Martín Risueño, Valladolid
